Chapter Three

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Veo cómo lentamente las mariposas plateadas van desapareciendo una a una, y suelto un suspiro de alivio

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Veo cómo lentamente las mariposas plateadas van desapareciendo una a una, y suelto un suspiro de alivio. No quería ni imaginar qué pasaría si mis tíos vieran eso.

[Maestro, ¿no había captado ya que esas personas no son su familia?]

"Lo sé, pero es difícil dejar de referirme a ellos como mis tíos si prácticamente en mi vida anterior 'eran' mis tíos."

[Como usted diga.]

Una vez que terminé de regar el jardín, di por concluidos mis deberes allí. Caminé de regreso a la casa, sintiendo el sol de la tarde calentar mi espalda. Entré a la cocina con mi plato en la mano, listo para lavarlo.

"Fenómeno, ¿ya terminaste en el jardín?" La voz de mi tía Petunia me sorprendió. Me acerqué a ella y asentí con la cabeza. Ella se giró y se dirigió a la puerta del jardín para ver cómo había quedado.

Pude ver cómo sus ojos se abrían ligeramente al observar el jardín.

"¿Cómo es posible que te quede el jardín más bonito que cuando lo cuido yo?" Pensé que estaba susurrando, pero la realidad es que lo dijo bastante fuerte.

Ella solo se alisó el delantal con las manos y se giró hacia mí.

"Es hora de que aprendas a cocinar, porque cuando tengas más edad me ayudarás con las comidas."

Yo solo asiento a lo que me dijo

Ella se acercó al fregadero y se lavó las manos, secándolas con su delantal.

"Escucha muy bien mis instrucciones porque hoy vamos a cocinar Sunday roast con Yorkshire pudding,"

Abrí los ojos, recordando lo trabajoso que era este platillo. Lo sabía por experiencia, ya que lo había cocinado antes en mi vida pasada. Mi tía sacó los ingredientes de la nevera y comenzó a sazonar la carne con hierbas frescas y aceite de oliva. Durante todo este proceso, me explicaba sin preguntar si entendía o no. Por suerte, conocía los pasos y la receta de memoria.

Colocó la carne en una bandeja y la metió en el horno para que se asara lentamente hasta que estuviera dorada y jugosa. Mientras la carne se cocinaba, empezó a preparar la masa para los Yorkshire puddings. Mezcló harina, huevos, leche y sal en un bol hasta obtener una mezcla suave y homogénea. Luego buscó una bandeja de muffins, la calentó en el horno con un poco de grasa caliente y vertió la masa en los moldes. Los dejó cocinar hasta que estuvieron dorados y esponjosos.

El tiempo pasó y la carne estaba lista. La sacó del horno y la dejó reposar mientras cocinaba las verduras y preparaba la salsa. El aroma llenaba la cocina, evocando recuerdos de tiempos pasados.

"Ve por los platos," me indicó. Obedecí y traje los platos. Ella empezó a cortar la carne en finas rebanadas, colocándolas en los platos. En uno de ellos, puso un pedazo de carne sin cortar, seguramente para el tío Vernon. Luego añadió las papas y los Yorkshire puddings a los platos, vertiendo la salsa en la salsera para que pudiéramos servirnos.

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