Capítulo 7

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- Terminé! – exclamó Hakkai, viendo con orgullo el dibujo que acababa de hacer; se puso de pie y caminó sigilosamente hasta el estudio de su padre, lugar donde este hablaba acaloradamente por teléfono con un compañero de trabajo – Papi, mira – lo llamó, pero fue ignorado – Papi! – el hombre seguía sin ponerle atención – PAPÁ!

- QUÉ?!! NO VES QUE ESTOY OCUPADO?! – gritó enojado, haciendo retroceder al pequeño de tan sólo 4 años

- T-te hice esto – extendió el dibujo, pero el hombre lo arrugó y lo lanzó a una esquina

- Estoy trabajando, Hakkai! Mejor vete a molestar a tu madre! – lo regañó dándole la espalda con indiferencia. Con el corazón roto, el de ojos azules recogió su dibujo y lo abrazó contra su pecho, viendo como su hermano mayor se paraba bajo el umbral de la puerta con un cuaderno en su mano derecha

- Esto... – al ver que estaba ocupado, Taiju tocó la puerta aunque ésta estuviera abierta, llamando así la atención del hombre – Padre, crees que podrías ayudarme con mi tarea de matemáticas? Hay algunos ejercicios que no entiendo

- Claro, dame un minuto – respondió con una sonrisa. Sin rodeos, le explicó a la persona al otro lado de la línea que tenía que ayudar a "su campeón" y colgó, dirigiéndose luego a su primogénito – Dime, qué es lo que no entiendes? – el de ojos amarillos se acercó a su progenitor sin miedo, mostrándole los problemas que no podía resolver

Sollozando, Hakkai salió del estudio y se dirigió a la cocina en búsqueda de su madre, pero no la encontró; tras sonarse la nariz con una toalla de papel, se sentó en el piso y estiró su dibujo lo mejor que pudo contra las baldosas, se puso de pie frente al refrigerador con la idea de ponerlo ahí, pero para su mala suerte, los imanes estaban demasiado altos, decidido, tomó el banquito que su madre usaba para alcanzar los gabinetes de arriba y alcanzó un imán con forma de fresita, pero justo cuando iba a colgar su dibujo en la puerta del electrodoméstico, su equilibrio le falló y terminó cayendo, pasando a tirar varios utensilios de cocina recién lavados

- No, no, no! – con miedo a que lo castigaran, empezó a recoger el desastre, dejando todo donde estaba

- Pero qué pasó aquí?! – preguntó su madre en voz alta, asustándolo, provocando que se hiciera un corte con un cuchillo – Por esto te he dicho que tienes prohibido entrar aquí cuando no estoy – lo regañó la mujer quitándole el objeto afilado de las manos

- Si, pero-

- Sin peros, Hakkai. Tienes que obedecerme – el infante hizo un puchero y apartó la mirada con tristeza

- Mamá, qué pasó? – preguntó Yuzuha asomándose a la cocina

- Nada, cariño, tu hermanito que tiró unas cosas – suspiró – Podrías llevártelo y ponerle una curita?

- Claro. Ven, vamos, Hakkai – su hermana mayor le extendió su mano, pero el pequeño no la tomó, sólo recogió su dibujo del suelo y subió a su habitación en silencio, sentándose en la alfombra, observando el papel arrugado y manchado con su sangre; grandes lagrimones empezaron a deslizarse por sus mejillas y con rabia, rompió la hoja en mil pedazos, procediendo a tirar todos sus lápices a la basura... Desde ese día, dejó de dibujar. Para qué perder el tiempo si nadie apreciaba lo mucho que se había esforzado?


...


Con la muerte de su madre, la familia Shiba terminó por desmoronarse. Su padre se fue del país, dijo algo de no tener paciencia para criar a unos mocosos y cortó casi todo contacto con sus hijos, sólo "cuidando de ellos" enviándoles una jugosa suma dinero cada fin de mes. En un principio a Hakkai esto no le importó, nunca había sido muy allegado a su padre, pero cuando los abusos de Taiju empezaron, terminó dándose cuenta de un par de cosas... Yuzuha era igual a su mamá: Bella, fuerte y de buen corazón. No le sorprendió que su hermana sufriera tanto su pérdida, el lazo entre ambas era único y con su partida, Yuzu terminó perdiendo una parte de sí misma. La cosa con Taiju no era mejor, quería hacer sentir orgulloso a su papá, quien le había encasquetado una responsabilidad que no le correspondía... El de ojos amarillos seguía siendo un niño y el único método que conocía para que le obedecieran era la violencia; no era su culpa creer que esa era la forma correcta de hacer las cosas, tenía muchas emociones reprimidas y terminó desahogándose de la manera menos indicada... Hakkai podía ver como sus hermanos sufrían y sintió pena al no poder empatizar con ellos. Él ya de antes se sentía solo y apartado, era algo a lo que ya estaba acostumbrado

Couture Glamour (Mitsukkai)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora