CAPÍTULO OCHO

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Mirando por la ventana de la cocina. Observando un pájaro azul, un azulejo. Felicidad y buena salud para el día, o eso leyó en alguna parte, ya que no tenía nada de eso.

Soltando un gemido de dolor. Había dormido muy mal y le dolía toda la espalda, además de un buen dolor de cabeza, ni con un buen café se le quitaba el dolor. Y estaba triste ya que su novia se había ido.

Había llorado como hombre por unos minutos, pero recordó la carta que ella le había dejado. Al suspirar un poco cuando vio que el azulejo se estaba comiendo un polluelo, un recordatorio de algo, tenía que ir a una reunión con su equipo.

Ya se estaba alistando para ir a por su equipo, sería un día largo, muy largo. Después de vestirse como siempre, y de desayunar un sándwich, salió de casa. Kakashi miraba y estaba pendiente de su libro. Ya casi lo terminaba, pero lo iba a leer otra vez.

El día pasó. Ya estaba cansado y con más dolor de cabeza, solo quería ir a casa y descansar, aún le dolía la espalda. Después de aguantar los gritos de uno de sus alumnos, del parloteo de la única alumna que tenía, y de las demandas de su otro alumno, deseaba ir a la cama y olvidarse de todo por unas horas.

Se preguntaba lo que ella estaría haciendo, estaría llorando como lo hizo en la mañana? Tal vez no, tal vez esté dormida mientras que estaba viajando. Kakashi suspiro un poco, aún tenía la carta que su novia le había dado, guardada en el cajón de la mesita de noche.

No la vería en un largo tiempo, solo se estarían hablando por medio de cartas. Kakashi pensó en conseguir un águila para enviarle las cartas, será difícil entrenar al ave, pero será divertido de criar, tal vez.

Cuando la carroza rebotó debido a un bache, Shizune se despertó debido a eso. Ella se dio cuenta que estaba en su destino, mirando por la ventana al edificio que se llamaba Terminal, habían más carrozas, unas más elegantes que otras, y ya sean públicos o de comercio. Shizune agradeció al cochero por el viaje seguro, al bajarse y mirar a su alrededor, noto a una mujer rubia con una expresión molesta, pero la mujer no parecía notarla.

-Tsunade-sama!- *Shizune llamó a la rubia.*

-*girando la cabeza cuando escucho su nombre* -hasta que al fin llegas, Shizune.-

-Disculpeme, Tsunade-sama. No podía encontrar transporte...- *sonriendole a la mujer. Dejando sus maletas en el piso y sentándose al lado de ella* -me espero mucho?-

-Un poco nada más. Pero viniste justo a tiempo para nuestro siguiente viaje, ya me gané muchos enemigos en este lugar- *Tsunade suspiro con molestia, levantándose y tomando sus propias maletas.*

-Es... esta bien, Tsunade-sama. A donde nos iremos?- *Shizune tomo sus maletas nuevamente, pero dejo una para tomar un boleto que ella le estaba dando.*

-Un poco al sur, hay un pueblo más grande que este. Nos irá mejor que aquí- *con una leve sonrisa* -vamonos ahora, no tenemos tiempo.-

Cuando ambas subieron a la carroza para su próximo destinó. Sin parar de pensar en su novio, aveces no escuchaba algunas lecciones de Tsunade por pensar en él, y de esa noche juntos.

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