La alarma incesante del celular lo despertó, abrió los ojos y por un instante se sorprendió al ver que no estaba en su recámara, entonces recordó lo que había sucedido la noche anterior y no pudo evitar reírse como un niño después de haber hecho una travesura. Se levantó y no había ningún rastro del tipo, ni siquiera una nota.. "regla número 3: no lazos afectivos", recordó que se lo había dicho muy claramente, así que recogió su ropa, se vistió y salió de la habitación, esperando poder llegar a tiempo a la oficina. Al dar un paso fuera del hotel sintió el aire fresco de la mañana pero extrañamente era diferente esta vez, cerró los ojos por unos segundos para disfrutarlo, algo había cambiado dentro de él después de esa noche.
Eran las 9:30 cuando llegó a la oficina, era la primera vez que llegaba tarde en todo el tiempo que tenía trabajando ahí, de inmediato observó el enorme arreglo floral que estaba sobre su escritorio y que dejaba muy por debajo el ramo de rosas que había recibido ayer, entonces sintió que el corazón se le aceleraba al pensar de quien podría ser. En cuanto Lolito le vio entrar, le siguió corriendo y cerró la puerta tras de sí mientras tomaba entre sus dedos la nota que tenía el arreglo.
"bebé, en verdad lamento mucho no haber podido estar contigo ayer, te prometo que festejaremos tu cumpleaños, aún no sé exactamente cuándo pero considéralo un hecho. Con todo mi amor, tu oso."
Claro, ¿Quién más podría envíarle flores que no fuera su novio? No entendió como pudo pensar por unos instantes que había sido el desconocido de anoche, "No nombres, nada que pueda dar un indicio de quienes somos en realidad", recordó nuevamente las reglas y tenía que hacerlo a menudo si quería que eso siguiera funcionando. ¿Qué estaba pensando? ¿Acaso iba a volver a llamarlo?, sonrió y sacudió la cabeza con la intención de disipar esas ideas que rondaban en ella.
──Ahora sí patito, cuéntamelo todo, con lujo de detalles, sabes que soy chismoso y morboso ─exclamó el pelirrojo ansioso luego de oler las flores.
──¿Qué quieres que te cuente? ─cuestionó rodeando el escritorio para sentarse en la silla frente a él.
──Hazte tontito, ¿todavía lo preguntas? llegaste media hora tarde, te llegó este hermosísimo arreglo floral y además traes un brillo en los ojos y una sonrisa en la cara que jamás te había visto. La celebración de tu cumpleaños debió ser memorable, Rubius debió lucirse y recompensarte en grande, así que quiero los detalles ahora mismo. ─respondió emocionado y se sentó recargando su cabeza en ambas manos, mirándolo.
Y sin saber, Lolito le había atinado perfectamente a la descripción de la celebración, realmente había sido memorable, pero ignoraba que Rubius no tuvo nada que ver con ella. El pelirrojo además de ser su compañero de trabajo, también era un buen amigo, a los pocos días de conocerse le contó cómo había huido la mamá de su hijo después de haberlo dado luz y, de ahí, una gran confianza surgió entre los dos. A pesar de eso, dudaba si era buena idea compartirle lo que había hecho en su cumpleaños, Lolito sentía una gran simpatía por Rubius y siempre les decía que eran la pareja perfecta. No, definitivamente aquella aventura era mejor mantenerla en secreto.
──Pues temo desilusionarte rey, pero no hubo tal celebración, el arreglo se debe a que, precisamente, Rubius no pudo llegar para llevarme a cenar.
──Él siempre tan detallista ─dijo sacando una orquídea del arreglo.
──Bueno, de alguna manera intenta recompensar el poco tiempo que pasa a mi lado.
──Sabes que si trabaja tanto es para tener un patrimonio seguro y en algún futuro casarse contigo y darte todo lo que mereces.
──Eso lo sé muy bien, no tienes que convencerme de que es el novio perfecto, sé que lo es y por eso lo amo y acepto que trabaje tanto para poder estar juntos algún día y para siempre.
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© Dulce Tentación | Spiderduck
FanfictionTres simples reglas a seguir: No. 1 No nombres. No. 2 No preguntas personales. No. 3 No lazos afectivos. Son las indicaciones que Roier le da a Quackity en su primer encuentro sin conocerse, pero, ¿para ambos será igual de simple seguirlas al pie de...