Surrender | heewon

3 장

Chapter 3: Evasive

Heeseung's POV

Llevo conduciendo cuatro horas seguidas y en un abrir y cerrar de ojos ya estoy en Busan —bueno, estamos—. Ahora son las 11 de la mañana, la leve capa de niebla cubriendo la ciudad se desvaneció.

Tallo mis ojos y desvío mi vista de la carretera unos segundos para estudiar a JungWon. El Sol empieza a refulgir, sus rayos acarician el rostro de JungWon delicadamente, como si a su tacto veneraran su fisonomía. Está en posición fetal, sus parpados yacen cerrados, significa que continúa en el mundo onírico.

Anoche él no pudo conciliar bien el sueño, habíamos quedado en pernoctar en el supermercado y salir a las seis de la mañana. JungWon se quedó en vela, vigilando el auto repleto de los víveres que llenamos con anterioridad, mientras yo dormía encima de un cartón cerca a la salida.

Retengo la pequeña risa que lucha por escapar de mis labios al recordar cómo renegaba ayer y ahora patenta un aspecto de chico angelical mientras duerme.

Al girar el volante a la izquierda, percibo un gruñido. Se remueve en su sitio, inconforme, con el ceño fruncido.

—Oye —dice, casi inaudible.

—¿Mm? —Enarco las cejas y alzo un poco el mentón. Visualizo de reojo en el visor la cantidad de cosas que llenan la parte trasera.

—¿Qué carajos hacemos en Busan? —inquiere, quejicoso, y pasándose la mano por la frente.

—Estaremos por unos días en la casa de mi tía, es un lugar seguro —le explico, mirándolo de soslayo. Se da vuelta y siento su mirada caer sobre mí mientras está recostado.

—Okay. —De milagro, cede sin rechistar.

Hay un silencio que se hace eterno, pero afortunadamente él mismo decide ponerle fin.

—Pon música —me pide, admirando por un instante las casas y tiendas vacías a través de la vitrina.

Enciendo el reproductor que incluye el auto y coloco Caribbean Queen de Billy Ocean. Al escuchar la entrada de la canción, giro mi rostro hacia él y le dedico una leve sonrisa, JungWon clava sus ojos en los míos, la desaprobación se plasma en su mirada miel, sin perder su brillo particular.

JungWon suspira pesado sin despegar su vista de mí. —Mejor no diré nada.

—¿No te gusta este tipo de música? —Deshago el contacto visual al devolver la vista hacia la carretera.

—No simpatizo con la música retro, simple. —Se encoge de hombros.

Niego con la cabeza mientras ensancho mi sonrisa. Tarareo la canción, imaginando que estoy tomando unas maravillosas vacaciones en El Caribe a sabiendas que eso jamás sucederá.

—Qué feo cantas. —Rueda los ojos y se cruza de brazos.

—Como digas —digo, en un tono burlón.

Se dedica a posar la vista exclusivamente en la ventanilla por un par de minutos, restándole importancia a mi presencia.

—Cuéntame de ti. —Considero que es el momento adecuado de conocernos el uno al otro si vamos a ser compañeros.

—No lo haré —aclara, con la mandíbula tensa.

—¿Por qué? Podemos ser los mejores amigos apocalípticos —insistí, curvando mi boca en una sonrisa.

—Porque no, esto es temporal. Tomaremos diferentes caminos en algún momento, ¿entiendes? —Hace hincapié.

—Eh, no —Finjo desentendimiento. Yo solo prefiero seguir teniendo fe en que querrá quedarse.