Cuando iban hacia el cuarto se encontraron a Alice y Kate que salían por la puerta.
-¿Dani? - preguntó Kate perpleja - ...estás en pijama, no te va a dar tiempo a llegar.
Parecía malhumorada, como todas las veces en las que discutía con David. Dani hizo caso omiso al último comentario y dijo.
-Oye Alex, ¿me esperas cinco minutos porfa? Ahora os veo en el comedor.
-Pero, ¿ella viene ? - señaló Alice - a ver, que no va a malas, pero es para guardarte un sitio.
Alex la miró, luego miró a Dani y añadió:
-Tranquila, no hace fal...
-Sí, sí se viene. -cortó- Guardadnos sitio.
Dicho esto la agarró del brazo y entró a la habitación. La había "obligado" a sentarse con ellas porque esa chica no solía sentarse con nadie, siempre iba sola e intentaba aparentar que no necesitaba a nadie. "Tal vez," pensó "realmente no necesita a nadie... o se sentía a gusto sola, "¿y si la he presionado cuando en realidad no quería quedarse con nosotras?" se giró y la vio sentada en la cama que había al lado de la ventana, contemplando el paisaje que se veía a través de ella.
En este nuevo mundo, contaminado por los gases que se emitían día tras día sin descanso por las distintas fábricas, ahora armamentísticas a la espera de una nueva guerra propiciada por las todavía tensiones entre los países que estaban a la cabeza del mundo, todavía se seguían viendo unos amaneceres impresionantes. Sobre todo desde la escuela, que tenía una situación privilegiada al encontrarse sobre una colina.
Ahora que lo pensaba detenidamente, se daba cuenta de que todavía no sabía su localización exacta, seguramente en algún lugar del hemisferio norte. Ningún alumno conocía el nombre del lugar en el que vivían desde muy temprana edad, pero todo era parte de la reforma educativa, crear soldados perfectos que no sintieran apego a nada.
Dani ni siquiera recordaba a su familia, había hecho los exámenes de acceso al programa con 6 años. Creía recordar a su madre a veces, una mujer menuda y compungida por algún tipo de pérdida, suponía que de su padre, ya que no recordaba a nadie más en la vida anterior a la escuela.
Se terminó de peinar, que al ser pelo corto consistía básicamente en cepillarlo hacia atrás, y salió del baño, encontró a Alex en la misma posición con la que la había dejado al entrar. Debió de escucharla y se giró, descubriendo que la miraba desde el umbral del baño.
Sonrió y dijo:
-¿Nos vamos?
-Sí -sonrió a su vez Dani.
Cuando llegaron al comedor encontraron al resto de alumnos demasiado formales y silenciosos. Iba a haber un anuncio esa mañana.
-¿Estaremos en guerra de nuevo? - susurró Dani cuando se sentaba en la mesa.
-Shhh, no se sabe aún nada. Le hemos preguntado a la encargada de hoy y dice que ni siquiera se lo han dicho a la plantilla de profesores.
Quien había contestado era Laura, una chica no muy callada pero tampoco habladora, que siempre sabía qué se cocía en todas las partes de la escuela. Bueno, casi, por esta excepción.
Desayunaron con normalidad hasta que el silencio se hizo insoportable. Sólo se oía el chocar de las cucharas contra los tazones y el crujir de los cereales en las bocas de los pocos que tenían estómago para comer.
Dani empezó a recapacitar sobre su propio comentario, lo había dicho sin cuidado, sin pensarlo, pero... ¿y si era verdad?
Si estaban en guerra, el saberse historia no iba a servir de mucho... y seguramente instaurarían un toque de queda más estricto.
-Buenos días - la voz de la directora rompiendo el silencio les sobresaltó a todos.
Súbitamente todo el comedor estaba en pie, expectantes ante el anuncio tan esperado.
-Hoy es un día triste, nuestro canciller Maximiliam ha fallecido en Portland.
Dani ahogó un suspiro de alivio al escuchar que realmente no se trataba de una guerra.
La directora titubeó y añadió:
-Las causas de su muerte están aún por determinar, pero hoy honraremos su muerte con un día de luto. Las clases quedarán suspendidas.
Dani miró a Alex y vio un leve movimiento en sus cejas, parecieron hundirse, en menos de un segundo volvieron a la normalidad y levantó la cabeza encontrando su mirada, que apartó rápidamente.
- Y mañana sólo se impartirán las asignaturas de instrucción y supervivencia - tras este último comentario hizo un gesto y todos se sentaron. Seguidamente se retiró.
Poco a poco el sonido de lo que eran susurros se fue incrementando hasta transformarlos en el bullicio habitual.
-¿No os parece raro? -soltó al aire Kate- Es decir, el que sea una muerte... ya sabéis, sin "determinar".
- No, -rebatió Alice- lo raro sería que lo supieran, y más aún que sabiéndolo nos lo contaran, ¿qué dirían esta vez? Porque ataques al corazón son muy habituales ya.
-No, esta vez sería... ¿indigestión?
Todas en la mesa rieron. Pararon a las pocas carcajadas al darse cuenta de lo inapropiado de la situación.
Alex miró a Dani y dijo:
-Parece ser que lo del flan tendrá que esperar, ¿no?
-... Qué pena, tenía ganas de comer más el jueves...
Alex esbozó una pequeña sonrisa y agachó la cabeza fingiendo decepción.
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Memorias de un tiempo hostil
Fiksi RemajaEn un siglo veintiuno ficticio donde una guerra aún hace temblar los diques de la sociedad, una chica decide cambiar el curso de la historia, con ayuda de otros con sus mismos ideales y tal vez del amor de su vida.