Capítulo 5: Aun no tengo suficiente de ti

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Quackity permaneció petrificado sobre su lugar, mirándolo, entonces los labios del chico rozaron los suyos y su aliento embriagador inundó cada rincón de él. Mientras su mente trataba de procesar aquella propuesta, su acompañante con un dedo recorrió el contorno de su boca sin quitarle la vista de encima.

──Vamos, compláceme, quiero ver como lo hiciste ─pidió de nuevo.

Entonces se sentó en la orilla de la cama y él pudo percibir como su corazón se salía por su boca. Nunca antes había experimentado algo así, pero ese chico lograba sacar una parte tan desconocía de sí mismo que tenía. Le sonrió seductoramente y empezó a desabrochar su camisa mientras las yemas de sus dedos acariciaban la piel que iba quedando al descubierto. Él tenía sus ojos marrones fijos en su figura y esa era razón suficiente para estar excitado.

Le dió la espalda y bajó la camisa de un lado, desnudando solamente uno de sus hombros, después bajó la otra parte y acaricié su otro hombro, finalmente se quitó la prenda y la tiró al suelo. Se giró sobre su lugar, y tal como lo había hecho durante su ducha, acarició y jugó con su pecho sin quitar los ojos de encima del castaño. Jugueteó con sus propios pezones, apretándolos un poco y el híbrido arácnido colocó su mano sobre el bulto que ya se marcaba considerablemente contra su pantalón. Aquella reacción suya hizo sonreír a Quackity, le gustaba demasiado saber que era el causante de su erección. Nuevamente le dió la espalda y bajó el cierre de su pantalón que instantáneamente cayó al suelo luego de haber desabrochado el botón, dejando a la vista sus glúteos cubiertos con unos boxers ajustados que se adaptaban a su silueta y que comenzó a bajar lentamente.

Una vez completamente desnudo se sentó en el sillón ante su amante, quién ya se había liberado de su pantalón y acariciaba su erección. Eso lo motivó y acarició su cuello, bajó su mano lentamente por su pecho, pasó las yemas de sus dedos por su estómago antes de sujetar la base de su propio miembro con un gemido. Se dejó guiar por las sensaciones mientras frotaba su erección de arriba abajo, alternando el ritmo entre rápido y lento en repetidas ocasiones, se encontraba jadeando con los ojos ligeramente cerrados al sentir que casi llegaba al orgasmo, pero antes de poder alcanzarlo, detuvieron sus moviendo evitando que eso sucediera.

El ojimarrón había tomado sus dedos y se los había llevado a la boca, retirando con su lengua algunas de las gotas de líquido preseminal con las que se había manchado. Después de haber soltado su mano, le miró hipnotizado como se colocaba el condón. Se acomodó entre sus piernas y se introdujo en su interior de un solo tirón. Quackity emitió un grito ahogado al sentirlo dentro de él con esa fuerza y sin preparación. Un par de manos fuertes le sostuvieron por los muslos, luego de haberse acostumbrado a su tamaño pudo apreciar como entraba y salía de su cuerpo, gimiendo ambos al unísono. Su expresión distorsionada por el placer le fascinaba, pero aún así lo detuvo, obligándolo a salir de su interior.

──¿Qué haces? ─preguntó el castaño con la voz entrecortada y una mirada confundida.

──Lo que me pediste, complacerte ─musitó Quackity cerca de su oído.

Lo obligó a sentarse en el sillón y él por su parte se colocó encima de su regazo, hincado con las piernas abiertas, absorbiendo su miembro en el interior de su cuerpo. Las manos del híbrido arácnido se mantuvieron en la cintura del más pequeño por muy poco tiempo, pues este forzó a que las entrelazara con las suyas para impedirle que lo tocará. Los orbes acaramelados le observaron fascinados antes de moverse libremente por su cuello con la intención de besarlo, terminando por jadear cerca de su oreja, asegurándose de que sintiera su aliento. Continúo moviéndose con más velocidad, faltaba poco para llegar al éxtasis, y cuando menos lo esperaban, lo alcanzaron a la par emitiendo un gemido sonoro.

Después del esfuerzo se dejó caer sobre el hombro de su amante, soltandole las manos en el proceso. Liberó otro gemido que no pudo evitar retener y el castaño soltó una risita. Se sentó a su lado con las piernas temblorosas recuperando poco a poco la respiración, de pronto un gruñido proveniente de su estómago hizo que se avergonzará.

© Dulce Tentación  |  Spiderduck Donde viven las historias. Descúbrelo ahora