La peluquera de los pandilleros

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Muchos le habían dicho que tenía arte en las manos

Podía tejer sin problemas, al dibujar plasmaba a la perfección lo que tenía en mente y su pasatiempo favorito era la arcilla, ella creaba arte con sus manos

Pero le gustaba la peluquería, era su pasión, desde joven le cortaba el cabello a su mamá o a las amigas de esta, era bueno porque ganaba un poquito de dinero, por eso ahorró por su sueño, trabajó duro para tener su propio salón de peluquería situado en un lugar tranquilo, le cobraran muchísimo más caro por un salón en el centro de la concurrida cuidad de Tokyo

Estaba muy feliz, era algo pequeño pero desde abajo se empezaba

Le pidió a su familia y amistades que corrieran la voz, sabía que no tardaría en tener clientes

°°°°°°

—¿Lo de siempre?— preguntó viendo las raíces rubias brotar desde el centro de aquel cabello rosa

—Lo de siempre linda—

Rió al oír el apodo que Sanzu le había puesto desde la primera vez que llegó a su salón

—Si me sigues llamando por ese apodo me voy a sonrojar— admites mientras te ponías los guantes para preparar el tinte

—Es que eres linda—

—Ya para Sanzu, la incomodas—

Koko bajó su revista, tenía una bolsa de plástico en la cabeza la cual cubría su tinte, primero le habías hecho su corte y después lo habías teñido

—Tranquilo Koko, Sanzu no me incomoda en lo absoluto— le tranquiliza la chica sonriendole

Sanzu mirando al espejo le sacó la lengua a Koko que en respuesta le alzó el dedo corazón

—¿No nos vemos genial?—

Rindo, quien estaba bajo una secadora y con rulos puestos le pasa la revista que leía a su hermano quien también tenía su cabello teñido dentro de una bolsa de plástico

En la revista estaban ambos con un cartel de se busca

—Jajaja— rió Ran viendo las fotos —nos vemos geniales—

Si, sus clientes más habituales eran los más buscados de Japón, mafiosos temibles que no dudan a la hora de matar iban a su peluquería a arreglarse el cabello, cabello más bonito que el de ella por cierto

¿No estaba asustada?, ¡par nada!, le encantaba hablar con ellos y sus compañía era grata, aparte de que le pagaban hasta mil dólares por un simple corte y eso era mucho de lo que ganaba hasta la peluquera más costosa en salones de belleza de alta gama, ella era una chica dueña de un local decente que poco a poco ganaba fama y con todo el dinero que reunía tendría en breve un salón más grande, más bonito y moderno

—Cuarenta y cinco minutos como ya sabes— le recordó a Sanzu quitándose los guantes —Mikey usted es el siguiente— avisó mirando al susodicho que terminaba de comer un dulce

—Si— respondió

Jefe y subordinado cambiaron de puestos, estaba lista para empezar a tratar el cabello de Mikey pero justo en ese momento tocaron la puerta

Todos llevaron sus manos a donde tenían sus pistolas por precaución

—Seguro es el repartidor, mis clientas saben que este día siempre lo tengo reservado para ustedes— trató de calmar a los demás, aunque igual tenían sus armas listas en cualquier caso

Se dirigió a la puerta abriéndola un poco, efectivamente era el repartidor con varias cajas en el suelo

—¿Usted es t/n t/a?—

—Soy yo—

—A pedido de usted le traigo cuatro cajas de tinte, guantes, varios set de brochas, cepillos para el cabello, una plancha para el cabello, ganchos y spray para el cabello— el repartidor le extendió un bolígrafo y la lista con todos los artículos que mencionó —por favor firme—

—Muchísimas gracias, ya me urgían algunas de estas cosas— le agradeció firmando donde le indicó

—¿Quiere que le deje sus cajas adentro?—

—Si no es mucha molestia—

Abrió por completo la puerta dejando pasar al repartidor con las cajas en brazos, las dejó con cuidado en el suelo bajo la penetrante mirada de aquellos mafiosos

—¿Señorita necesita ayuda?— susurró el repartidor algo nervioso —estos tipos se ven peligrosos—

—¡Para nada!, son unos amores—

Cuando giró su cabeza todos le sonreían con amabilidad y dulzura, pero cuando dejó de mirarlos volvieron a tener una mirada fría, Sanzu pasó su pulgar por su cuello dando una clara y sutil señal

—Si-si usted dice— tartamudeo con miedo el repartidor

Cuando se fue y ella se dio la vuelta todos volvieron a sonreírle


one-ѕнoт тoĸyo revengerѕDonde viven las historias. Descúbrelo ahora