𝐍𝐚𝐫𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫/𝐨𝐦𝐧𝐢𝐬𝐜𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞:
El chico de cabellos de color crema con mechones marrones, como una galleta de chispas de chocolate estaba sentado del lado del pasillo, mientras que su tío se sentaba al lado suyo. Veía a su alrededor, nervioso. Era 13 de octubre, segundo día de vuelo, ya habían parado en Mendoza la noche anterior y ese día viajaban directo a Santiago.
Los jóvenes jugaban a las cartas, hablaban animados, fumaban mientras reían.
El chico veía como se tomaban fotos.-a ver Coco, mirá para acá- "clic" sonó la Cámara, afirmando que la foto estaba hecha
-es buena-
Iván estaba a punto de dormirse cuando una turbulencia lo sobresalto haciendo que diera un pequeño grito, que por suerte, nadie escuchó.
-¡opa! Nos mordió un poquito el Tiburón- el joven escuchaba una conversación unas filas más atrás suyo.
-La cordillera ¿eh? ¿Verdad que se quiere chupar a cada uno que intenta pasar por arriba?
"Si se le molesta si" la ansiedad de Iván no se tardo en presentarse, le tenía mucho miedo a las alturas, no quería mirar hacia la ventana.
-Si, es verdad, eh. Los vientos cálidos del viento argentino chocan con el viento frío de la montaña y generan un efecto de succión- Explicaba mientras movia los brazos
"Me estás jodiendo" Iván ya sabía que en la montaña había turbulencias, pero no creía que fuera normal la Potencia que tenían estas mismas. Creyó que Numa había escuchado sus pensamientos al escuchar la voz de este.
-No, estas jodiendo-
-No te estoy jodiendo, por eso las turbulencias, pero nosotros somos más pillos. Mirá, esta es la cordillera, nosotros tenemos que ir de Acá a Acá- mientras explicaba dibujaba en un pequeño cuadernillo. -Pero la ruta no es en línea recta, imagínate, no se puede cruzar así como así, la cordillera es colosal. Por eso viajamos hacia el sur en búsqueda de un paso más bajo. Lo cruzamos y, ya en Chile, viramos hacia el norte en Curicó y en diez minutos estamos aterrizando en Santiago.
Otra turbulencia hizo estremecer a Iván "mierda" fue lo único que pudo pensar antes de que el piloto hablará.
-Pasajeros, por favor, abrochense los cinturones. En unos minutos aterrizando en Santiago de Chile.
𝐍𝐚𝐫𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫/𝐈𝐯𝐚́𝐧:
¿No era muy pronto para llegar? No había pasado ni una hora.
Los chicos cantaban y reían, mi tío me dirigió la mirada.-¿estas bien?- me hablo mientras colocaba su mano en mi pierna derecha.
-Si, no te preocupés.-
-Buenas tardes, damas y caballeros, aquí les habla su capitán, el general Carlos Páez. Queríamos pedirles porfavor que ajusten sus cinturones para no desperdigar sus cuerpos por los Andes.-apenas escuchar esto último empece a temblar "¿como puede decir eso?"
-Eu ¿que pasa enano?- Roberto me hablaba desde el asiento de la otra fila.
-¿vos que pensas?-dije con cierto sarcasmo. No estaba bien, estaba aterrorizado.
-No se, por algo te pregunto ¿no?-
-callate y dejate de joder Canessa-
-¿tenes miedo?-
-Callat- una turbulencia corto mi reto a Roberto, una bendición para el, ya que me conoce y sabe que cuando empiezo mis sermones, terminó una hora después.
Otra turbulencia, joder ¿esto no va a parar? Esto ya no es normal, no es lindo y los demás lo saben, sus voces empiezan a sonar nerviosas.
Numa se sentó atrás mio con Pancho. Mi tío tampoco se lo veía muy tranquilo, trataba de controlarse pero se notaba que tampoco estaba bien. Me coloque mi cinturon, tenía miedo, sobretodo por que no se alcanzaba a ver algo por la ventana.
-Bueno ¿que pasa, estás asustado?- escuche una voz que no alcance a saber quién es. Si el que no respondió no está asustado, yo si lo estoy.
-Nando, Nando, el cinturón. ¡Nando!-
Gastón se paró pero un tripulante no lo dejó.
"¡Siéntese!" alcanzó a decir antes de chocar contra el techo del avión por una repentina bajada, se escuchó un grito de una chica, yo no me quedé atrás y también grite.-¿¡estamos cayendo!?- intente gritarle a mi tío, el solo me abrazo con uno de sus brazos y no me respondió.
-¡Dame potencia!- alcance a escuchar al piloto. El equipaje empezaba a caerse, mi mochila también se cayó pero pude llegar a agarrarla.
La niebla se desvaneció, abrí los ojos y pude ver picos de nieve. ¿No estábamos ya en Curicó? ¿No estábamos llegando a Santiago? Definitivamente no, por lo que yo sé, en Santiago no hay Montañas o siquiera nieve. Mire por la ventana y una luz me obliga a cerrar los ojos.
Tan sólo escuchar un "PUM" los abrí, y pude ver la mitad del avión romperse, llevándose las alas y a la gente que estaba en la parte trasera de avión.
Gire mi cabeza para ver el gran agujero, el cambio de presión hizo que mis oídos se tapasen. Me dolió la cabeza, pero pude ver cómo Gastón salía volando hacia los Andes.-¡Gastón!- pude escuchar la voz de Numa.
Mis ojos que ya estaban húmedos empezaron a soltar lágrimas, una tras otra, no sabía que iba a pasar ¿asi voy a morir? ¿No soy muy joven para esto? Tengo tan sólo 16 años, tengo una vida por delante, no puedo creer que mi vida vaya a terminar así ¿vamos a aparecer en las noticias como "el avión Uruguayo que se estrelló en los Andes"? ¿La gente me tendría pena? ¿Nos tendrían pena? ¿Rezarian por nosotros? ¿Sobreviviremos?
El avión se caía por la montaña y cuando no avanzó más hizo que todos los asientos se levantarán o se fueran para adelante. Puse mis manos para no chocarme con el asiento de adelante y por suerte no se rompieron.
¡Halo Halo mis queridos lectores!
Ay, si, llore con este cap, me da mucha frustración esta parte.
Sin mucho más que decir, me despido
¡Hasta el próximo cap!
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La Sociedad De La Nieve (Ficcion)
Não Ficção𝚄𝚗𝚊 𝚑𝚒𝚜𝚝𝚘𝚛𝚒𝚊 𝚍𝚒𝚏𝚒𝚌𝚒𝚕 𝚍𝚎 𝚌𝚘𝚗𝚝𝚊𝚛, 𝚍𝚒𝚏𝚒́𝚌𝚒𝚕 𝚍𝚎 𝚌𝚛𝚎𝚎𝚛, 𝚍𝚒𝚏𝚒́𝚌𝚒𝚕 𝚍𝚎 𝚊𝚌𝚝𝚞𝚊𝚛 𝚢 𝚍𝚒𝚏𝚒́𝚌𝚒𝚕 𝚍𝚎 𝚟𝚒𝚟𝚒𝚛... 𝙰𝚕𝚐𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚙𝚘𝚛 𝚖𝚊́𝚜 𝚜𝚘𝚛𝚙𝚛𝚎𝚗𝚍𝚎𝚗𝚝𝚎 𝚢 𝚍𝚎𝚜𝚐𝚊𝚛𝚛𝚊𝚍𝚘𝚛 𝚙𝚊...