26. Tengo un plan

1.3K 207 167
                                    

—Sigo sin entender qué coño hago aquí —se quejó Changbin por décima vez.

—Cállate, eres el conductor designado —siseó Seungmin bajándose un poco las gafas de sol.

—¿Por qué yo?

—Por guardar secretos tan terribles de tus amigos —escupió Jisung con rabia—. Todavía no te he perdonado.

—¡Jisung, déjalo ya, Changbin hyung no podía hablar del tema, es el secreto de Jeongin!

—Tampoco te he perdonado a ti, Felix —Seungmin hizo un ruido afirmativo con la boca, dándole la razón—. Y tendrías que haberte puesto la peluca, hyung, nos van a reconocer.

—Lo que tendríamos que hacer es no acosar a la gente en su puesto de trabajo —bufó.

—¿Y cómo podemos enfrentarnos a ese idiota? ¡Da gracias a que Seungmin consiguió su información! —Seungmin estiró la mano para chocar los cinco con Jisung con una sonrisa triunfadora.

—De nada.

—¿Por qué demonios accediste a esto? —preguntó Changbin, mirando a Felix por el espejo retrovisor.

—¿Hubieras preferido venir solo con ellos? Alguien tendrá que controlarlos si se vuelven locos allí. Y tú tienes que mantener el coche en marcha —explicó Felix, levantando una ceja.

—Y tú podrías haberte puesto una peluca más discreta —intervino Jisung—, tenías que elegir el azul.

—El azul es mi color, envidioso.

—¡Ahí está! ¡Vamos, vamos, vamos! —chilló Seungmin, abriendo la puerta para salir del coche.

Jisung lo siguió rápidamente. Su corazón latía con fuerza, ajustó el abrigo y la bufanda alrededor de su cara para hacerse un poco más irreconocible. Los pasos del australiano se escucharon a su lado. El idol caminó decidido, como si sus intenciones no fueran amedrentar a un desconocido y fuera totalmente lícito estar disfrazado a las siete de la tarde de un viernes.

En su favor, las pelucas eran divinas. Seungmin debería pensar en teñirse de rubio porque realmente le quedaba bien. Y Felix... Bueno, la verdad que azul sí que era su color, aunque llamara la atención como un maldito pitufo en la cueva de Gargamel.

—Ju Haknyeon —la voz de Kim sonó tan segura como lo era su lenguaje corporal. Cuando el hombre se giró, Jisung casi se cagó en los pantalones.

De repente, no le parecía tan buena idea ese plan de mierda que habían ideado entre los tres. De hecho, quería volver al coche de Changbin. Podría pedirle que lo llevara a casa para confesarle a Minho que no había tenido una tarde de comida basura con sus amigos, sino que había ido directamente a casa de Chan para tomar prestado un maravilloso abrigo de Ralph Lauren (que no pensaba devolver), ponerse una peluca rizada y confrontar a un hombre de negocios que no se esperaba para nada la tormenta que estaba a punto de caer sobre él.

—Sí, ¿usted quién es? —No era demasiado alto, ni demasiado grande, ni parecía físicamente intimidado por la presencia de los tres chicos, pero ese aura fría hizo que Jisung se encogiera un poco. Dio un minúsculo paso hacia Felix y se alegró cuando sintió la mano de su amigo enredándose en sus dedos.

—¿Está de acuerdo con los matrimonios concertados? ¿Es usted tan miserable que no puede conseguir pareja por sí mismo? ¿Por eso obliga a un pobre omega a casarse? —Mierda, Seungmin, mierda. Sí, definitivamente había sido una pésima idea.

—¿Sois periodistas? —El hombre parecía imperturbable, como si todas esas acusaciones le resbalaran. Fue al mismo tiempo admirable y un poco aterrador. ¿Cómo de acostumbrado tenías que estar al juicio ajeno para que no te afectara que dijeran que estabas obligando a alguien a casarse contigo? Jisung creía que mucho y eso ponía su plan de presionarlo un poco muy en peligro.

FRESAS Y MARACUYÁ | Lavanda 2 | ChangLix | HyunIn | Minsung | OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora