Capítulo 6 - Jugando su mismo juego.

56 17 24
                                    

Los rayos de sol atravesaban el cristal de la ventana y su resplandor se clavaba en mi rostro. Abrí los ojos con lentitud para encontrarme en una habitación enorme.

Las sábanas de seda cubrían levemente mi cuerpo desnudo, con gran dificultad me incorporé intentando ignorar la intensa incomodidad que sentía en mi entrepierna.

No le daré el beneficio de ver que no puedo caminar aunque me tiemblen las piernas y andar sea una agonía.

Observé mi figura en el enorme espejo de la habitación, mi espalda estaba llena de marcas debido a los constantes latigazos, además de los chupones que tenía en algunas zonas del cuerpo.

Sé que está abusando de mi, de eso no tengo duda, pero jamás pensé que de esta manera un hombre me hiciera sentir tal sensación. La palabra "sumisa" no existía en mi diccionario antes de conocerlo.

Lo atractivo de su posesividad te hace odiarlo y desearlo al mismo tiempo, al menos en mi caso, por mi cabeza nunca pasó ser propiedad de nadie. Su dominio y su peligrosidad me atraen más que cualquier cosa.

Esta es mi vida ahora, fue la vida que elegí para salvar a mi madre y voy a aceptarla. Si él me escogió para ser su juguete, si tanto le gusta dominarme, entonces comenzaré a jugar su mismo juego.

De todos modos, ya no tengo ni puto orgullo y mucho menos vergüenza.

Tomé una ducha rápida y rebusque en el armario para ver si encontraba algo que ponerme, no pensé encontrar nada pero para mí sorpresa este estaba lleno de ropa, incluso interior y era exactamente mi talla. Parecían haber sido compradas para mí, claro que sí.

>>Aún no haz visto nada Leah<<  dije para mis adentros.

Me percaté de una nota que antes no estaba, en el espejo:

"Te doy diez minutos para que vengas a desayunar, y hoy te quiero sin ropa interior".

Luego de colocarme un vestido negro de tirantes finos con una tela bastante suave unos centímetros por encima de la rodilla, abierto a un lado del muslo izquierdo permitiendo la vista de este decidí bajar hasta el comedor donde me esperaba para desayunar.

— Buenos días. — saludé.

— Buenos días, Leah. — sus ojos se perdieron en mis curvas marcadas por el vestido. — Ven aquí.

Me dirigí con pasos firmes hasta quedar frente a él, llevó una de sus manos a mi cintura y recorrió mis curvas hasta llegar a mis muslos, se deslizó hacia mi entrepierna y acarició la zona levemente haciéndome soltar un bajo gemido. Acepto que me gusta cada vez que me toca, me hace estremecer con cada movimiento que realizan sus dedos.

— Bien, veo que encontraste mi nota. — expresó con satisfacción. — Arrodíllate ante mi. — ordenó.

— Creí que íbamos a desayunar. — comenté con un poco de picardía, arrodillándome mientras lo miraba fijamente a los ojos.

— Lo haremos a mi manera.

— ¿Y cuál es? — me atreví a preguntar.

Sonrió, tomó una fresa cubierta de chocolate en la bandeja sobre la mesa y la acercó a mis labios.

— Abre la boca. — mandó.

Separé un poco mis labios y él introdujo la fruta dentro de mi boca, un pequeño rastro de chocolate quedó sobre la comisura de mi labio inferior el cual deslizó con su pulgar por todo este para luego dejarme chupar su dedo.

— Mmm, está deliciosa. — afirmé relamiendo mi labio.

— Eso voy a tener que averiguarlo. — su voz se escuchó ronca.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 08 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

My Big Bad Boss Donde viven las historias. Descúbrelo ahora