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Lo peor de ser un príncipe claramente es socializar con personas que solo les interesa que diga lo que ellos quieren, es demasiada hipocresía y eso no lo tolero, lucir siempre perfecto y ejemplar porque es todo lo que esperan de mí. No es que no aprecie este reino, lo hago, pero no me gusta tener que fingir ser perfecto ante todos.
Justo estoy saliendo de una asamblea que se llevó a cabo en la ciudad, esto cuenta como parte de mis responsabilidades como príncipe heredero, pues al final de este año seré coronado y las cosas están más tensas por ello. Ni bien he terminado de salir del lugar cuando miles de reporteros se me acercan haciéndome toda clase de preguntas y acercando esos molestos micrófonos hasta a mi cabello, sin mencionar los miles de flashes de las cámaras que por poco y no me quedo ciego. Intento agachar la mirada ante todo eso, pues no me gustan las fotografías, acelero el paso para llegar más rápido al auto con mis guardaespaldas siguiéndome e intentando cubrirme de las cámaras y alejando a los reporteros…
—¡Príncipe Heredero! ¿Que planes tiene para Goldenland y su pueblo? —interrogan.
—¿Puede darnos un comentario sobre la asamblea?
—¡Su alteza! ¿Ya eligió a alguna dama para casarse?
—¿Qué le espera a Goldenland durante su reinado? ¡Responda, por favor!
Mi paciencia se agotó. Me di la vuelta luego de un suspiro pesado y me dirijo hacia ellos con un tono seco y cortante:
—Todas sus inquietudes serán cordialmente resueltas el día de mi coronación a finales de este año. No habrá más comentarios. —me di la vuelta nuevamente y entre lo más rápido al auto que me esperaba.
Al sentir el frío aire acondicionado del auto pude comenzar a relajarme, mu chófer arrancó para encaminarnos al colegio donde esperaba con ansias volver a verlo luego de una mañana atareada. Súbitamente, mi chófer interrumpe el silencio…
—¿Día duro, su alteza?—habló.
—Muchísimo. —respondí casi en un suspiro. —¿Conseguiste lo que te pedí?
—Por supuesto, revisé en el cajón del asiento medio. —hago caso a sus instrucciones y ahí encuentro una pequeña cajita de regalo de color cian, la abro ligeramente y encuentro un dije plateado en forma de mariposa... y no puedo evitar ladear una sonrisa.
—¿Es para su novia?—pregunta.
—Para un amigo, de hecho. —un silencio incómodo aparece por unos segundos. —Es solo un detalle, no es nada fuera de lo normal, relájese.
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◇End With This Curse◇
RomanceLas relaciones homosexuales son más comunes en esta época, pero en la realeza no son tan bien vistas, sobretodo si se trata de sus herederos, pues siempre termina en una tragedia por culpa de una vieja maldición... Aquí les contaré la historia de un...