cambio de roles
«Dicen que la soledad es necesaria
para alcanzar la santidad.
Se han olvidado de que en la soledad
la tentación es más grande».—Aura, Carlos Fuentes.
LUCIFER MIRÓ AL NIÑO. Se fijo en aquellos rasgos que compartía con Adán y le parecía ver la silueta de una vida que nunca pudo tener justo en frente. Siendo visiblemente sacada en cara. El estúpido de Adán era un cobarde que se escondía incluso detrás del frágil e inclenque cuerpo de su hijo. Abel.
—Espera, cierra la boca. —dijo Lucifer alzando una mano.
El niño se calló mirando con grandes ojos al ángel.
—¿Si vas a pensarlo? —preguntó. Esperanzado, sus ojos dorados le recordaron aún más a Adán.
Lucifer sonrió de lado. No iba a pensar mucho, desde el inicio le parecía una idea tonta, bien sabía que no existía posibilidad de que los pecadores pudieran tener una oportunidad para alcanzar el cielo. Él mismo había querido sembrar una semilla de esperanza, ahora no existía nada. No había esperanza.
—Lo hare principito, pero primero necesito un favor. Dile a tu padre que me debe una audiencia, si él viene antes de que el reloj marque las doce te prometo que llevaré tu caso al gran consejo celestial. Conmigo, Lucifer, Primer Hombre como la defensa. —dijo, haciendo señas sobre su pecho con uno de los dedos. Estaba jurandolo.
El niño sonrió, sus ojos brillando de una emoción imposible de ocultar.
—¡Gracias, gracias! Te prometo que mi papá estará aquí.
Una parte de Lucifer pensó que Adán no vendría. Ya había sido un cobarde antes, lo seguiría siendo, ahogado en su tonta grandeza demasiado ocupado siendo rey de algo como para venir a enfrentar viejas deudas. Una cagada, pero a veces no planear nada podía llevarlo a estar frente una de sus mejores jugadas.
Bajo desde la comodidad de sus aposentos al desastrozo Infierno. El deseó palpitando en su interior mezclado con la rabia y los celos, había sido muchas cosas fantásticas en vida, las siguió siendo como ángel, dándo ideas brillantes como los exterminios. Vengandose de aquellos que lo hundieron en la miseria alejandolo del maravilloso Edén.Odiaba tanto a Adán. Estúpido diablo.
Hasta que el reloj marco las doce y las puertas doradas se abrieron dejando en el umbral la figura alta, que alguna vez visitó de un blanco angelical y tuvo la aureola más brillante de todos. Ahora ese aspecto estaba torcido por unos ojos rojos, dientes afilados y una túnica de color negro y destellos morados, la aureola reemplazada por un sombrero de copa negro donde a su alrededor descansaba una serpiente de escamas grises.
—Mi hijo dijo que querías verme, eres un pequeño cabrón. ¿Qué carajos quieres de mi? —cuestionó Adán, tomando asiento de una forma brusca.
Lucifer se sintió complacido. Siendo sincero creía que no iba a venir.
—Esa es una pregunta interesante, dado que viene del puto de mierda que se llevó a mis exs esposas. —dijo entre dientes Lucifer.
Adán rodó los ojos.
—Si esto solo es un montaje para que expongas tus cagadas, puedes irte al carajo. Vine porque pensé que se trataba de Abel, si no es eso, puedes meterte tus palabras por donde quieras. Enano de mierda. —añadió lo último sonriendo de lado.
Un golpe bajo. Solo que Lucifer no había sacado todas sus cartas, no arriesgaría su cuello ante Sera haciendo algo tan absurdo como molestar personalmente al diablo.
—Se trata de Abel...El mocoso tiene ideas raras, y sé que has hecho en parte lo posible para que deje de soñar. Pero eres sensible con él, ¿no? Harías todo para complacerlo y darle felicidad.
La expresión de Adán cambió. Sí, este ser impuro como decían, podía acabar con Lucifer con un golpe, tenía poder pero seguía siendo el ángel caído que soñó en la libertad y los arco iris.
—¿Qué quieres?
Lucifer sonrió.
—A ti. Tal como era antes en el Edén, al principio de todo cuando dijiste que eras mi ángel guardián. Eligeme, Adán y por primera vez en milenios tú y Abel no estarán solos.
Adán frunció las cejas. Quiso ver la trampa, la broma.
—No entiendo, bajas a mi casa y me propones este tipo de bromas. Los sueños de mi hijo no son un puto chiste, perra.
Lucifer movió las alas, elevandose un poco hasta llegar al frente del ángel caído.
—No es broma. Lilith te abandonó, todos ellos en el cielo te dieron la espalda...No tienes idea de cómo me siento. Probé el pecado, por tú culpa estoy manchado con el. Constantemente observo la prueba de esa decisión en este cuerpo de ángel. El cielo es amplio, puedo hacer la mierda que quiera. Soy el pene de la humanidad, el primer hombre. ¿Y sabes qué? No es suficiente, Adán, porque hice todo por nada. Acepta este trato y te juro que ya no habrán más exterminios.
Adán sintió en su pecho la esperanza de su dulce Abel. También sus propios miedos, la soledad en la que estaba atrapado desde que Lilith se fue de su lado, en la tristeza que lo consumía cada vez que también recordaba las consecuencias de haber entregado el Fruto del Conocimiento, ¿para qué? Para vivir atormentado en el infierno bajo impíos que nunca agradeceran su sacrificio.
Su hijo en cambio, valía todo eso.
—No es muy angelical de tu parte hacer tratos con el demonio. —dijo, luciendo aburrido, aún así extendió su mano.
Lucifer sonrió, sus alas doradas se removieron alegres tras su espalda. En lugar de tomar la mano y sellar el trato, Lucifer beso el dorso.
—Me tientas para siempre y en mi soledad esa tentación aumento. Dulce ángel mío. —añadió lo último, burlandose de la desgracia de Adán.
Tenía razón de todos modos. Lucifer había sido dulcemente tentado por Adán, una vez que mordió la manzana quiso probar el fruto entero. Adueñarse del, alguna vez, favorito de Dios. Sera podía irse a la mierda, él no nació para obedecer a nadie más que a sus propios deseos.
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ADAM'S APPLE ☆ week 2024
Fanfiction🍎🖇 7 one-shots que abarcan las diversas temáticas de la week Adam'sApple (Lucifer/Adán).