CAPÍTULO 01: Bar

22 2 0
                                    

Serendipia:
hallazgo afortunado e inesperado
que se produce cuando se está
buscando otra cosa distinta.

Irina.

—¿Capitana? —pregunta el coronel.

—En posición—respondo.

No pierdo de vista mi objetivo: el miembro de una de las mafias italianas que seguimos desde hace meses. Nuestro infiltrado aseguró que hoy retiraría dinero en efectivo del banco, y efectivamente aquí se encuentra.

Desde la mira de mi arma apunto directamente a su cabeza, los otros dos francotiradores en sus posiciones confirman que el área está preparada para proceder con el operativo. El viento es aún más frío en invierno y mi cabello, recogido en una cola alta, revolotea desde ésta altura.

Cada vez que subo a un edificio revolotea como si tuviera vida propia.

Observo a nuestros agentes que están infiltrados como personas comunes dentro del banco, poco a poco lo vamos rodeando hasta que dan la orden de proceder. Inmediatamente los infiltrados sacan sus armas y los detienen. El miembro importante intenta escapar, pero le disparo directo en una pierna, dejándolo inmovilizado.

—¡Operativo exitoso! —avisa por el comunicador nuestro coronel.

Regresamos a la central de noche, los operativos suelen llevarnos tiempo pero el papeleo es la parte más tediosa. Guardo los informes de mi escuadrón en el escritorio, tomo la taza de café a medio terminar que dejé olvidada ésta mañana. La desprolijidad es algo impropio de mí, pero estoy sobreviviendo con tres horas de sueño diarias desde hace semanas.

Mi móvil suena mientras me encamino a la puerta, asi que respondo mientras cierro con llave mi oficina. Reconozco enseguida la voz que me saluda sin necesidad de leer el nombre.

—Iri—saluda—, ¿cuándo regresas?

—Estoy yendo—le hago saber con voz serena.

—Kiara organizó una reunión con las chicas en el bar de Liam, ¿por qué no vienes a despejarte un rato?

—No lo sé, Lou. Hoy tuve un operativo y estoy algo cansada como para salir.

—Te hará bien salir con tus amadas amigas, Iri. Además, hace mucho que no ves a tu mejor amiga—habla de ella misma como si de una deidad se tratase—, y ella te extraña mucho.

—Maldita, sabes que ésas tres palabras son mi debilidad—oigo su risa mientras yo elevo mi cabeza y aspiro con fuerza.

Cierro mis ojos sintiendo el viento que corre ésta noche. Es realmente refrescante y tal vez me haga bien verlas luego de tanto.

—De acuerdo —acepto—, pasaré en un rato.

Cuelgo luego de hablar un poco con mi amiga Lourdes. La conocí hace diez años, al año de ingresar a la OMAM, fué mi primera amiga y con el tiempo se convirtió en mi alma gemela, mi confidente, mi... para abreviarlo: mejor amiga.

Me adentro a mi Bugatti Chiron de color negro, el cual adoro. La paga en la organización es muy buena, más siendo capitana. Ascendí hace unos meses y pude comprarme el auto de mis fantasías. Conduzco hasta mi departamento, estaciono en el estacionamiento del edificio e ingreso a la recepción.

—Señorita Irina—me saluda Fabio, el recepcionista.

—Fabio—correspondo con un movimiento de cabeza —, y deja éso de “señorita” que nos conocemos desde hace cinco años. Me has visto llegar en las situaciones más comprometedoras.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 14 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

SERENDIPIA: JUGADAS DEL DESTINO [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora