Se había levantado a las 6 de la mañana a causa de su misión. sorpresivamente estaba en su cama, lo que agradeció internamente al peli-blanco.
El alba salía al mismo tiempo que el oji-verde llegaba a la raíz para escuchar los detalles necesarios. su mascara ocultaba sus hinchados y rojizos ojos, cortesia de su llanto. sus 4 horas dormidas y no tener tiempo de desayunar anticipaba una pequeña parte de lo horrible que sería su día.
si bien anbu tenia muy buena paga, el daño psicologico irreparable que causaba no se comparaba con ninguna suma de dinero. La cantidad de gente inocente que era asesinada por el descuido de sus clanes era tristemente alta.
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como si lo hubiese manifestado, su misión consistió en asesinar a una familia con deuda hacia konoha.
el llanto de los niños y la cara aterrada como si fuera incierta aquella situación por parte la madre era más suficiente para generar un nudo en la garganta del pelinegro. parecía que los altos mandos se ponían de acuerdo para hacer cada cumpleaños mas horrible que el otro.
La propuesta de Kakashi lo había dejado inestable, casi que había olvidado aquellas misiones acompañadas por su antiguo equipo y la sensación de confianza en sus compañeros. Era consciente que ningun miembro de anbu estaba bien psicológicamente y que en cualquier momento podrían enloquecer, de hecho había pasado por eso alguna que otra vez.
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llegó al atardecer a la aldea. aquellos gritos se repetían constantemente en su cabeza generando escalofrios que recorrían su columna vertebral. incluso firmando los papeles de renuncia recordaba las caras atormentadas de los infantes.
lamentablemente se había dado cuenta tarde que anbu no era para el. pero mejor tarde que nunca se decía.
Llegar a casa fue incluso peor. la sangre de sus manos no salía aunque se lavara las manos cientos de veces. se sentía sucio y ninguna ducha podía limpiarlo.
Valdrá la pena vivir, se preguntaba mientras apoyaba la cabeza en su almohada.
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gotas de sudor recorrían por toda su sien. Al parecer los gritos aterrados no lo dejaban ni en sus sueños. era el precio de ser shinobi, se repetía.
sabía que no lograría volver a reconciliar el sueño, a lo que pensó en salir a caminar como ultimamente le era costumbre al anochecer. necesitaba tomar aire fresco, pero el nudo en su estómago se hacía cada vez más grande hasta expandirse a su garganta. salivaba excesivamente y podía sentir como el ácido subía lentamente por su esófago.
se apresuro para llegar al baño, sintiendo una corriente eléctrica seguido por arcadas, que terminó en vómito.
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se encontraba nuevamente sentado sobre los rostros hokague. El frío aire se colaba por su boca entreabierta, sintiendo la fresca menta de su pasta dental.
se encontraba mejor, podía pensar con claridad, sin tener la sofocante cara de aquellos pobres niños sin suerte.
-hola- saludó alguien detrás de él, como si fuera un dèjá vu.
-sensei- contestó decaído, sin siquiera girar a verlo
kakashi suspiro y se sentó a su lado nuevamente. Ambos sabían que tendrían una larga conversación esa noche.
-Abandoné anbu. Aún siento la sangre en mis manos, los llantos, los gritos..-su voz comenzó a quebrarse. -eran niños inocentes- finalizó temblando mientras observaba sus manos con repulsión.
kakashi sentía revivir su adolescencia, había pasado por lo mismo y tal vez por eso sentía la necesidad de ayudarlo.
Se sobresaltó al sentir el abrazo del mayor.
Tardó, sin embargo terminó correspondiendo.
Podía sentir la respiración en su oído, causándole escalofríos, aún así no le disgustaba.Su mente estaba en blanco y sentía como comenzaba a respirar más lento, sin duda su abrazo lo había tranquilizado.
Aunque él no sabía que en ambas partes sucedía lo mismo.