Hoy era una de esas noches en las que el pequeño Megumi de 5 Años tenía una pesadilla. Eran algo habituales, pero las tomaba bien.Mientras dormías escuchaste que abrían tu puerta y eso bastó para despertarte. Aún adormilada viste a tu pequeño hijo adentrase a la habitación. No te preocupaste, pues casi siempre se escurría allí, pero esta vez lograste ver sus ojitos llorosos y en seguida te pusiste alerta.
—¿Que pasa corazón? — mientras te incorporabas en la cama él subió en ella y se acomodó en tus brazos. —¿Soñaste algo feo?.
Sus sollozos se hicieron algo fuertes. Lo abrazaste en tu regazo mientras lo tapabas con las sábanas y mantas de tu cama, estaba helado.
—¿Que pasó mi vida? — tu voz era dulce y suave, el tono maternal que siempre utilizabas con tu bebé.
Su mano apretó con fuerza tu pijama, aferrándose a ti. Su cabeza estaba enterrada en tu pecho. Solo era un bebé indefenso en los brazos de su mamá.
—Soñé algo muy feo. — dijo en voz baja y entrecortada.
— Que soñaste? — acariciabas su negro cabello y su pequeña espalda.
Sollozo nuevamente — Soñé que te ibas y me dejabas solo, igual que el.
Su voz mostraba dolor y desespero. Tus ojos se cristalizaron, era la primera vez que Megumi lloraba así por una pesadilla. Es un niño muy inteligente y al soñar algo feo solo llegaba a tu habitación diciendo "puedo dormir aquí, Mamá".
Esta vez era diferente.
Sabias que tu hijo tenía un miedo al abandono, desde que su papá se fue, sin decirle nada. ese miedo lleva casi un año con el. Fue difícil para ambos, pero no dejabas que tu hijo te viera vulnerable ante el tema.
después de todo tú eres la Madre, y siempre te tienes que mostrar fuerte ¿cierto?...— oh bebé — con suavidad empezaste a mecerte con él en brazos — yo nunca te voy a abandonar. Nunca jamás. Eres mi bebé, eres mi hijo, mientras yo viva jamás vas a estar solo, no lo olvides, soy tu mamá, y estaré aquí contigo ahora, mañana y siempre.
Levantó su cabeza y pudiste ver un puchero en sus labios. Dejaste un beso en su cien sin dejar de acariciarlo. Después de un rato meciéndolo logro reconciliar el sueño.
Te acostaste con él aún en brazos, ya estaba completamente dormido. Tenía los ojos hinchados. Sus pestañas estaban mojadas.
Ya no pudiste dormir, así que te quedaste observándolo. No podías sacar lo que dijo de tu cabeza. Siempre intentabas dejarle en claro que jamás lo abandonarías.
pero es un niño, es inseguro.Pero tú ya eras una adulta, y así como cada día te esforzabas para que nada le faltara a tu hijo te esforzarías el doble. Porque tu hijo es lo único que tienes. Al ser mamá joven tus padres te dejaron de lado, al principio estabas con el, pero terminó huyendo de un día para otro.
Hoy en día, no necesitabas la ayuda de nadie, mientras tengas a Megumi a tu lado bastaba.
La Paz de Megumi es tu paz. Y le harías saber siempre que eres su madre y que estás orgullosa de que él sea tu hijo.
Siempre
...