La noche descendía sobre ellos, su manto oscuro envolviendo la pequeña habitación. Hyunjin, con los ojos fijos en Christopher, había pasado todo el día enclaustrado, buscando desesperadamente que su poder se manifestara nuevamente. Pero la magia flaqueaba, como una llama titubeante en el viento.
—¿Entonces, qué concluimos? —preguntó Hyunjin, su voz apenas un susurro en la penumbra.
Christopher, recostado sobre la mesa, frunció el ceño. Sus ojos, profundos y cargados de misterio, se encontraron con los de Hyunjin.
—No estoy seguro. Tu poder es excepcional, capaz de contrarrestar incluso la magia más oscura. Eso está claro.
Hyunjin contempló sus manos, las mismas que habían sanado heridas y aliviado dolores. Suspiró, sintiendo la responsabilidad pesar sobre él.
—Entonces, ¿debo esperar a que se manifieste más?
—Sí, pero también debes practicar. La magia no se perfecciona sola.
—Claro —asintió Hyunjin—. Aunque, si logro curar tus heridas, eso también es útil.
Una sonrisa se dibujó en los labios de Christopher mientras observaba a Hyunjin. El aura del joven brillaba con una intensidad que lo intrigaba. No podía apartar la mirada.
Habían pasado horas intentando sanar las heridas de Christopher. El primer intento con la planta falló; estaba demasiado muerta para regenerar tejidos. Pero la segunda planta, aún con vida, respondió. Descubrieron que Hyunjin no podía curar lo que ya no tenía señales de vida.
Así, con paciencia y concentración, Hyunjin visualizó las heridas de Christopher sanando. La mayoría cicatrizó, excepto una mordedura profunda en su hombro y algunos moretones.
Christopher observaba, maravillado, cómo la magia fluía a través de Hyunjin. El aura se intensificaba, y él no podía apartar la vista.
—Chan —lo llamó, provocándolo.
—No me llames así.
—Tengo hambre y no quiero más fruta.
—Entonces, muérete de hambre.
Hyunjin soltó un suspiro, sintiendo la incomodidad en su interior. Sabía que para Christopher era solo un cautivo más, pero algo en él se resistía a aceptar ese trato. Se sentía molesto, incómodo y frustrado ¿No podía mostrar un poco de amabilidad?
Por otro lado, Chan se levantó y se dirigió a la cocina. Allí, examinó los estantes y encontró una variedad de verduras. Las sacó una por una y comenzó a limpiarlas meticulosamente.
Hyunjin no lo siguió. La actitud hosca de Christopher siempre le molestaba, y prefirió quedarse en la sala. Miró por la ventana, tratando de adivinar la hora. La oscuridad reinaba afuera, y no tenía la más remota idea de cuánto tiempo había transcurrido.
Su mirada parecía perdida hasta que, de repente, divisó una silueta acercándose. ¿Quién sería? La figura se volvió más clara a medida que se acercaba.
Era el chico de mejillas regordetas.
—Han —susurró Hyunjin al reconocerlo—. ¿Qué haces aquí?
Habló con sutileza, esbozando una sonrisa. Recordó la promesa de Han de ver la luna juntos, una promesa que se había olvidado en medio de todo lo demás.
—He venido porque ayer te prometí ver la luna. Sin embargo, no pude asistir. Por eso estoy aquí.
Han habló en un susurro, imitando el tono de Hyunjin.
El sueño de contemplar la luna había quedado relegado, pero ahora se presentaba la oportunidad. Hyunjin sopesó la invitación de Han. ¿Debería ir? ¿O tenía algo más importante que hacer?
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𝐶𝑜𝑛𝑡𝑎𝑛𝑑𝑜 𝐿𝑎𝑠 𝐸𝑠𝑡𝑟𝑒𝑙𝑙𝑎𝑠.
FanfictionLos rumores y cuentos del mundo susurran que lo único que se sabe de Hwang Hyunjin, aparte de su nombre, es que es un príncipe de alto prestigio de una tierra lejana y hermosa. Sin embargo, en sus 23 años, nunca logró poseer magia, un secreto guarda...