¿𝘘𝘶𝘦́ 𝘱𝘰𝘥𝘳𝘪𝘢 𝘱𝘢𝘴𝘢𝘳 𝘴𝘪 𝘣𝘦𝘴𝘢𝘴 𝘱𝘰𝘳 𝘢𝘤𝘤𝘪𝘥𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘢 𝘭𝘢 𝘱𝘦𝘳𝘴𝘰𝘯𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘭𝘦𝘷𝘢𝘴 𝘥𝘦𝘵𝘦𝘴𝘵𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘥𝘦𝘴𝘥𝘦 𝘯𝘪𝘯̃𝘰𝘴?
Ellie Evans, una joven de catorce, regresa a Canadá después de cinco años con su fami...
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𝐄𝐋𝐋𝐈𝐄 𝐎𝐁𝐒𝐄𝐑𝐕𝐎 𝐋𝐀 𝐏𝐄𝐐𝐔𝐄𝐍̃𝐀 𝐏𝐀𝐍𝐓𝐀𝐋𝐋𝐀 de la cámara con Leena a un lado. Esmerada a enfocar la escena del baile final con una visión cristalizada por las lágrimas de emoción.
——Debo admitirlo, fue increíble ——confesó la mayor.
Evans soltó una suave risa.
Fuera del auto en movimiento, la llovizna seguía impactado sobre el pavimento generando un ambiente relajado. Lo que resultaba un alivio para ella al tener los músculos aún algo entumecidos por los nervios atravesados.
Su atención se dirigió al recuerdo enmarcado que apenas había vivido hacía una hora. Entre las incontables cabezas, enfocó a Maddy, Dan, Momo —con su colorido personaje—, y a ella permaneciendo con la cabeza gacha durante el bajo inicio de la canción “From Now On”, mientras Mateo ingresaba por el planeado pasillo entre los bailarines, alzando la mirada hacia ningún punto en específico.
Fue cuestión de tiempo que el momento de cobrar vida llegara. Gracias al toque del mayor en el brazo, los personajes adquirían movimiento como si de un dominó se tratara.
Momo y Maddy, compartiendo el gusto por el baile contemporáneo, destacaron en el instrumental del intermedio entre estrofa y estrofa. Ellie permaneció en su lugar, siguiendo los pasos enérgicos conforme al aumento de tono e intensidad del ritmo.
Su alegría al moverse no era demasiado difícil de distinguir incluso desde la grabación. La idea de caer en cuenta que sería la última vez en bailar aquella coreografía generaba una mezcla particular entre nostalgia y adrenalina en su sistema.
Las oleadas de gritos alentadores llenaron sus oídos y saturaron el sonido del video cuando el primer estribillo retumbó en los parlantes ostentosos. La imagen del grupo girando sobre sus pies y elevándose unos centímetros, en cada salto que el ritmo marcaba, se llevó la atención de muchos.
Los pelos se le pusieron de punta al ser testigo que lo magnífica que se veía la escena desde el asiento espectador. La combinación de personajes completamente opuestos: altos y otros bajos, algunos vestidos en colores vibrantes, y otros en monocromáticos, tules y telas con variadas texturas generaron un desbordante ambiente de aceptación y casi festivo.
Ellie no ocultó una sonrisa al trazar cada paso cuidadosamente planeado en su cabeza conforme la estrofa llegaba a su fin.
Con claridad, distinguió a Mateo salir de escena y quitarse el sombrero de director de circo para entregárselo a Walker, quien permaneció detrás del gentío mayor parte de la canción. Él asintió con seguridad y aceptó el cargo, bajo la mirada de todos los presentes.