Lo primero que analizo cuando despierto es que debí de quedarme dormida por más tiempo. Que desperdicio de lunes.
Mañana me toca el curso y no podré dormir lo suficiente y exigido por mi cuerpo.
De que te quejas, es frecuencia uno. Perezosa.
Me duele toda la espalda, y eso es porque me he dormido en el mueble de la sala. Siento el aroma a lavanda de Vivian, y noto que está sentada justo delante de mi. En mi campo de visión solo se encuentran las converse, algo gastadas.
No me he visto físicamente, pero por su expresión se que estoy hecha un desastre.
—Buen día, dormilona—Me dice, con toda la tranquilidad del mundo.
¿Y por qué estar alterados? Aquí la única enojona eres tú. Argh, eres un horror.
—Eh, hola Vi—La saludo, por cortesía.
La verdad era que no esperaba su visita. No la veía desde que teníamos los dieciséis. Había sido mi mejor amiga desde el jardín de niños, pero al realizarse la mudanza de mis padres nos habíamos alejado. Todo había transcurrido tan.. deprisa, que no nos percatábamos de la lejanía de nuestra amistad.
Debe de notar mi extrañeza, porque decide pensarse algo y abrir sus labios para hablar.
—Te preguntarás que hago aquí luego de.. tantos años—Murmura, en un tono soprano—, n-necesito tu ayuda.
Me encojo de hombros intentando liberar mis músculos de la tensión. Enarco una ceja insitando a la curiosidad abrirse paso y, en espera de su petición, me muerdo las uñas en nerviosismo. Dios, que sucede.
—Me he pillado a mi misma husmeando en tu vida desde que te marchaste—Me dice, enrojeciendo un poco—. He escuchado por ahí que eres muy buena fotógrafa y yo.. quería que fueras la de mi boda.
Oh.. Oh.. Ve despacio vaquera.
A alguien le interesa tu vida, así que sonríe idiota.
—No soy tan buena..
—Si que lo eres, he visto varias imágenes que has captado. Es.. Es asombroso, tu arte transmite demasiado. Tu trabajo es excelente, expresas en cada fotografía una vida, un relato. Cautivas al público. Los entrelazas mediante esa forma que tienes, es tan..—Se percata de que mis mejillas arden, porque se detiene en seco y agacha su cabeza—, perdón si te ha incomodado.
—Todo lo contrario—Le aseguro, con un asentimiento —, ¿y sabes qué? —Oh dios, algún día me arrepentiré de esto—. Seré la fotógrafa de tu boda.
Y tras un guiño de ojos se despide entre saltitos que no deduzco si son de emoción o de lamento.
Pensemos que es lo primero, ¿sí?
Sonrío, y me giro hacia mamá cuando recuerdo que tenemos una conversación pendiente. Tras un suspiro pesado camino hasta la señora Vee y me estaciono robóticamente delante de ella.
Sus ojos encuentran mi mirada perdida y sostiene un aura de furia que comienza a ser reemplazada por desconcierto.
Ella continúa cortando las naranjas sobre el mesón, y yo observo su trabajo en silencio. Sé que en algún momento tendré que exigirle una explicación, por lo que decido hacerlo con calma y suavidad.
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Maldita Obsesión ©
Teen FictionSólo recuerdo sus ojos color miel. Recuerdo su hermosa sonrisa. Recuerdo su música extraña. Recuerdo su nombre: Nave Y se muy bien la razón por la que no logro sacarlo de mi cabeza.