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Desde la trágica muerte de Jiraiya y la ausencia de Naruto, el tiempo se arrastraba con extrema lentitud. Toda la aldea extrañaba los gritos de aquel rubio enérgico y se podía notar desde kilómetros.

Las misiones habían sido aburridas sin sus compañeros. Sakura ayudaba en el hospital y Sai seguía en la raíz.

Lo peor sin dudas era la tensión que habitaba alrededor de los dos hombres al estar a solas luego de aquel día.

El recuerdo de su misión en la nieve se había grabado en la mente del oji verde. La sensación y cada detalle seguía intacto en su memoria: el viento que atravesaba hasta la capa más gruesa de sus ropajes, el frío penetrante que se filtraba por su piel como pequeñas agujas de hielo, y la sensación reconfortante al estar acurrucado frente al fuego con el mayor.

Sin dudas cada vez que mirase la nieve, su mente reviviria ese momento.

...

El suelo comenzó a temblar y, con ello, aparecieron grandes bestias con una penetrante mirada lila que destruían todo a su paso, dejando una aldea devastada y a indefensos aldeanos atrapados entre los escombros.

La gran nube de polvo impedía la vista hacia lo que quedaba de Konoha, generando incertidumbre entre los tensos shinobis que buscaban sobrevivientes del brutal ataque.

Observaba cómo las invocaciones terminaban de destruir lo que alguna vez fue su hogar. Era lo único que podía hacer, inmovilizado por el terror. Había presenciado cómo una roca aplastaba completamente el cuerpo de un niño que intentaba salvar a su abuela, quien yacía con la mitad del cuerpo atravesado por un ventanal.

Sentía la suciedad pegándose a su rostro salpicado de sangre ajena, que generaba una picazón que aumentaba su repulsión y desesperación. Pero entonces, algo dentro de él hizo clic. El grito desgarrador de un niño cercano lo sacó de su estado de shock. La adrenalina comenzó a bombear por sus venas, aclarando su mente.

Respiró hondo, tratando de calmarse mientras su corazón latía con fuerza. No podía quedarse paralizado. Con determinación renovada, empezó a moverse, apartando escombros y buscando supervivientes.

Encontró a una niña atrapada bajo un madero. Con esfuerzo, levantó la pesada viga y la liberó, sus músculos temblando con el esfuerzo. La niña lo miró con ojos llenos de gratitud y miedo, y eso le dio la fuerza para seguir adelante.

Cada paso que daba lo alejaba más del terror paralizante

...

"

Conoce el dolor," escuchó a lo lejos, seguido por un crujido que le revolvió el estómago.

Al acercarse, sintió su cuerpo desmoronarse, como si todo el esfuerzo de hace rato hubiera sido en vano .

Kakashi, atrapado entre los escombros, yacía sin vida. Sus ojos apagados fueron el detonante para el oji-verde, quien, al ver su único motivo de lucha sin vida, decidió rendirse.

Su cuerpo no respondía; la escena se sentía tan irreal que pensó que estaba en una pesadilla, pero en el fondo sabía que lo que veía era la realidad.

Sentía que iba a desmayarse en cualquier momento. No llegaba oxígeno a su cerebro; estaba tan ido que se le había olvidado hasta respirar.


Observó al causante de todo, deseando profundamente que sufriera igual o peor que él en lo que le quedaba de vida.No obstante, notó cómo su cuerpo se desvanecía y su vista se sumergía en una completa oscuridad.

Odiando no haber podido ser de mayor utilidad

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⏰ Última actualización: Jun 12 ⏰

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Eudaimonia (Kakashi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora