Capítulo 2

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La primera semana

Ya era mitad de semana y los primeros días fueron llevados con normalidad, hoy Ana me propuso caminar por los jardines ya que al ser mi primera semana no tenía ninguna terapia o actividad según entendí era una regla de aquí que la primera semana fuera de acoplamiento para que pudiera conocer el lugar y acomodarme a los horarios y espacios.

– Juegas ajedrez?- Ana caminaba a mi ritmo uno bastante lento pero con la diferencia que ella se veía tranquila mientras yo me sentía muy cansada.

Me la había pasado encerrada en mi habitación por meses apenas caminaba para ir al baño y ahora en cuestión de solo tres días había caminado más que en todos esos meses.

– No- respondí sin ánimos.

– Quieres aprender un poco? Yo puedo enseñarte.

– Preferiría que no, no me siento con ánimos.

– Vamos será divertido, puede que te guste- me tomó del brazo y caminamos hacia unas pequeñas mesas de piedra que tenían el tablero pintado pero no tenían las piezas- Las piezas están aquí- habló como si respondiera a lo que estaba pensando.

Nos sentamos y comenzó a enseñarme el juego, era la primera vez que prestaba atención y realmente se me hacía interesante pero lo que más me gustaba era que distraía mi mente, al ser una persona con ansiedad me la paso todo el tiempo imaginando posibles escenarios de lo que podría pasar o no, lo que podría decir o no, lo que podría hacer o no y muchas cosas más era algo que trataba de evitar pero en este juego el pensar en lo que puede pasar o no y lo que se puede hacer era permitido así que mi mente se concentraba solo en ello silenciando automáticamente otros pensamientos que me consumían día a día.

– Y así es como se juega, quieres practicar un poco?

Asentí y empezó la partida, no puedo negarlo realmente fue divertido el silencio no era incómodo como lo habían sido los días pasados, era claro que no necesitábamos hablar pues prácticamente nos comunicabamos con cada movimiento era muy interesante, a los pocos minutos terminamos el juego yo había perdido pero aún así me sentía tranquila, jugamos unas partidas más y nos fuimos al edificio porque el sol comenzaba a quemarnos la piel.

Nat me esperaba en la puerta de mi habitación por algún motivo solo se acercaba a mí y quería estar cerca de mí todos los días era algo inquietante ya que en algunos momentos yo solo quería mi espacio y estar sola.

– Hola Charlotte vi por la ventana cómo jugabas ajedrez con la enfermera.

– Ah... sí- entre al cuarto y Nat pedía permiso con la mirada para entrar.

– Entra

– Gracias- sonrió- Ana no me cae bien, quiere meternos a todos en su club de nerds que juegan ajedrez ya me tiene harta.

– Es divertido- dije suavemente.

– Si tú lo crees- guardó un pequeño silencio no parecia feliz por mi respuesta- aún así te tocaron los mejores enfermeros en especial Sam, acaso tu familia tiene mucho dinero?

En realidad era todo lo opuesto mi familia no tenía dinero, mi madre tomaba turnos en 3 trabajos distintos para poder llegar a fin de mes, mi hermana mayor se había casado con un hombre rico pero apenas tuvo la oportunidad se alejó de nosotras como mi padre y mi hermana menor estaba terminando la universidad, lo cual me hacía preguntarme de donde había sacado el dinero mi madre para meterme a este lugar.

– No, tal vez fue solo suerte

– Pues vaya suerte la tuya... ese enfermero Sam es bastante amable, el fue mi enfermero cuando llegué aquí, no te puedo negar que el chico es lindo y atento pero no te ilusiones si es así contigo al final solo es trabajo, yo cometí el error.

Entre Las Sombras Del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora