Silent Grove Lane

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Supe que su final había llegado en cuanto lo vi salir al callejón. Las manos que había escondido dentro de los bolsillos del abrigo hasta ese momento, aparecieron enfundadas en látex y sosteniendo un arma que reflejaba la luz de los últimos rayos del día. Cuando vio el metal, su rostro se desencajó.

Mi mente, en su esencia más retorcida, traza meticulosamente cada paso de este siniestro ballet. La conversación que hemos mantenido aún resuena en mis oídos, una cruel ironía que alimenta mi determinación. Él intentó negociar y suplicar, pero sabía que era inútil. He decidido darle vida a mi obra maestra. La anticipación recorre mis venas como un veneno ardiente y alimenta el fuego salvaje que arde en mi interior.

En este callejón olvidado, alejado de las miradas indiscretas, me preparo para desatar mi furia. Camino hacia él con pasos certeros, bailando una coreografía en la que él es mi desafortunado acompañante. El arma, fría y letal, se convierte en una extensión de mi brazo, un instrumento para canalizar mi sed de dominio y poder.

El momento llega. Me deslizo hacia la víctima, aprovechando el instante en que la noche parece contener la respiración. Alzo la mano y empuño el arma con una ferocidad inhumana, en un instante, la primera estocada se desata. Mis manos se tiñen de rojo mientras lo golpeo una y otra vez. Sus gritos silenciosos son mi banda sonora favorita. Una mezcla de salvajismo y éxtasis invade mi ser mientras las emociones se desbordan. La adrenalina ruge en mis oídos, ahogando cualquier otro sonido. Es mi ritual, mi forma de liberar la tensión y la ira que he estado acumulando. Mi mente se pierde en un abismo de sensaciones salvajes, sin espacio para la duda ni la vacilación. Cuando finalmente adquiere una quietud desligada de la vida, me retiro.

Reviso los bolsillos de su chaqueta y pantalón en busca de lo que necesito, pero no lo encuentro. A pesar de ello, recojo lo que podría serme de utilidad en el futuro o lo que podría servir a otros. Me doy la vuelta y desaparezco entre las sombras.

El eco del silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora