capitulo 2

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CAPITULO 2

"A veces es mejor mantener tu boca cerrada y dejar que la gente se pregunte si eres tonto que abrirla y eliminar toda duda"

- James Sinclair.

Concuerdo completamente con James Sinclair. Por favor, acercarse a un desconocido y decirle "¿Quién eres?" Y después que ese extraño guaperas te diga con una mirada fulminante" no me hables" pronunciando cada silaba con tremenda paciencia en un tono de disgusto al referirse a mí persona, como si fuese una especie de animal molesto, algo así como una mosca, puede ser que el chico sea todo un bombón, pero su personalidad estropea todo lo demás, por Dios, no tenía por qué hablarme así, sé que fui yo la que me acerqué a él pero de todas formas no tenía que comportarse así.

- ¿estás bien?-. Pregunta Beth con tono de preocupación, interrumpiendo mis pensamientos luego de que chico pasara totalmente de mí.

- sí, aunque no podré decir lo mismo al llegar a casa.

- Descuida, si quieres puedo tratar de convencer a tu madre de que eres inocente de entrarle a golpes a un desconocido que te llamo "psicópata demente" mientras accidentalmente le agarraste el trasero cuando Josh te empujo.

Paso una de mis manos por mi cara con cuidado de no arruinar el poco maquillaje que llevo mientras suelto un suspiro.

- Mi madre me va a matar, ahora tengo dos semanas de suspensión. ¡¿Cómo hare una vida social?!

- ¿quieres que me quede contigo?

- No, estaré bien, ve con tu cita.

- ¿segura?

Yo asiento, ella me abraza y se va con Josh a su lado; bajo la mirada hacia mi mano hecha puño, había apretado tanto la mano con las llaves del auto de Beth que me había hecho una pequeña herida. Mi último día había sido terrible, realmente esperaba que mi último día no fuese así, lanzo un cansando suspiro y me resigno a ir al parqueo, mientras lo hago mi mente vuelve al imbécil, era extraño nunca lo había visto antes en la escuela y estoy segura que él no es de los que pasan desapercibido.

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El camino a casa fue realmente corto, me aparco frente a mi modesto hogar y entro, al hacerlo escucho a mis padres en la cocina.

-hola-. Digo al entrar y al instante se callan, extraño.

-hola cariño, siéntate, tenemos que hablar contigo-. Me siento en el desayunador y siento que mi nerviosismo crece y creo que mis lágrimas saldrán.

-por favor, por favor no se divorcien, seré buena hija, ya no comeré galletas pero por favor no se divorcien-. Les digo suplicante, mis padres se ríen.

-no te preocupes cariño, tú padre y yo nos peleamos a veces pero nos amamos y no podríamos vivir el uno sin el otro-. Me tranquiliza mi madre y mi padre me da unas palmaditas en la cabeza, me siento aliviada, no creo poder resistir tener que elegir a uno de los dos.

-entonces... ¿de qué querían hablarme tan seriamente?-.mi madre comienza a hablar cuando yo la interrumpo y me percato de que es.

-Lo siento, lo siento pero es que la señorita Hawkins siempre le da por molestarnos, sé que suena mal que me hayan suspendido el último día de clases pero...

-¡(El nombre de la prota)!, ¿de que hablas? ¿Te han suspendido?-.

- espera, ¿no querían hablarme de eso? -.

-no, pero lo que te diremos ahora será más fácil, tu padre y yo iremos de vacaciones-. ¿Eso era todo?, decirme que íbamos a un lugar estupendo, tanto alboroto por nada.

- ¿y dónde iremos? - Le pregunto entusiasmada - No quiero ser presuntuosa pero nunca he ido a Paris o a Hawái.

-Nosotros a Cancún, tu a la casa de tus tíos-.

-¡¿QUÉ?!, no pueden abandonarme aquí, soy su hija además odio ir a la casa de ellos-. Grito sobresaltada.

-no hay discusión señorita, te iras dentro de dos días y ya no se hable más-. Dice mi madre dando por terminada la discusión, eran tan injustos, como podían hacerme esto, subo enojada a mi habitación y me encierro sin siquiera cenar, mi estómago rugía pero no bajaría, estaba en huelga.

- ¡Jessika! Baja ahora mismo-. Escucho a mi madre gritarme desde la sala.

Yo bajo por las escaleras pesadamente arrastrando mi maleta y los pies, pasaría todo el verano con mis tíos y mis padres en una playa en Cancún, y Beth ya se había ido, este sería el peor verano.

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-hola Jennifer-. Me saluda mi tía con un fuerte abrazo, yo ruedo los ojos sin devolverle el abrazo.

-es Jessika-.Le digo molesta, luego mis dos primos, Yina, una súper perra, y Rone, un idiota en alta potencia me saludan hipócritamente, yo hago lo mismo.

-¿mamá porque tiene que quedarse aquí?-. Pregunta Rone.

- ¡RONE!, discúlpalo Jessika, es que como hace tanto que no venías y estas tan bonita parece que no se acuerda de ti y de lo bien que solían llevarse-. Mentira, siempre peleábamos porque el rompía mis juguetes y Yina siempre quería lo que yo tenía.

Luego de una hora mis padres me dan algo de dinero y una tarjeta de crédito para emergencias y luego se van. Mi tía me enseña mi habitación era algo chica para mi gusto pero tendría que acostumbrarme.

Desempaco mi ropa y la coloco en el closet. Luego decido ir a ver los alrededores, mi tía vivía con George, su esposo, Yina y Rone, que son mellizos y tienen mi edad, su casa era algo grande y viven en un lugar muy tranquilo, casi no hay nadie.

Salgo de la casa a pasear un poco, miro la casa de al lado, era colosal toda una mansión moderna, imaginaba que los dueños daban fiestas diarias o al menos eso esperaba, ya que ese podría ser mi salvavidas del aburrimiento, veo los autos y veo un convertible, lo que quiere decir que vive un chico o una chica joven, ya que ese auto era demasiado juvenil. Como estoy aburrida me acerco a la casa y toco el timbre de mis nuevos vecinos temporales, pasan varios segundos cuando vuelvo a tocar, cuando pienso hacerlo una tercera vez la puerta se abre y no hay nadie, bajo la mirada y si hay alguien, es una niña pequeña con unos 6 o 7 años quizás, es preciosa cabello y ojos caramelo y piel realmente blanca.

-hola nena-

-ella me mira con algo de desconfianza.- soy tu nueva vecina me llamo Jessika y viviré al lado por unas semanas-. Digo al bajarme para quedar a su altura.

- ¡Mary! ¿No te digo siempre que no le abras a nadie?-. Escucho una voz masculina, sus pasos son cada vez más cercanos y fuertes. Diviso una mano que jala a la niña dentro de la casa con cuidado de no lastimarla y como estoy agachada subo la mirada para ver de quien se trata. Veo un Jean, más arriba un tremendo torso desnudo y perfecto, y aún más arriba una cara conocida e inolvidablemente pálida y perfecta, para mi mala suerte, era el imbécil.


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