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𝘔𝘢𝘳𝘳𝘺 𝘮𝘦, 𝘑𝘪𝘴𝘶𝘯𝘨.

— ¡Cuando sea grande quiero casarme contigo y tener muuuchos bebés! - Dijó el pequeño castaño de mejillas regordetas viendo como su amigo se sonrojaba por sus palabras. — Honnie hyung se ve muy tierno.

— Hannie, siempre sabes cómo hacerme sonrojar. - Se quejó el mayor de los dos cubriendo su rostro con sus manitos.

— Aun no respondes a mi propuesta.

El menor miraba a Minho con sus ojos brillantes ansiado por su respuesta. Tal vez tenían nueve y diez años, pero el menor de ambos sentía maripositas en su estómago cuando estaba con Lee. Lo quería mucho y quería que estuvieran juntos siempre y para siempre, quería darle besitos en las mejillas porque en los labios sería algo asqueroso, aun no sabía cómo sus padres lo hacían, esperaba cambiar de opinión cuando creciera y pudiera darle todo el amor del mundo a Minho.

Era un dulce amor infantil.

— Sunggie, ¿quieres casarte conmigo cuando seamos más grandes?

El castaño sonrió y se abalanzó sobre el mayor para besar todo su rostro exceptuando sus labios.

— ¿Y tendremos muchos bebés?

Minho rio y acarició los ondulados cabellos del menor.

— Eres un bebé, Hannie, no pensemos en eso ahora.

— Lo amo, Minho hyung.

Minho sonrió ante el recuerdo de cuando eran más pequeños, suspirando enamorado. Aun recordaba lo tiernamente insistente que era su menor, pero aun así lo amaba.

Con el pasar de los años su amor se hizo más fuerte, por ende, a los veintiún años Jisung quedó embarazada haciendo que Minho trabajara el doble para poder satisfacer sus deseos, olvidando dar el paso más importante.

Ellos aún no se habían casado y Minho no esperaba el día en que pudiera llamar a Jisung su esposo, Lee Jisung.

Los ojos de Jisung estaban cubiertos con un lindo pañuelo púrpura mientras era dirigido por Yongbok a quien sabe dónde

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Los ojos de Jisung estaban cubiertos con un lindo pañuelo púrpura mientras era dirigido por Yongbok a quien sabe dónde. Felix solo le había dicho que se vistiera bien y vendara sus ojos, algo cauteloso hizo lo que le pidió dejando al pequeño Sunoo bajo el cuidado de Jiwoo y Soo-young.

— Recuerda que sé todo sobre ti, Lix, más te vale no hacerme caer. - Amenazó Jisung dando pequeños pasos para evitar caer.

Él no era tonto, por como la tierra succionaba suevamente sus pies sabía que estaba en la playa, la pregunta era ¿por qué?

— Ahora, cuenta hasta diez lentamente y te quitas la venda ¿bien? - Ordenó Felix tratando de ocultar la emoción en su voz.

Han asintió e hizo lo que le ordenó. Con pasos torpes Yongbok corrió lo más rápido que pudo hasta su auto para dejar así un ambiente completamente íntimo.

— Diez... - Quitó el pañuelo de sus ojos y visualizó la hermosa decoración que tenía enfrente — Esto... esto es hermoso.

A lo lejos vio a Minho con un hermoso ramo de flores indicándole que se acercara.

— Amor ¿qué es todo esto? - Minho no respondió, solo tomó a Jisung de la cintura y lo acercó para depositar un dulce beso en sus labios lleno de promesas.

Cuando se separaron le entregó el ramo de rosas rojas haciéndolo sonrojar.

— Ven, vamos a cenar.

Minho lo guió hasta la mesa que se encontraba rodeado de pétalos de rosas y varias luces haciendo del ambiente más romántico.

Jisung se sentó seguido de Lee, cenaron y hablaron por un largo tiempo recordando viejos y hermosos momentos.

— Nuestro primer beso fue en este lugar. - Recordó Minho.

— También te pedí que fueras mi novio en este lugar, ¿recuerdas? - Añadió el pelinegro. Hanji asintió con una sonrisa — Lloré como un bebé y luego me colgué sobre ti como un koala.

— Nuestra primera vez, ¿no fue aquí también?

Minho rió sonoramente con sus mejillas tiñéndose de rojo.

— Sí, casi nos atrapan, pero fuimos más rápidos y pudimos escapar antes de que alguien nos viera.

— Fue muy excitante. - Dijó el menor.

— Lo fue.

Minho se quedó mirando los hermosos ojos color negro de Jisung, perdiéndose en ellos.

— Jisung. - Lo llamó repentinamente, captando la atención del castañito. — Cuando me veo en tus ojos, veo un futuro juntos lleno de amor.

Las mejillas de Jisung se tiñeron adorablemente de rojo haciendo que el mayor inconscientemente sonriera.

— Cuando hablo de ti, sonrío y mi corazón se siente feliz. Cuando te hablo, olvido todo lo que me rodea porque eres lo único que me importa. Cuando pienso en ti, siento que nuestra historia cobra sentido de nuevo. Me hace recordar el porque me enamoré de ti. - Habló derramando algunas lágrimas con cada palabra que decía, pero esa sonrisa enamorada nunca se borró de su rostro — Te amo, Hannie.

— Minho... - Susurró Han casi inaudible — Me siento muy feliz de haberte conocido y que formes parte de mi vida, sin ti no tendría sentido vivir, me diste el mejor regalo que alguien puede tener, un hijo al que amamos mucho. Deseo que lo nuestro sea para siempre.

— Lo será, mi amor. Tú y Sunoo son lo más importante para mí. - Soltó tomando fuertemente su mano — Me quedaría contigo toda una vida y las que fueran necesarias también.

Ya era el momento.

Minho se levantó de la silla y se arrodilló frente a Jisung sacando una pequeña caja de terciopelo de su bolsillo.

Los ojitos de Han se iluminaron al ver como su novio abría con delicadeza aquella cajita dejando ver el anillo dorado brillante. Las lágrimas salían sin control de sus ojos.

— Han Jisung, ¿aceptarías casarte conmigo? ¿dejarme ser tu esposo para amar y cuidar de ti y nuestro pequeño? ¿quieres pasar el resto de tus días al lado de este loco que no te para de amar?

Jisung dibujó una sonrisa en su rostro, se agachó al lado de Lee, besando labios repetidamente.

— ¡Acepto! ¡acepto! - chilló Han abrazando con fuerza el cuerpo de su ahora prometido.

No podía estar más feliz.

— Prometo hacerlos felices. - Terminó Minho besando los esponjosos labios del castaño dejándole claro a quien le pertenecía.

Han Jisung, próximamente Lee Jisung, era de Lee Minho.

— ¿Te molestaría revivir nuestra primera vez? - Propuso el pelinegro mirando a su prometido con una sonrisa ladina, alzando ambas cejas.

— Para nada. - Dijó coqueto desabotonando los botones de la camisa de Minho — Ha pasado un tiempo, me encantaría recordar y hacer una pequeña comparación.

— Oh, cariño, créeme, ahora estoy más experimentado, no soy el mismo chico virgen y escuálido de dieciséis años.

— Eso lo sé. - musitó atrayendo a su chico hacia su cuerpo para así besar sus labios.

Esa noche solo las olas, la luna y las estrellas fueron testigos de los gemidos y promesas de amor que esa noche se hicieron. Porque a pesar de sus diferencias, estaban hechos el uno para el otro, y ellos lo sabían muy bien.

Ambos se complementaban a la perfección.

fin.

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𝙗𝙖𝙗𝙮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora