III. Adquisiciones.

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Era un día horrible, las aves eran comidas, las flores no existian, en días así en el infierno...
Charlie buscaba subir el ánimo a todos dentro del hotel con un ejercicio de confianza.

—Bien chicos, ya que ayer nos comimos el material para la actividad de hoy, propongo—Fue interrumpida por Alastor.

—Charlie querida, si buscas comida creo que conozco una confitería perfecta en el barrio caníbal.

—Uh, no lo sé Alastor... Creo que deberiamos consumir otro tipo de comida...

Alastor trató de disuadir a Charlie para ir, ocultando sus verdaderas intenciones, ir a hablar con Rosie acerca de la inexplicable perdida de memoria y extrañas pesadillas que tuvo ayer.

—Entonces iré solo, necesito hablar con Rosie.

—No, vamos a acompañarte, creo que es un lugar lindo dejando de lado sus gustos culinarios.

Alastor sabía que no podía pelear contra Charlie pues ella de algún u otro modo iría con el demás personal del hotel.

Y ahí estaba, todo el grupo del hotel que iba en dirección al barrio caníbal.

—Recuerdenme ¿Por que había aceptado ir a ese lugar para caníbales?—Angel dijo mientras su mirada exploraba por las nuevas calles en las que iban.

—Nadie acepto, Alastor convenció a Charlie de venir. No te quejes todavía, podrás comerte todas las vergas que quieras.

Angel lo pensó un poco y empezo a alburear a Husk.

—Bueno ¿Y puedo comerte a ti?

—¿Podrían dejar de hablar de temas sexual por solo 5 minutos? Suficiente tengo con Niffty, por favor comportense hasta el resto del día.

Vaggie hizo callar a los chicos aunque estos continuaban haciendo gestos y señas.
Tiendas de drogas, comida de cuestionable calidad y una tienda con un montón de televisiones donde Vox pasaba sus comerciales.

—VoxTek, confía en nosotros.—Dijeron múltiples de las televisiones.

Alastor se detuvo por un momento para admirar con desprecio, pero entonces unas ondas hipnóticas eran mostradas en el televisor que estaba justo en medio, el demonio de la radio trató de girar la mirada pero a cada dirección que iban sus ojos veían las ondas que trataban de capturar su mente.

No importaba cuanto tratará, en todas partes las pantallas mostraban el patrón hipnotico, hace un momento se encontraba en la calle, más ahora se veía a sí mismo en una habitación con estas televisiones a su al rededor. Entonces se dio cuenta, su mente había quedado cautivada ante las imágenes.

Cualquier persona que pasara por ahí, vería a Alastor pegado en las vitrinas de exhibición.
Y eso mismo fue justo lo que veía Vox, quien había entrado a su torre a revisar las cámaras para encontrarse con la grata sorpresa de ver al demonio de la radio cayendo ante la hipnosis.
Por lo que se sin dudarlo, se teletransporto hacia las televisiones de aquella tienda y se acercó a Alastor.

—Oh Al, no esperaba verte por aquí—Posa una mano sobre el hombro del contrario.— ¿Cómo has estado? ¿Que tal tu vida? Sabes, ayer hable con mis compañeros sobre el encuentro que tuvimos, no me creyeron, pero ya que estamos aquí podríamos ir a presentarte con mis amigos, no creo que tengas alguna objeción con eso ¿O si?

El demonio de la radio estaba cayendo dentro de un profundo estado de trance, su mente tan en blanco, tan vacía.
Su respiración cada vez más y más relajada... cada vez más y más profunda.

Vox miro esto, ni siquiera le respondieron, así que solo lo cargo y se teletransporto hacia su cuarto con Alastor en brazos.
Luego lo dejo sentado en la cama mientras llamaba a Valentino y Velvett para demostrarles su gran logro.

Manipulación de los medios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora