La hermana de mi exnovio [En proceso]

54 - Mis 18 I

¡Hola, familia!

Por fin me he recuperado en gran medida y he podido escribir un capítulo después de estos largos días sin tocar el teclado. Nuestra Ani se nos hace mayor, quiero llorar de la emoción. Me recuerda a las lectoras que comenzaron a leer esta historia siendo unas adolescentes y a día de hoy ya son mayores de edad. Espero que lo disfruten y que se queden con ganas de que siga la fiesta por el cumple de Ani.

¡Un besote!

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Mis 18 I

LAURA

*Contenido exclusivo de la versión editada*

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ANA

Ya soy mayor de edad oficialmente.

Un número simbólico elegido por convención social determina que ya dispongo de las capacidades necesarias para asumir la responsabilidad de mis actos. Como todo, tiene sus ventajas y desventajas. En mi caso, las desventajas son mínimas y la sensación de libertad se disparó cuando desperté el 6 de noviembre, aunque no puedo quejarme de mi adolescencia, pues mis padres siempre han sido flexibles conmigo y me han mimado como si fuera una princesita.

De hecho, durante la cena familiar por mi cumpleaños, ellos colocaron un sobre junto a la tarta como regalo. Dentro había una prematrícula para la autoescuela, lo cual me emocionó mucho. Aunque les dije que no hacía falta que me pagaran todo porque trabajo, ellos insistieron en que era mi regalo con un coche de segunda mano incluido para cuando me sacara la licencia. Mi madre añadió que me tomara el proceso con calma, para cuando me apeteciera comenzar las clases, pero deseando que fuera pronto para que me olvidara de la moto, ya que la consideraba peligrosa.

En el instituto también fui arropada por la calidez de mis amigos y mis compañeros, que me felicitaron a coro en el aula. Algunos profesores como Carmen, incluso la directora McCarthy, me dedicaron unas palabras en privado para motivarme y resaltar lo orgullosos que estaban de mis progresos como alumna y como persona, evolucionando de ser el demonio del instituto a una estudiante de nivel notable con grandes dotes artísticas. Por si fuera poco, encontré notitas de amor de mis admiradoras secretas en mi puesto, detalle del que Mauro se valió para bromear con que ahora soy legal pero esas crías no y podría ir a la cárcel. Había una propuesta indecente de Sandra entre ellas que me hizo reír mucho.

Por supuesto, no todo fue paz y armonía. Mi club de haters no se mordió la lengua al espetar que ahora podían denunciarme a la policía por los daños psicológicos que les causé en el pasado. Por suerte, mi entusiasmo desmesurado me permitió ignorar a los resentidos con facilidad.

Aunque el día de mi cumpleaños fue especial, la verdadera celebración la reservé para este sábado. Mi plan consiste en disfrutar de una fiesta hogareña con mis mejores amigos hasta que el cuerpo aguante. Pedí el día libre en el trabajo a conciencia para relajarme con ellos de principio a fin.

Hoy madrugué antes de que sonara la alarma por la propia ilusión de festejar mi cumpleaños con las personas que aprecio. Lo primero que hice fue revisar los mensajes que había recibido. Aún tenía felicitaciones pendientes de leer y necesitaba confirmar la asistencia de mis invitados.

A mi prima y mis amigas Nerea, Diana y Lorena les habría encantado asistir, pero las circunstancias no les permitieron viajar a la isla por un fin de semana. Mauro tampoco vendrá porque ya tenía un compromiso en un partido de fútbol. Patricia y Roberto sí confirmaron su asistencia, aunque las parejas de ambos no los acompañarán porque tenían otras actividades programadas en sus agendas. Aura también estaba en mi lista de invitados, pero contestó que se encontraba indispuesta, aunque la alegraba que la tuviera en cuenta y me deseaba un día muy kawaii. Por último, y para mi sorpresa, ya que ella era una de mis amigas avisadas con antelación, Carla respondió con un seco: «Lo siento, no puedo ir. Feliz cumple». El resto confirmó su asistencia sin falta.