Subasta De Citas

Capitulo 2

────────── ♡ ──────────

El patio de la escuela estaba repleta de estudiantes y familiares, la música a alto volumen resonaba a su al rededor, las risas por los juegos y bromas se unía al bullicio de lo que estaba siendo una divertida feria.

_¡Freen! ¡Freen, aquí! - el mayor de los Sarocha llamaba a su hermana, Billy era uno de los más esperados en la subasta de citas, pero lamentablemente para muchos, no se había inscrito.

_Ya estoy aquí, lo siento, se me hizo tarde - Freen frenada sus pasos, se notaba exhausta por su respiración - conseguí cincuenta dólares más - mostró con emoción, su abuela se lo había pagado a cambio de limpiar el tejado - ¿Aún no comienza? - vió el escenario con preocupación, esperaba que aún no hubiera salido Becky.

_Llegaste a tiempo - respondió Nam, se encontraba de brazos cruzados, hace poco logró ver a Mind detrás de las cortinas. Quería ver quien era el tonto o tonta que saldría con ella, solo por curiosidad - ya va a comenzar.

_ Limpiate la cara - señaló Billy - tienes barro.

_No es barro... - respondió Freen con vergüenza, se había caído en el camino.

Billy dió un paso lejos de ella, sería mejor mantener su distancia por el momento.

_¡Ya va a comenzar! - Baitoey llegaba con el resto del grupo, la mayoría había crecido junto en el mismo salón y ahora eran grandes amigos.

_¿Ustedes van a ofrecer? - preguntó Marcos, el primo de Nam. Traía su boca llena de palomitas, sostenía un cubo grande y no se detenía de comer, estaban dulces.

_No - respondieron todos.

_Sí - Freen fué la única del grupo en afirmar, su alegría se notaba a kilómetros.

_Hola a todos - la encargada de presentar salía finalmente, siendo recibida por gritos de emoción - gracias por venir, sé qué han estado esperando mucho y....

_¡Que empiece de una vez! - gritaron todos, asustandola.

_Sí...claro - se apresuró a leer el papel en su mano - bien. ¿Ya saben cómo es esto?

_¡Sí! - nuevamente la asustaron.

_Ok, ok - volvió su vista a la hoja - empecemos - se hizo a un lado - nuestro primer estudiante en participar es uno de los mejores futbolistas de la escuela. Sus pasiones son el dibujo y bailar, tiene 19 años y quiere que sepan que será la mejor cita que hayan tenido. Con ustedes, el estudiante Dew - presentó.

El pelinegro salió de detrás de las cortinas rojas, traía un traje negro que se adaptaba perfectamente a su atlético cuerpo y su adorable sonrisa hizo enternecer a muchos.

Se detuvo en el centro del escenario y llevó sus manos a sus espaldas, a esperar que el mejor postor aparezca.

_Bien. ¿Quién desea una cita con este apuesto chico? Las propuestas comienzan ahora - pronunció la presentadora.

Los demás estudiantes veían la competencia, incluso profesores. En cada esquina alguien más ofrecía un monto más elevado, hasta que llegó el monto final.

_Doscientos quince dólares - ofreció una chica de su mismo salón, al parecer tenía un crush con él desde hace mucho.

_¿Queda en doscientos quince? ¿Alguien más? Doscientos quinto a la una, doscientos quinto a las dos...- varios negaron, no les alcanzaba - la estudiante con el número catorce obtiene una cita con el estudiante Dew - anunció - felicidades.

Todos rieron cuando la chica gritó emocionada y salió corriendo al lado del escenario, dónde se encontraría pelinegro y terminaría todos los detalles del acuerdo.

_Ofrecieron mucho - pronunció Freen, estaba preocupada - ¿Y si no me alcanza?

_Tú tranquila, ví a muchos gastarse su dinero en los juegos, no creo que tengan más de doscientos cincuenta - Billy se notaba confiado.

_¿Y tú por qué tan seria? - preguntó Marcos a su prima, siguió su mirada y pronunció un ligero "o" al ver a Mind en el centro del escenario - interesante.

_Escucho sus propuestas - comenzó la subasta para obtener una cita con Mind Sawaros - ¿Quien comienza?

_Diez dólares - la del primer año nuevamente levantó la mano.

Mind retó con la mirada cuando Nam rió por lo bajo, sabía que se estaba burlando.

_Mil dólares - una voz grave se escuchó a un extremo, dejando asombrados a todos.

Nam borró su sonrisa y miró directamente a ese chico alto que mantenía una sonrisa mientras mirada a Mind.

Brahm - pronunció la rubia apretando los dientes, ese tonto se ponía nervioso cada vez que Mind pasaba frente a él, pero nunca se acercó a hablarle.

_Wow...mil dólares - la presentadora no salía de su asombro - alguien...¿Alguien da más? - preguntó dudosa, era casi imposible que alguien tenga más dinero.

_Mil cien dólares - las expresiones de asombro no faltaron, la mirada de Brahm se encontró con la de Mind al buscar aquella voz femenina que había subido su propuesta.

_¡Mil doscientos dólares! - ofreció Brahm _¡Mil trescientos dólares! - gritó Nam, Mind intentaba regañarla con disimulo.

Sus amigos miraban sorprendidos a su rubia amiga, se supone que no iba a ofrecer.

Brahm murmuró con frustración y metiendo sus manos a sus bolsillos, sacó unos cuantos billetes, comenzando a contar de manera rápida.

_Mil trescientos a la una - comenzaba a contar la presentadora - mil trescientos a las dos...

_¡Mil trescientos cincuenta dólares! - gritó Brahm, levantando los billetes con nerviosismo.

Nam comenzaba a frustrarse, el conteo comenzaba otra vez y ahora, Nam estaba pensativa, mirando a Mind una y otra vez.

_Y...- la presentadora iba a dar por terminado la subasta.

_¡Mil trescientos cincuenta y dos dólares! - gritó Nam con los ojos cerrados, se gritaba internamente por lo que estaba haciendo.

_Mil trescientos cincuenta y dos a la una - Brahm volvía a buscar en sus bolsillos - Mil trescientos cincuenta y dos dólares a las dos...- todos esperaban expectativas - ¡La estudiante con el número treinta obtiene una cita con Mind Sawaros! ¡Felicidades!

Mind gruñó con enfado, y mirando una última vez a Rosé, se retiró del escenario para esperar a un lado, esa chica era una molestia.

_Wow...- Nam escuchó a su lado, sus amigos la miraban atónitos.

_Qué - respondió desafiante, sus amigos negaron de inmediato y se hicieron a un lado cuando la rubia cruzó, tenía que ir a terminar los últimos detalles de la cita - ¿De dónde demonios saco mil trescientos cincuenta y dos dólares? - murmuró con preocupación.