⠀⠀⠀⠀✩✩✩ | CHAPTER NINETEEN

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—¿Dónde está la frente, Dick? —preguntó Jason, y su novio rió mientras rodaba los ojos, mientras el mayor dejaba un beso en su frente— ¿Dónde está la sien, Dickie? —Y dejaba un beso en su sien, llevaba haciendo eso largo rato—. Oh, que sorpresa, nene, hay una sien de cada lado, dos besos, una en la derecha, —dejó un beso en su sien izquierda—. Y una en la izquierda —tomó su barbilla para dejar un beso en su sien derecha, girando su rostro un poco.

—¿Eres dislexico? Esa no es la derecha y la otra no es la izquierda —dijo Dick para molestarlo.

—En realidad tengo déficit de atención, a veces se confunde.

—¿En serio?

Jason asintió haciendo un puchero.

—Oh, mi nene —Dick tomó sus mejillas—. Sigue repasando las partes del rostro, anda —Dick cerró sus ojos y arrugó su nariz, haciendo reír al mayor.

—¿Y la nariz, Dickie? —Se acercó para frotar su nariz en la de su novio— ¿Sabes dónde está?

Dick negó y frotó su nariz levemente contra la de Jason.

—Pues empieza por aquí —Dejó un beso casi en el entrecejo del menor— .... Sigue por aquí —Besó el puente de su nariz— ... Y esta es mi parte favorita —Besó la punta de su nariz.

—¿Por qué es tu favorita?

—No sé, es pequeña y adorable y puedo hacer esto —Colocó un dedo en la punta de la nariz y presionó levemente como si fuera un botón—. Boop.

—A ver, Jason, la cabeza, ¿Dónde está? —preguntó Dick en tono de burla.

—Aquí —El mayor tomó sus mejillas y movió su cabeza a cada lado.

—¿Y la otra?

—¡Dick! —Jason se preguntaba por qué el menor era tan pervertido.

Dick comenzó a reír y su rostro se tiñó de rojo, Jason rió con él.

De esas formas tontas Jason lograba entretener a Dick todo el rato que duraba la quimio, y hasta lo motivaba tanto que no salía tan cansado, a pesar de que le dolía el cuerpo, su alma y su corazón estaba cargados de felicidad que podía transformar en energía con la que podía aguantar toda su vida si quería.

Porque Jason era lo que más lo llenaba de felicidad, completamente.

Aunque la vez en la que el médico le dijo que habían terminado con la quimioterapia y que iría a su primer trasplante de médula podía pelear mano a mano con la felicidad de tener un novio como el suyo.

Y esperando en una camilla del hospital, de la mano de Jason, el mayor habló como un niño pequeño:

—¿Te cuento algo muy triste?

—De acuerdo, Jason —Dick miró el puchero que el menor cargaba en sus labios.

—No me dejaron donar médula para mí novio maravilla —dijo y exageró su puchero.

Dick rió y negó.

—Claro que no, tonto, si apenas sales de estar enfermo.

—Bueno... Pero me hacía ilusión.

—Hey, ya me has donado amor, Jason, ¿Quieres dar más? Ya das mucho por mí, por esto... Eres genial.

—¿Momento cursi? Mmm... Me gusta.

Dick dejó caricias en sus manos, sonriendo totalmente enamorado.

—¿Sabes que me gusta mucho y que estuve pensando últimamente? —Jason alzó una ceja—. Que al principio... Me necesitabas más de lo que yo te necesitaba a tí, digo, estabas muy mal y estuve yo para apoyarte... Y cuando yo no pude más estabas ahí para mí e hiciste lo mismo por mí. No siempre encuentras a alguien que te dé lo mismo que tú.

Jason sonrió algo complacido, como si lo hubieran reconocido por hacer un buen trabajo.

—Es lo justo, es como debería ser, creo yo.

—Yo también lo creo.

—Funcionamos muy bien, amor —dijo Jason, alzando sus cejas varias veces— El mejor equipo. Hashtag JayDick.

—¿Por qué no DickJay? —dijo Dick, frunciendo el ceño.

—Porque soy mayor y voy primero porque nací primero.

—Excusas, excusas.

—Ixcisis, ixcisis.

—Jason Todd, quiero golpearte.

—Oh, vamos, pelea, que no tendré piedad, nene.

—Nada de golpes —la puerta de la habitación se abrió y el doctor habló al ver a Jason con los puños al frente y dando puñetazos al aire, haciendo que este sintiera vergüenza, se ruborizara y bajara la vista, para risas y burlas del menor.

CHEMO ── JAYDICKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora