Parte Cuatro

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Baje la ventana del auto y volví a cruzar mis brazos, necesitaba respirar más ahora. A mi lado, mi hermano parecía estar inquieto, después de buscarme por bastante tiempo era predecible que actúe así, y ahora, después de varios meses, acepte una charla con él. Aunque solo sea por que P'Pam me lo pidió hasta el cansancio.

Era silencioso, tanto que si prestaba atención podía escuchar la respiración de Porsche, porque así es como lo pedí, sin conversación hasta llegar a la mansión o complejo, como se llame. No insistió más y esperó, ha estado esperando desde hace mucho así que hacerlo un poco más no lo molestará, ¿no?

Cuando llegamos, observé esa enorme mansión que no había vuelto a ver en meses. A mis ojos se ha vuelto más fría.

Dos hombres uniformados abrieron las puertas.

— Vamos - me hizo un movimiento de cabeza para que lo siguiera.

De nuevo, el camino está siendo silencioso e incómodo. ¿Desde cuándo es así cuando estoy con mi hermano?

Todos los guardias que nos veian pasar tenían una expresión de sorpresa, confusión y pena. Es molesto, ¿Acaso aquí todos son chismosos? En cuanto los miro apartan la mirada, como si eso hiciera que no los notara. Debe ser la noticia del día ver a el hermano menor de su jefe después de lo mucho que se resistió, no los culpo.

Abrió la puerta, la gran sala tenía sillones, mesa baja de vidrio, televisor, incluso una cafetera. Era imponente, justo como lo recordaba.

— Ponte cómodo, ¿Quieres café?

— Sí - el café se ha vuelto una mis cosas favoritas, así que incluso si eres Porsche no rechazaría una taza de café — Bonito lugar - dije observando al rededor.

— Gracias - respondió con suavidad — Ten - tomé la taza que me ofrecía y al instante dí el primer sorbo.

— ¿Cómo has estado? - decía mientras preparaba su propio café.

— Creo que sabes como he estado - era obvio para mí, ¿No son acaso así los mafiosos?— Siempre creí que de vez en cuando mandabas guardaespaldas a vigilarme - detuvo un segundo sus movimientos, creo que fue por qué ya había terminado su taza.

Giró para mirarme, parecía confundido por haber sido acusado de esa forma — Qué- No, solo lo hice una vez, cuando huiste, yo estaba tan preocupado y la carta que dejaste... no quería creer que fueras tú - entecerré los ojos. Será...? ¡No! Es imposible que haya estado enojado por un malentendido. Pero Porsche no me mentiría. No, yo no... — Chay, verte tranquilo y feliz fuera del complejo... y como te resistias a volver, tuve que aceptarlo. Aunque seguí con la esperanza de que solo sea una etapa tuya - tomó la taza y se acercó.

Me quedé callado. ¿El decidió respetar mi privacidad sin que se lo pida? Si es verdad, quizas... — Entonces era así... Supongo que me equivoqué, lo lamento - no quiero darle importancia, pero la pequeña alegría en mi pecho no me deja ignorarla.

— Chay, ¿Cuándo perdí tu confianza? Quiero saberlo por ti - se sentó en el mueble individual, entonces también lo hice, pero en el que era extenso y estaba al lado de mi hermano.

¿Cuándo? También me pregunto eso a veces, ¿De quién es la culpa? Pero en realidad ¿Hay culpables? Aún no llegue a una conclusión concreta.

— El día que empezaste a mentir, ¿No crees? - envolví la taza con mis manos — Luego, ya no tenías tiempo para nada, y al final solo te veía cuando nos cruzábamos por el pasillo - lo miré, quiero saber que expresión llevas ahora mismo ¿Arrepentimiento, tristeza, reflexión? No, tu rostro es de alguien que se siente regañado, y no se cómo sentirme al respecto.

Luego de pocos segundos dijo — Chay... Intento poder ordenar mi vida, desde hace mucho que trabajo sin parar pero ahora... Ahora no sé cómo hacerlo, simplemente el tiempo se me va de las manos y cuando me doy cuenta, ya se acabó el día - su rostro que miraba sus manos ahora me miraba a mí. Suena sincero, honesto en cada palabra.

— Ahora tengo demasiadas responsabilidades y gente que cuidar, me concentré tanto en eso que olvidé que tú también necesitabas de mi cuidado - y ahí está el tono que quería escuchar, el que me dice que la culpa no es mía, el que acepta su error.

Me quedé callado un tiempo — Hia - inicié con un susurro — Sé que pensaste que yo debía permanecer aquí, en esta mansión para mantenerme a salvo, pero en realidad se volvió una prisión para mí - baje mi mirada, apreté ligeramente mis labios y pensé “¿Lo entenderá? Porque de verdad extraño a mi hermano”

— Lo lamento, nunca quise hacerte sentir como un prisionero, mi intención jamás sería esa porque eres la persona que más amo en este mundo, siempre voy a querer tu felicidad - su mano derecha se acercó a la mía y la acarició, y me sentí reconfortado, como si pudiera perdonar luego de tanto.

¿Realmente vas a cambiar? Las palabras y acciones son diferentes, lo sabes ¿Cierto?

Suspiré — Hia, talvez podamos volver a tratarnos como hermanos, pero porfavor no esperes a que seamos los mismos de antes, porque ambos cambiamos - tomé del café en mis manos. Mis ojos están en el ventanal frente a mí, pero se perfectamente cómo se debe de ver el rostro de Porsche en estos momentos.

— Chay, lo haré bien esta vez - su voz sonaba como si estuviera prometiendo algo.

¿Realmente será así?

Me quedé callado unos segundos — Eso significa...? - volví a verlo.

Parpadeo confuso, pero luego pareció entender — No más encierro, no más control invasivo y mejor comunicación - enumeró.

— Y...

— Y..? - lo olvidó.

— Y no más sobreprotección, Porsche - su rostro se movió recordando — Cumpliré dieciocho en dos semanas, necesito independencia - su cejas de contrajeron y el lado derecho de su labio inferior bajó un poco.

— Chay, has estado siendo demasiado libre hace meses, necesitas un poco de control o seguirás de mal en peor.

Bueno talvez tenga un poco de razón.

« Dum Dum »  [KimChay] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora