Ⅲ. Algo desconocido

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El elfo se vio notablemente relajado, sosteniendo una de las jáquimas mientras miraba lentamente inspeccionando las joyas de Oro que le había quitado a aquel estúpido humano. Con calma dejó las piezas valiosas junto a su mercancía. -Ya está haciendo algo de frío... Stacy y Mary, paren un minutito, voy a ponerles alguna cobija... no quiero que les de hipotermia...-

El camino fue largo, el elfo mantenía su carreta en movimiento hasta que se encontró con un grupo de guardias que hacían el peaje como era común, el elfo estaba acostumbrado a que siempre revisaran su mercancía, aun así, un mal presentimiento lleno el pecho del elfo. Reprimió sus miedos y bajo de su carreta mientras veía a los guardas acercarse, eran humanos y con rudeza uno de ellos haló hacia a abajo mientras el otro de los humanos revisaba todo lo que estaba en la carreta.

- ¿Su permiso de mercader?... Y ¿Qué traes en la carreta? -

El guardia rápidamente extendió su mano, esperando que el elfo entregara su identificación, el elfo tranquilamente lo hizo, era común verlo pasar por aquel lugar después de todo. Aunque tras unos segundos se puso una cuchilla filosa contra la garganta del elfo, una pieza de oro se lanzó a los pies del elfo.

-Enano orejón, habla ahora, ¿De dónde conseguiste estas joyas, A quién se las robaste?- La voz del guardia asusto al ser de largas orejas, pues sonaba entre tosca y molesta. -Estas prendas no pertenecen a los de tu calaña-

-No sé de lo que hablan, se las quite a un cadáver camino aquí, ¡Estaba algo enterrado en la arena! Estaba a unas horas de Faye hacia aquí...- El ser de orejas largas hablo de manera notablemente nerviosa, su voz temblaba de forma visible.

El elfo se vio notablemente preocupado al sentir como la fina hoja metálica contra su garganta y como esta se presionaba de manera alterante contra su cuello, pero los humanos al escuchar la historia del ser que es de baja estatura, ambos guardias humanos comenzaron a reírse bajando sus armas en el proceso de manera calmada, incluso el elfo intento seguirles la corriente, pero uno de ellos lo tomaron de la cabellera con fuerza y lo golpearon contra uno de los contados de la carreta, ambos humanos comenzaron a reírse con un poco más de fuerza hasta que se detuvieron lentamente. El elfo cayo de rodillas contra el suelo, su nariz sangraba demasiado, era algo notable como sufría en silencio por el dolor en su rostro.

-No mientas enano... Aquellas joyas que traes son de la realeza, ni en un millar de años alguien de tu especie podría poner sus manos en algo tan preciado- Dijo el guardia mientras se agachaba para tomar las manos del elfo, este humano había puesto su lanza abajo, para luego sostener el rosto del elfo.

-Deberíamos cortarle las manos para que así aprenda a no robar...- Hablo el otro balanceando la cuchilla hacia las manos del elfo, pero su capitán, el otro humano aparto el arma.

-Dañaríamos la mercancía del Rey, sabes que a él le encantan estos... seres asquerosos...- 

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Akil estaba temblando de frio su rostro estaba lleno de lágrimas, aun sosteniendo con fuerza el trozo que quedaba de la botella de cristal entre sus manos y con un dolor profundo en su corazón comenzó a presionar la punta del cristal contra la carne abdominal del caballo, las manos del moreno comenzaron a temblar de manera notable y comenzó a sentir asco al oler la sangre de su caballo, lo que género que hiciera su rostro a un lado para luego dar una bocanada de aire y regresar su mirada al vientre del animal, sus lágrimas aumentaron considerablemente cuando termino de cortar la carne, soltó en cristal para llevar sus manos a las entrañas de su amada mascota.

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⏰ Última actualización: Sep 27, 2024 ⏰

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