Corrompida

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Por gritar,

anoche gritaba hasta el viento.


Caían árboles,

perros lloraban.


Por gritar,

anoche gritaban las llamas en la chimenea.


Demasiado frío,

impropio de marzo.


Por gritar,

anoche gritaban las sábanas tendidas.

Pendían blancas.

Amenazaban con precipitarse a la suciedad del suelo,

ignoradas,

mientras la lluvia de barro frustraba sus propósitos de lavado.


Y es que,

por gritar,

esta semana grita hasta la lluvia.

Deja todo marcado a su paso.


Por supuesto,

gritaban también las voces de tantos anoche.

Pidiendo ayuda.

Y es que,

por gritar,

por gritar no pierden nada.


Yo,

entre gritos,

anoche me mantuve impasible.

Yo,

anoche,

entre gritos respiré tranquila.

Estudié tranquila.

Escribí tranquila.

Porque anoche,

entre gritos,

me mantuve impasible.

Como tantas veces,

hacia mis gritos,

impasible se mostró mi vida.

Doble espresso sin azúcarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora