Una noche en el Bribon

Ahora me toca a mi

Se levantó como siempre, abrazando la almohada de Felipe, era una costumbre que había adquirido desde el primer instante, su marido y su maldito hábito de salir a correr por los jardines de palacio a las seis de la mañana. Bueno en parte agradecía aquello, él se mantenía en forma y eso a ella la volvía loca, a ella y a la mitad de las malditas mujeres del País, sobretodo a la estupida de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Ayuso, que parecía querer comerse a su hombre. Suspiro y se cubrió su desnudez con su bata de seda para luego hacerse su skin-care matutino.

Se asomo por la ventana y el corazón casi se le para cuando vio entrar un jeep negro con los cristales completamente tintados, del que se bajaba Pablo, jodidamente perfecto como siempre, en ese momento Felipe llegaba a la altura de su primo y se saludaban con un abrazo y dos besos y los muy malditos ponían la misma sonrisa o eso parecía a los ojos de ella. Una corriente recorrió su espina dorsal, ¿ellos no estarían pensando hacer nada allí?.

Su vista enfoco en como Pablo entraba en el pabellón de su suegra y Felipe entraba en casa, cuando llego a la habitación de ambos no lo dejo casi ni entrar, lo golpeo en el pecho con el dedo y lo empujo contra la puerta

F: Pero mi amor
L:Ni mi amor ni san mi amor, os habéis vuelto locos o qué, ¿qué demonios hace Pablo aquí?, no vamos a hacer nada
F: No estaba en nuestros planes, tenemos una cuestión que tratar

Beso los labios de su mujer calmadamente y después su frente para entrar a bañarse. Se quedo ojiplática cuando le dijo aquel no estaba en nuestros planes, ¿perdona?, ohhh señor!!!, odiaba a esos dos jodidos dioses griegos y ahora estaba horriblemente excitada y su marido directamente la había "ignorado", se asomo a la ventaba y vio que Pablo entraba en su casa, bajo las escaleras con la bata medio abierta y haciéndose la encontradiza  lo miro;

L: Buenos días, no esperábamos tu visita
P: Bueno no la esperabas tu, Felipe y yo hemos quedado, dile que lo espero en el despacho

Él paso por su lado y aunque le echo una mirada de arriba a abajo que podía derretir el hielo, solamente dejo un suave beso en sus labios y siguió de largo al despacho de su marido. Los muy... se la iban a pagar.

Se vistió con un vestido mas que sugerente, escote en V por delante y con la espalda descubierta, haciendo notar que no llevaba sujetador, ni bragas pero eso lo tendrían que descubrir ellos. Se paseo por delante de la puerta del despacho de Felipe que estaba medio abierta y los veía enfrascados en una conversación, como no, en Griego y eso la ponía mucho mucho más cachonda, no entendía nada de lo que decían pero escuchar esas dos voces profundas en aquel idioma que casi ni se hablaba ya, le mandaba corrientes eléctricas a cierta parte.

Noto la mirada de ambos hombres en ella, como literalmente se la comían y se mordió el labio de manera inocente.

F: ¿Pasa algo mi amor?
L: No, me preguntaba si Pablo iba a comer aquí

El aludido negó y ella frunció el ceño- ninguno de los dos comeremos aquí-, abrió los ojos ante las palabras de su marido que en ese momento recibía una llamada y salió del despacho, haciendo que se mosqueara, se acerco a Pablo y lo cogio de la solapa de la camisa, él se soltó con suavidad y la sentó en el escritorio, colándose entre sus piernas y acariciando sus muslos hasta notar la falta de ropa interior de ella.

P: Mi sexy Reina va provocando por Palacio
L: Claro, como me hacéis tanto caso

La ironía era palpable en su voz y comenzó a jadear cuando sintió las caricias del heredero griego en su intimidad y los mordiscos en su cuello

P: No te ignoramos pero ahora hay algo que nos apremia

Metió dos dedos dentro de ella y comenzó a moverlos suavemente, Letizia se apoyo en el pecho de Pablo y busco sus labios. Felipe lo observaba desde la puerta apoyado y sonreía de medio lado, se puso detrás de su primo, susurrándole algo al oido y Pablo saco los dedos de dentro de ella para después chuparlos- Deliciosa como siempre-, ella abrió los ojos y los miro furiosa.