Más De-Más De Una-Una VEZ

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Después de muchos, muchos años (y miles de re-escrituras de esta shit) conseguí finalizarlo. Wattpad me papeó con sus nuevas normas, pero intentaré hacer pasar disfrazada esta historia.

Y os lo traigo, recién chopeadito y salido del horno como diría el sorrylag.

Pd: ¿Qué tal? Yo muy bien! Les hago un anuncio breve; comencé a dividir mis historias por fechas de publicacion. A esta le tocó ser mensual y, además de ser corta, tendrá capítulos de extensa duración para justificar los pocos caps que posea.

[XxX]

Al contrario que muchas de las familias del Japón actual. La casa Azuma seguía manteniendo viejas costumbres dentro de su estigma. Las mujeres dentro del clan estaban destinadas a entrenar para matar hombres, no Shuukis. Pero con el paso de los años, y la repentina aparición de Shuukis, su entrenamiento había sido destinado para la eliminación de estos demonios.

Tobera Azuma, la madre de Fubuki, fue la primera en llegar a ser Comandante del Cuerpo Especial Anti-Demonios. La siguiente en la lista era Fubuki, pero Ren Yamashiro nació y todo se dio vuelta a favor de la hija de Yamashiro.

Fubuki no odiaba, tampoco aborrecía, la existencia de su actual Comandante -es más, estaba agradecida y daría su vida por Ren Yamashiro-. Pero fueron un montón de sucesos que ni siquiera su madre pudo prevenir. Desde el nacimiento de Yamashiro hasta el propio interés romántico de Fubuki que interrumpió su desarrollo como luchadora. Y ella, gracias a los altos mandos del Cuerpo Especial Anti-Demonios, era la encargada de tomar el mando si por algún motivo Ren Yamashiro era incapacitada mental o físicamente.

Pero, entre todos esos sucesos que su madre fue incapaz de predecir, había algo que se escapaba de toda normalidad dentro de los Azumas: La fascinación de su hija, Yachiho, por la poesía.

Yachiho destacaba por su actitud egocéntrica y -en este último tiempo- algo burlona y cruel, orillando a Himari a abandonar el clan por sus constantes burlas. Aunque, de forma irónica podría decirse, fue Yachiho la más afectada por la partida de su hermana. Si bien, deseaba interferir por sus instintos maternales, debía dejar que sus hijas resolvieran sus discusiones como personas adultas.

Fue difícil, pero necesitaban madurar. Y lo harían por la fuerza, porque ya no se podía por la razón.

No había sido hace mucho que descubrió el gusto de su segunda hija por la poesía. Fue cuando estaban entrenando. Yachiho, de forma confíada por su habilidad, tuvo que ser rápidamente abatida por la propia Fubuki y su instinto sobre-humano ante amenazas de ese tipo. En el momento en que Yachiho tropezó y se cayó de bruces, una pequeña libretita saltó lejos de la muchacha.

Curiosa, Fubuki decidió guardarla en silencio para poder leerla más tarde. Ahora, la mujer rolliza se sentó en el borde de su habitación con vista al patio trasero, dónde abrió la pequeña libreta y comenzó a leer en silencio. Habían hojas arrancadas, a juzgar por los restos de papel entre las páginas, y algunas tenían los bordes arrugados.

Pero aún así, las leyó.

Para mi querida hermana
¿Serás capaz de perdonar mi insensatez?
No se si seas capaz de perdonar a esta fulana.
Quién ha manchado tu nombre
Y es incapaz de pensar con nitidez.
Odiandose a si misma,
La muchacha lamenta lo sucedido.
Pero las palabras no pueden borrarse
El tiempo podría ayudarnos
Por todo lo ocurrido.
Y madre podra abrazarnos
Porque somos una familia.
Una familia...

No fue la mejor poesía, las rimas fueron bastante malas y de vez en cuando fue capaz de identificar alguna rima decente. Pero el sentimiento, la pasión de su hija, fue plasmada a través del movimiento que había realizado con la pluma.

Mato Seihei No... ¿No...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora