II. Pesadillas desconcertantes.

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Sin comprender donde se encontraba o que le había pasado, Alastor se encontraba frente a la puerta del Hazbin Hotel.
Era casi como si hubiese vuelto a morir, se sentía ligeramente asustado y a la vez se le veía curioso al respecto de sus al rededores e incluso a sí mismo sosteniendo un baston en forma de micrófono, que se encontraba roto.

Él no estaba seguro de si debería pedir ayuda, leyó el letrero que indicaba era un hotel, aunque a primera vista le parecía más un casino, le daba curiosidad las luces y la gran manzana.
Se acercó más a la puerta principal, logrando escuchar algunos gritos del otro lado, fue entonces que se abrió la puerta.

—Al—El demonio de la radio jalo la puerta para cerrarla por el repentino susto, para luego volver a abrirla y encontrarse con una rubia con mejillas coloradas—astor ¿Donde estabas? ¡Estuve tan preocupada por ti! Pero bien, ya estas aquí, es bueno ver que has vuelto.

El demonio de la radio se quedó rígido al ser abrazado por la joven rubia, sin poder procesar lo que ocurría.

—Disculpa... Estoy algo desorientado ¿Quien dices que es Alastor?—Preguntó con algo de incomodidad por su situación.

Pudo ver como el semblante de la joven cambió de uno feliz a uno de preocupación y después como la misma se apartaba de él para examinarlo.

—¿Qué fue lo que te pasó? Tienes una marca en el cuello, te ves débil ¿Quien te hizo esto?

La de mejillas coloradas tocó la marca roja en el cuello de Alastor, quien dio un quejido y quito la mano de la chica, dejando ver que en su muñeca también había una marca.

—Acompáñame, tengo un botiquín para ayudarte con tus heridas.

Alastor acompaño a la joven, dentro del hotel, vio a una chica de piel gris, una clase de chico araña afelpado y una pequeña de pelo rosa que limpiaba una mini barra donde atendía un gato alado.
Todos ellos mirándolo directamente como si de un fenómeno de circo.

—¿Tuviste una exterminación con final feliz o por que vienes como si te hubieran dando una sesión sadomasoquista?—Dijo el chico araña con una sonrisa coqueta.

—Escuchen, al parecer Alastor sufrió un ataque de los ángeles y ahora tiene amnesia, o algo así.

Y antes de que los demás huéspedes pudiesen hablar, un hombre con sombrero de copa y traje blanco entró pateando la puerta principal.

—¡Ya llegué familia, hay que celebrar que hemos sobrevivido otro exterminio!

Entonces mostró una botella de champaña con forma de patito.

—Papá, Alastor se encuentra mal herido.—La chica de mejillas rojas se le acercó al hombre con la botella de patito con mirada preocupada.

Pero antes de que la chicas terminara de explicar, el hombre de sombrero blanco había quitado el corcho de la champaña, el cual, se disparo hacia la frente de Alastor.
El demonio de la radio al recibir el impacto mientras se encontraba distraído, dio un paso hacia atrás, tropezando y callendo al suelo, golpeándose la cabeza.

La chica corrió preocupada en dirección del pelirrojo mientras los demás se burlaban.

—¿Al, estas bien?

—Bueno, ¿Quien quiere champaña?. Niffty, trae los nachos... O, lo que sea que tengan de botana por aquí.

Los demás en el hotel se pusieron a brindar mientras Charlie arrastro al demonio de la radio junto con su micrófono hasta su habitación.
Lo dejo en su cama, pero alcanzo a ver unas marcas en las muñecas de Alastor, por lo que, con curiosidad subió la manga de su traje para examinar mejor.

Manipulación de los medios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora