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Kunimi sentía como su hombro estaba siendo movido de forma ligera acompañado de una voz llamando su nombre. La voz hablaba en un tono dulce, pero a pesar de eso no entendía ninguna otra palabra que no fuese su nombre. Sus ojos se abrieron poco a poco. Al principio no podía distinguir más que una silueta, pero con el paso de los segundos distinguió a su mejor amigo.

-¿Que hora es? ¿Por qué no me dejas dormir?- Dijo Kunimi malhumorado, no sabía que hora era pero sentía que se dormía en ese mismo momento.

-Kunimi son las dos de la tarde, casi las tres. Si duermes más vas a tener un dolor de cabeza horrible- Le respondió Kindaichi, en ese mismo tono dulce en el cual le hablaba antes cuando le estaba intentando despertándose.

La mano de Kunimi extendido su manos empezando a estirar su cuerpo, tratando de quitarse de encima la pereza de encima. Se levantó de la cama se dirigió al marco de la puerta, todo bajo la atenta mirada de Kindaichi.

-Voy al baño, supongo que ya lo has usado por como se ve tu pelo.- Dijo Kunimi mirando a los ojos de Kindaichi quien tenía una expresión algo desconocida para el. Era como una mezcla de melancolía y compasión, pero esas emociones no se corresponden a ese sentimiento.

-Por cierto, te queda bien el pelo así hacía abajo- Expresó Kunimi con una ligera sonrisa para dirigirse al baño.

Caminó todo el pasillo hasta llegar al baño, se encerró poniendo el pestillo en la puerta. Se acercó al cabinete que se encontraba debajo del lavabo y agarró lo que parecía una caja de guantes en la cual guardaba un cuaderno. ¿Todo ese rollo solo por un cuaderno? Si... pero era más que eso para kunimi, era más donde hasta los sentimientos que ni él mismo entendía tenían voz. Y dirán ¿Por qué no está escondido en tu habitación? Y la cosa es que la caja solía estar en su habitación, pero en algún momento lo cambió de lugar. Además de eso el es el único que usa ese baño de todos los que viven ahí era el único que usaba aquel baño.

Después de escribir unas "estúpidos escritos a letra cursiva" como dijo alguien de cuyo nombre no podía recordar, aunque tampoco podía importarle menos la opinión de alguien al cual ni recordaba. Al terminar volvió a dejar el cuaderno en su sitio para empezar a arreglarse.

Salió del baño con la toalla cubriendo su cuerpo para ir directo a su cuarto. Últimamente estaba notando una tensión entre los dos, pero es que ese tema seguía dando vueltas por su cabeza. Pero cada vez que lo pensaba una presión extraña se formaba en su pecho y no entendía por qué. No se sentía incómodo ni nada por el estilo con Yutaro, si no todo lo contrario. Pero aun así la presión-la cual llegaba a ser incluso asfixiante- seguía ahí por algún motivo. Cuando se quiso dar cuenta ya estaba dentro de su cuarto, cerró la puerta y se puso una camisa suelta y un pantalón largo que parecía de pijama.

-¿Cuanto Tiempo llevas ahí?- Dijo Kunimi girando de forma ligera en dirección a Kindaichi para poder tener en su campo de visión al ya mencionado.

-A diferencia de alguien el cual se queda en un mismo lugar mirando fijamente a alguien, yo acabo de entrar- Dijo Kindaichi con un tono marcado de ironía o burla sobre todo al principio de la frase.

Kunimi rodó los ojos en respuesta a la frase. Al mismo tiempo una pequeña sonrisa se formó en la comisura de sus labios. Kunimi se acercó a Kindaichi apoyando su espalda en la pared justo al lado de la puerta.

-¿Tan arreglado para que?- Dijo Kunimi para molestar su mejor amigo. Su mano pasó por la cara del contrario sin ningún motivo aparente, a parte de molestar un poco.

-¿Arreglado? Ni que estuviera vestido de traje- Dijo Kindaichi, mientras trataba de apartar la mano del contrario de su cara a pesar de la persistencia del castaño.

Constelación De LunaresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora