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03:30 de la mañana y aún no podías dormir. Tenias el sueño ligero y había empezado a llover, el sonido de las gotas de lluvia chocando con tu ventana era muy ruidoso.
Extrañabas a tu novio. Se veían todos los días, hacían todo juntos, literal parecían chicles pegados, pero aún así no era suficiente, 24 horas no es suficiente. Necesitabas más. Que mejor idea que ir a colarse en su cama.
Saliste de tu fría cama y te pusiste tus pantuflas. No era buena idea dormir con short y polera corta con este frío.
Sin hacer mucho ruido te dirigiste por el largo pasillo a la habitación de tu novio.
Amabas dormir con el. Megumi es calentito y suave como un osito.
Con el cuerpo congelado llegaste a su habitación y abriste con cuidado la puerta, "¿No puso seguro?, que raro, normalmente lo hace" ,pensaste.
Entraste y pusiste seguro a la puerta.
Megumi estaba durmiendo, su respiración era tranquila. "Es tan lindo cuando duerme, parece un bebé", susurraste mirándolo.
Y sin pensarlo dos veces, te metiste en su cama, la cual estaba calentita, no como la tuya que estaba helada y fea. No sabias si era solo tu idea, o la cama de Megumi es realmente más cómoda.
Te acomodaste en su pecho y te abrigaste, quedando bien pegada a el. Sonriendo.
—No podías dormir?.
—Que no estabas dormido? — dijiste sorprendida al escuchar su voz ronca.
Levantaste tu cabeza de su pecho y lo viste, aún tenía los ojos cerrados.
—Estaba, Pero me despertó el trueno que cayó hace rato — dijo abriendo los ojos ligeramente y observándote desde abajo.
—Uy, yo pegue un salto cuando cayó, casi me muero... Gumi, te olvidaste de poner seguro a tu puerta.
Dijiste aún viéndolo.
—No lo hice — contestó en voz baja — cuando empezó a llover supuse que no podrías dormir, tienes el sueño ligero, así que deje abierta la puerta porque vendrías.
Es que este chico te conocía tan bien.
— Como sabias que vendría, y si no lo hubiera hecho?.
—Siempre lo haces, la vez pasada te molestaste porque estaba la puerta cerrada.
—Verdad — no podías negar nada, Gumi esta en lo cierto — Me podrías abrazar, tengo frío.
Sin contestar te abrazo, pusiste tu cabeza en su pecho y así se quedaron. Con sus brazos a tu alrededor, y tu cabeza en su pecho.
—Estas tan calentito —dijiste sonriendo.
—Y tu tan helada.
—Mi habitación es más fría.
—Cierto.
Unos segundos en silencio. La lluvia ya estaba cesando. Ya estabas cómoda y abrigada. Casi durmiendo.
—Gumi — dijiste en voz baja.
—Mmm
—Te amo...
—Yo también te amo, corazón.
Respondió igual en voz baja, aferrándose más a ti.
No podías pedir mas. Con el corazón contento y una suave almohada, ósea Megumi, estabas lista para dormir.
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