Constelación De Lunares

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El camino a su casa fue una tortura ¿Por qué reaccionó así? Se supone que era un tema que habían hablado, pero aún así se comportó de la misma manera de siempre. Kunimi se paró en seco cuando se dió cuenta que estaba yendo en la dirección equivocada. Kunimi vió a lo lejos a quien creía que era el grupo de jugadores de tercero, la último que le faltaba era lidiar con él ahora mismo, en realidad ellos. Trató de darse la vuelta y pretender que no le vio pero ya era muy tarde.

-Hola Kunimi- Exclamó el capitán y colocador de su equipo quien se encontraba con el resto de jugadores de tercero como ya se habían mencionado. Los cuales no se habían percatado de que el pelinegro se encontraba allí ya que se encontraban de espaldas a Akira. Todos poco a poco se fueron girando y saludando de lejos al estudiante de primer año y este les devolvió el saludo

-¿Que te trae por aquí solo? Estás un poco lejos de tu casa ¿y además solo?- La frase empezó con un tono de clara burla que poco a poco fue cambiando a un tono que variaba entre la sorpresa y la preocupación. Matsukawa y Hanamaki solo se dedicaban a murmurar cosas entre ellos e Iwaizumi solamente rodó los ojos ante aquella situación.

-Lo dices como si no pudiera caminar por su cuenta por una ciudad que conoce como la palma de su mano.- Dijo Iwaizumi con un tono no de enfado ni una emoción así de intensa, era algo más como si estuviera molesto. Hanamaki golpeó el hombro de Matsukawa como si le estuviera diciendo algo entre las líneas de "te lo dije".

Ese día los astros se habían alineado en contra de Kunimi. De todos los días que podría haberse encontrado con sus seniors fuera de la escuela tenía que haber sido el día que había peleado con su mejor amigo. Kunimi solo se pasó las manos por el rostro por el agobio e irritación que sentía. Preguntándose que era lo siguiente que haría el caprichoso destino ¿Encontrarse con el mismo Kageyama? A este punto no lo descartaba por como se estaba desarrollando el día.

-Oikawa, aprecio tu supuesta preocupación pero suficiente tengo con mis problemas como para aguantarte con tus comentarios. A si que yo solo voy a continuar con mi camino, buenas tardes a todos- Dijo Kunimi de una manera más agresiva de lo que esperaba, pero en ese momento no le podía importar y empezó a caminar de nuevo pero en vez de seguir en la misma calle se dispuso a evitar las calles más abarrotadas, acabando en una calle paralea a la principal y en la cual se encontró con el grupo de estudiantes de tercero.

Kunimi continúo caminando por aquella calle con un mal cuerpo por la situación, tal vez solo debería hablarlo con alguien. Pero ¿quién? Algo es su mente se iluminó. Tal vez no quedaban demasiado y la gran mayoría de veces que se veían era en la cancha, normalmente del lado contrario pero por lo menos él le escucharía sin prejuicios. Sacó su teléfono y marcó el número y la persona al otro lado de la línea respondió más rápido de lo que se esperaba.

-¿Que pasa? ¿Por qué está llamada tan repentina?-

-¿Puedo pasar por tu casa?-

-Claro ¿pero que pasa?-

-Estoy allí en 5 minutos-

La llamada terminó y Kunimi aceleró el paso. Estaba cerca de la casa de su amigo y tampoco es que le fuera a decir todo lo que había pasado en una llamada, eso podría acabar siendo muy incómodo. Guardó el teléfono en la pequeña mochila con la cual cargaba para ir menos preocupado en que se le cayera algo.

Después de unos pocos minutos la casa de Goshiki estaba a la vista, no se sentía cansado pero ya quería llegar. El día fue bastante desastroso de por sí y Akira solo quería llegar, meterse entre las sabanas de Goshiki y tener conversaciones totalmente espontáneas. En resumen, solo quería un descanso del mundo y refugiarse en alguien.

Kunimi subió al cuarto y se sentó en la cama de Goshiki mientras abrazaba un oso de peluche gigante y esperaba que goshiki procesara toda la información. Goshiki se quedó mirando a Kunimi tratando con una expresión de confusión, aunque no le culpaba. La situación era confusa incluso para el mismo Kunimi