Dani estaba recogiendo pruebas del bosque, "Todo ha pasado tan rápido..."
Habían pasado semanas desde que habían hablado con la directora, y ésta les había tratado de colar la supuesta "verdad", que consistía en recordarlas que tras la guerra había habido graves contaminaciones y que casi con toda certeza, lo que habían visto eran alucinaciones provocadas por un tipo de toxina que estaba suelta en el agua del lago, aparte de secuelas producidas por semanas de intenso trabajo de campo y exámenes.
-¡Y una mierda! –había dicho Laura nada más salir- Yo lo vi, estaba atacándote Dani, ¡Tienes aún las marcas de forcejeo!
-Todas lo visteis –añadió Kate- pero... ¿y si realmente eran alucinaciones? Los golpes puede que fueran por la caída al imaginarlo.
-No tienes derecho a hablar... -dijo enfadada Alice- tú no estabas allí...
-¡Oh! Perdona, la próxima vez te priorizaré, como siempre...-respondió con sarcasmo arrancando una mirada de desprecio de Alice.
-¡Chicas parad!-explotó Dani- Sé lo que sentí, lo que vi. No Kate, no fueron alucinaciones, es imposible que lo fueran y lo voy a probar.
Desde ese día había estado buscando en el bosque, cualquier tipo de rastro que apoyara su afirmación y diera solidez a su primer testimonio.
Sola.
El grupo se había distanciado por las discusiones.
Y Alex...
-¿Alex podemos hablar?-había dicho Dani unos días después de la discusión.
-Claro dime.-dijo Dani sentándose en el banco del patio junto a ella.
-Es sobre lo que pasó en tu cuarto... -empezó dispuesta a exponerse completamente.
Alex miró a otro lado con desprecio y dijo:
-No sé de qué me estás hablando. Yo haría caso a la directora, las alucinaciones nos han jugado malas pasadas a todas al parecer.
Y se marchó, dejando el banco solo y a Dani confusa por el dolor que le atenazaba el pecho.
Tras aquello buscaba pruebas para demostrar que no había sido una alucinación y tratar de devolver a sus amigas su camaradería habitual.
Mientras seguía caminando creyó ver algo en el suelo y se agachó.
Falsa alarma, era un trozo de madera, pero más adelante había algo.
Era como un trozo de piel putrefacto sobre el que caminaba un reguero de hormigas dispuestas a alimentarse de lo que a lo mejor arrojaba cierta luz sobre el asunto.
Ahora tenía que quitar las hormigas y recoger la muestra.
Cogió un palo, sacó una manzana, la mordió y escupió el trozo sobre sus manos. Lo colocó al lado del trozo de piel y delicadamente metió el fino palo debajo de la tira.
Fue levantando suavemente, mientras algunas hormigas desviaban el curso hacia la manzana, y otras seguían sobre el pellejo. A estas últimas las recogió con la manzana sobrante poco a poco, y después la colocó al lado del otro trozo. Se puso de pie y metió su hasta ahora única muestra en una bolsa. Las hormigas no parecían muy disgustadas con el cambio, puesto que se estaban cebando con la fruta cuando Dani se marchaba.
Volvía a la escuela con una respuesta, quería enseñársela a todas... puede que a Alex no...
Seguía sin entender el porqué de que la hubiera tratado así, cuando antes habían sentido... "o no". Tal vez habían sido imaginaciones suyas, y ella solo trataba de ser amable.
Ni siquiera entendía aún qué había pasado.
Pero bueno, fuera lo que fuera ya se había acabado. No había vuelto a hablar con ella, y cuando se veían en los pasillos se evitaban mutuamente. "Tal vez sea lo mejor..." Se recordaba todos los días Dani, tratando de paliar un dolor que seguía ahí día tras día.
El bosque estaba tan tranquilo... esas escapadas la sentaban tan bien que por unos minutos olvidaba todo lo que estaba pasando. El aire no olía a los usualmente hedores de otros alumnos, sólo a tierra húmeda, a los árboles, e incluso de vez en cuando a alguna que otra flor que crecía bajo la sombra del bosque.
Sin duda, lo que más la gustaba era cuando salía de la espesura de éste y veía recortada sobre la puesta de sol la silueta del conglomerado de edificios que formaba la escuela.
-¡Dani!
"Vuelta a la normalidad..." Laura venía corriendo hacia ella.
-¿Qué te pasa? ¿Todo bien?
-No, escucha, desde que nos dijeron que nos estábamos imaginando las cosas decidí ir a la biblioteca.
-Ajá...
-He entrado en los ordenadores diciendo que era para un trabajo de botánica, y en internet...
-Espera, espera... ¡¿Qué has entrado en internet?! ¡Estás loca! Lo tenemos prohibido.
-Lo sé, lo sé... pero después de varias semanas al fin puedo decir que ha merecido la pena.
-¿Por qué?
-Puse en el buscador ataques de seres enloquecidos...
-Qué discreta... –dijo Dani con una sonrisa- pero bueno hubo resultados ¿no?
-Exacto, y no es el único lugar donde se ha dado el caso, otras personas hablaban de ataques que habían sufrido y que enseguida les habían hecho creer que era causa de alucinaciones... ¿Te recuerda a algo?
-Joder... pues ahora no me acuerdo -dijo irónica, ahora era su turno de hablar- escucha, mira lo que he encontrado – rebuscó en la mochila y le enseñó el interior a Laura.
-Parece cecina... ¿de dónde lo has...? ¡Es piel!
Dani escondió rápidamente la bolsa y susurró:
-Calla, ¿quieres que vengan a preguntar...?
-Va perdona. – dijo Laura a la vez que agachaba la cabeza.
-Vamos al cuarto, se lo enseñaremos a las demás.
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Memorias de un tiempo hostil
Ficção AdolescenteEn un siglo veintiuno ficticio donde una guerra aún hace temblar los diques de la sociedad, una chica decide cambiar el curso de la historia, con ayuda de otros con sus mismos ideales y tal vez del amor de su vida.