01 - 𝐓𝐡𝐞 𝐒𝐮𝐦𝐦𝐞𝐫'𝐬 𝐚𝐭𝐭𝐢𝐜

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                  "𝙀𝙡 𝙙𝙚𝙨𝙫𝙖𝙣 𝙙𝙚 𝙡𝙤𝙨 𝙎𝙪𝙢𝙢𝙚𝙧"


𝗡𝗮𝘁𝗮𝗹𝘆'𝘀 𝗣𝗢𝗩:

Lo más normal a la hora de despertarse es que simplemente suene el horroroso pitido del despertador, ¿verdad? Pues eso no pasa en mi casa; en la casa de los Summer. Aquí, no sólo te despierta el despertador, sino que también están los gritos de mis hermanos pequeños como extra.

Mi familia se compone de 8 integrantes: mi madre; mi hermano mayor Nicolas, o Nick, de 25 años; el segundo mayor Mathew, pero lo llamamos Matt, que tiene 24; después Charlotte, que este año cumple los 21; en el cuarto puesto está Christopher, más conocido como Chris, y tiene 19 años; quinta soy yo, Nataly, y tengo 17 años; luego Oliver que tiene 7 y por último pero no menos importante Mackenzie, la más pequeña con 3 años. Aunque de todos modos, a pesar de ser tantos, Nick, Matt, Charlotte y Chris ya están fuera de casa. Bueno, Chris más o menos; está en la Universidad de Hill Valley, por lo que muchas veces suele venir.

Bueno, dejémonos ya de rollos y centrémonos en lo importante: mi día.

Me desperté con Mackenzie y Oliver gritando y corriendo por la casa. Mientras me sentaba, los dos pequeños entraron a mi habitación de un golpe, sin tumbar la puerta abajo de milagro. Ambos se subieron a mi cama y empezaron a dar botes.

— ¡Mamá dice que te levantes ya, Nat! —Dijo Oliver junto algunas risitas por los saltos que estaba dando

— ¡Sí! —Concordó Mackenzie— ¡Dice qué vas a llegar tarde como no te levantes!

— Vale, vale, ya me levanto... pero quitaros ya anda, me vais a destrozar más la cama —Dije antes de bostezar y frotarme los ojos.

Los dos niños se quitaron y volvieron a sus cuartos. Suspiré y me puse de pie mientras me desperezaba. "Que pereza de día" Pensé.

Abrí mi armario y agarré una camiseta blanca, un jersey rosa y unos vaqueros. Me lo puse todo y bajé a la cocina, donde me esperaban mi madre y los mismos de antes.

Me senté en una silla y esperé mi desayuno con sueño y molestia; hoy era lunes, lo que significa que faltan otros 4 días para que sea fin de semana otra vez.

— Alegra esa cara Nat, todavía te quedan horas como para ya estar así —Mi madre me dijo mientras servía el desayuno

— Ya... pero es que es lunes, y yo ya estoy harta de esta semana —Suspiré. A lo mejor le colaba algo a mi madre; ella es muy blanda y amable.

— Anda, dejate de tonterías y come el desayuno: te he hecho tu favorito —Sonreí cuando mi madre me dio el plato; unos deliciosos crêpes con caramelo estaban esperando que los comiera

— Gracias mamá —Le sonreí. Tal vez no pude saltarme clase, pero me comí los crêpes más ricos del mundo hechos por la mejor cocinera.

[...]

Al final de clases volví andando con mis mejores amigas: Mimi (Michelle) y Julia. Veniamos hablando sobre cualquier cosa: familia, las clases de hoy, etc. Hasta que caimos en 𝘦𝘴𝘦 típico tema.

— Oye Nat, ¿qué tal te va con Ralph? —Preguntó Julia.

Mimi y Julia ya habían dado su primer beso y han tenido hasta unos cuantos novios, pero yo no. De hecho, en mi vida solo me ha gustado un chico: Dylan, pero eso era antes de que Ralph llegara a nuestro instituto el año pasado. Él viene de Nueva Jersey, aunque originalmente nació en Italia. Él es dulce, amable, simpático, y sobretodo guapo. Ese pelo y esos ojos... ay, ¡qué enamorada me tenía!

— Uhm, bien —Contesté, saliendo de mi trance—. El otro día hablamos un poco antes de clase...

— De verdad chica, tienes que ir a por él ya —Mimi me sugirió

— Y tanto; ¡lo tienes loco, se le nota en la mirada! —Julia agregó.

Desde hace un tiempo, las chicas me han empezado a intentar convencer de que me declare a Ralph. Que si le gusto, que si lo tengo loco, que si no sé que, que si no sé cuánto... Pero realmente no me lo creo. Sé que tengo buena reputación y eso entre la gente de mi curso, pero venga ya: ¿Ralph enamorado de mí? ¡Ni en mis mejores sueños!

El resto del camino siguió del mismo tema e intentos de convencerme, por lo que no hay mucho que contar.

Cuando llegué a mi casa saludé a mi madre, quien estaba poniendo la mesa para comer. Subí las escaleras y mientras que iba a mi habitación Mackenzie, con su pelo rubio recogido en dos coletas, vino a mí para cogerla en brazos. Suspiré y la agarré, entré en mi cuarto y dejé la mochila. Bajé a la planta baja de nuevo y senté a Kenzie en su silla, donde ya tenía la comida puesta para que ella ya empezara a comer. Oliver vino después, vestido de su super-héroe favorito: Capitán América. Vino haciendo ruiditos de avión como si estuviera volando y se sentó en su sitio, preparado para comer. Le saqué la máscara, dejando su pelo ondulado y cobrizo al aire. Mi madre llegó a tiempo con la comida y nos servimos lo qie queriamos. Oliver nos hablaba de su día en el colegio cuando mi madre se acordó de algo.

— ¡Mm! —Murmuró cuando tenía comida en la boca para llamar mi atención. Ella tragó para volver a hablar—. Esta tarde tengo que trabajar, Nat. Chris va a venir un rato para cuidar de Kenzie y Oliver mientras que estudia un poco. ¿Te importa limpiar el desván? He pensado que podriamos hacer un rastrillo con lo que ya no sirva.

Estuve a punto de rechistar, pero recordé nuestra situación económica desde que papá murió y simplemente suspiré.

— Está bien, ¿pero por qué no es Chris el que lo limpia? —Le pregunté, claramente sintiendo injusticia.

— Porque Chris ya no vive aquí cariño. Si lo hiciera, si que podría decírselo, pero él simplemente viene a veces para visitarnos. Y ten en cuenta eso, porque ninguno de los otros hermanos que tienes hace eso.

— Porque todos viven en ciudades lejanas o incluso en otro Estado —Le contesté. Por ejemplo, Nick vive en Tulsa, Oklahoma; Matt en Nueva York, y Charlotte en San Francisco.

Mi madre suspiró y me dio la razón. Claramente no quería seguir la discusión porque no quería pensar de otra manera de su favorito.

[...]

Sobre las 5 de la tarde, mi madre se fue y Chris llegó. Inmediatamente nos dio un abrazo a todos ya que hacía un mes y medio que no venía. Según él, la universidad le estaba dando caña, por eso no podía venir a vernos.

Chris se dispuso a sentarse en el sofá y cuidar a los pequeños mientras estudiaba y yo subí al desván.

Ese sitio estaba lleno de polvo, por lo que al subir tosí un poco. Miré a mis alrededores buscando un interruptor. Cuando lo encontré, lo pulsé y una pequeña pero útil luz se encendió. El ático era grande, con cajas llenas de recuerdo por todos lados.

Al cabo de unas horas, ya había encontrado bastantes cosas las cuales podriamos usar para vender en el rastrillo. Di unas vueltas, buscando alguna caja de otra parte del desván que pudiera agarrar. Entonces encontré una.

— "Alexander Summer - ¡No tocar!" —Leí en un murmuro.

Alexander era mi padre. Cogí la caja y la bajé al suelo, la abrí y montones de recuerdos de mi padre fueron apareciendo dentro de esa caja. Bastantes cosas llamaron mi atención, especificamente una foto suya de joven junto a otro chico y un reloj de bolsillo. Agarré la foto y me la guardé en el bolsillo, la cara del otro adolescente me sonaba bastante...

Miré el reloj más detenidamente y cuanto más lo miraba, más me daba cuenta que no era un reloj normal y corriente: en vez de horas, tenía años por una parte y meses y días en otra. Ahora mismo la fecha marcaba el 24 de abril de 1967. Toqué un botoncito y no pasó nada, así que reí un poco y empecé a jugar con las fechas. Volví a tocar el botoncito y esta vez algo paso. Todo se volvió blanco, y de repente...

No estaba en mi casa. Podía ver la luz de la noche y las voces de dos personas.

Time changes it all | Marty McFlyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora