Aprendiendo a Contar Estrellas [Countryhumans]

Capítulo 23

Apenas lo vió irse Argentina no dudo en ir trás el. Sabía lo que URSS planeaba, lo sabía, quería encontrar a Alemania y llevarselo a la fuerza.

No iba a permitir eso.

Los gritos y el pavor que se mostraba indundaba la sala entera. ONU había quedado estático en su sitio sin saber como reaccionar y rapidamente el personal de seguridad lo obligó a trasladarse a otro sitio apenas escucharon el primer disparo.

Argentina no dejo que nada lo afectara, tenía que pensar en frío. Tenía que ignorar el creciente desespero plantandose en su pecho ante la idea de perder al alemán.

—¡Va a ir por Alemania! —escuchó que le dijo Estados Unidos a un lado suyo, detrás le siguió Francia y UK llego luego alteradisimo y fuera de si.

Pero no se detuvo a escucharlos, eso solo le haría perder el tiempo y perder la única ventaja que tenía: él si sabía en que oficina exacta se ocultaba Alemania, los demás no. URSS posiblemente estaba buscándolo pero el debía hacerlo antes y sacarlos de allí.

Salió disparado por el pasillo sin reparar en detenerse. Mirando a todos lados con la respiración errática al ir tan rápido y cerca vio la puerta que necesitaba abrir.

Ni siquiera se detuvo a abrirla con la llave que le dió ONU, de una patada entró y Buenos Aires se mostraba inquieto con Alemania detrás suyo.

—Escuchamos el disparo, ¿qué está pasando? —le preguntó.

—Hiciste bien en no salir —fue lo único que le dijo el albiceleste —tienen que irse rápido, no hay tiempo para explicarte.

Buenos Aires no necesito ninguna explicación para saber que algo había salido mal, por lo que tomó a Alemania en brazos y siguió a su padre por el pasillo a toda velocidad. Uno de los motivos por los que no había salido era porque principalmente todos los pasillos eran iguales, se perdería. A pesar de que cuando llegó sintió el lugar ciertamente elegante con sus colores claros y su simetría, ahora resultaba desesperante y agobiador no tener nada con que guiarse.

Argentina no conocía el lugar tan bien tampoco, pero si sabía dónde estaban las salidas y que estaba cerca de una de ellas.

Cruzó un pasillo, dos, y tres. Para Buenos Aires, fue casi el edificio entero. Un ascensor se hizo visible en uno de los pasillos y Argentina recordó que casi a un lado de él había una puerta de salida. No dudó en que hacer.

Escuchó un disparo más a la lejanía con un par de gritos y abrio el ascensor, metió al bonaerense junto con Alemania allí y le dió indicaciones.

—Vas a bajar y al lado hay una salida. Necesito que seas discreto, hacete humano, lo que sea. Me tenes que prometer que Alemania va a estar bien.

Buenos Aires asintió.

—Sabes que lo voy a cuidar con mi vida.

Argentina le sonrió con cariño y besó la frente de Alemania.

—¿No vienes con nosotros? —le preguntó el niño, la confusión de no entender que pasaba acumulandose en su pecho.

No podía, no se atrevía a irse con ellos cuando aún el resto estaba dentro del edificio con un loco con un arma. Arma significaba daño, y daño, sangre. Y el era doctor al fin y al cabo.

—Alguien puede necesitarme por acá, Ale. Tranquilo, voy a estar bien, siempre lo estoy...

Y no esperó respuesta porque cerro la puerta del ascensor que rápidamente comenzó a descender.

Apenas lo hizo comenzó a retomar el camino ppr el que había ido, hasta que sintió que alguien gritaba por su nombre en algún lugar.

Y el distinguía perfectamente esa voz. UK estaba en problemas.