Capítulo 3 - La propuesta

89 29 15
                                    

Luego de comprobar que mamá estaba bien y tranquilizar  a Julie decidí conversar un poco con ella, lo que hizo estuvo realmente mal.

— ¿Estás mejor? — inquirí más calmada pero fuerte.

— Sí, lo siento mucho Leah, de verdad yo.

— Julie escucha. — la interrumpí. — Se que la muerte de papá ha sido muy dura para ti, ha sido dura para todos, yo en tu lugar también estaría molesta. Pero yo no tuve la culpa Julie.  No tienes idea de lo duro que fue ver como el auto explotaba con papá dentro.  Yo también he sufrido. — admití con la voz casi al borde de quebrarse.

— Lo sé hermana, se que está mal lo que hice, todo.  Culparte estuvo mal y tomar los ahorros que dejó papá para comprar eso también estuvo mal. Soy una tonta. — afirmó arrepentida.

— Escucha no le diré nada a mamá pero quiero que me prometas que jamás harás una cosa como esa, jamás probaras esa porquería. ¿Está claro? — inquirí sería. 

— Sí, te lo prometo hermana. — aseguró.— ¿Puedo abrazarte? — inquirió con la mirada cristalizada. Había pasado mucho tiempo desde que no la escuchaba hablar con esa dulce voz y ver en sus ojos esa tierna mirada. 

Le sonreí y le dí un cálido abrazo, sentí que duró horas. Hacía mucho tiempo que no teníamos un bonito momento fraternal.

— ¿Y mamá cómo está? — inquirió con preocupación.

— Se quedó dormida.— contesté comprensiva. — ¿Llamaste al doctor Henry?

— Sí, ya debe estar de camino. — aseguró.

— ¿Oye por qué decidiste acabar con esta huelga que tenías en mi contra? — inquirí con un poco de sarcasmo.

— Mamá habló fuerte conmigo hoy, me dijo como te sentías y creí que me culpaba por ello. Mi molesta conciencia pensó que sería la cereza del pastel "mi  padre muere por culpa de mi hermana y ahora resulta que yo tengo la culpa de que se sienta culpable". Pensé de manera errónea, tomé un poco de los ahorros de papá y Raven consiguió la droga, quería olvidar. Pero cuando me descubriste y aún así fuiste comprensiva y me hablaste de manera tan sincera  comprendí que este asunto se me estaba iendo de las manos, me detuve a pensar en lo que había acabado de hacer, estaba realmente equivocada. Me he estado portando mal, lo siento.— dijo con la voz un poco quebrada y con la vista hacia el suelo.

— Te entiendo Julie — aseguré agarrando sus mejillas para que me mirara. — Se lo mucho que necesitas a papá pero no es razón para que destruyas tu vida. Somos hermanas, puedes contar conmigo siempre. — le recordé sincera.

Sonreímos y nos abrazamos hasta que alguien hizo sonar el timbre. 

— Ese debe de ser el doctor Henry. Ya vuelvo.  — dije levantádome del sofá.

Al abrir la puerta un rostro desconocido me sonrió. Un hombre no mayor de cuarenta años con un kit de médico se encontraba frente a mi, traía una bata blanca hasta sus rodillas y unos pantalones largos de color negro. Sus ojos de un color olivo y su cabello canoso resaltaban con sus lentes.

— ¿Disculpe, quién es usted? — inquirí confusa. 

— Soy el doctor Edwar señorita, el doctor Henry me envió, se le presentó un problema y no pudo venir. Aquí tiene una carta que me pidió entregarle. — contestó el hombre, parecía sincero pero no terminaba de convencerme. 

— Pase.  — le pedí.

Tomé la carta donde decía lo siguiente:

"Leah, el doctor Edwar es un buen amigo mío, tiene muchos años de experiencia, se me acaba de presentar un problema y no podré ir. No te preocupes tu madre está en buenas manos."

My Big Bad Boss Donde viven las historias. Descúbrelo ahora