𝒆𝒑𝒊𝒍𝒐𝒈𝒐

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𝘓𝘦𝘦 𝘔𝘪𝘯𝘩𝘰

La imagen de mi esposo alimentando a nuestro pequeño bebé de seis meses nunca la sacaría de mi cabeza, mucho menos al ver como Sunoo derramaba toda su papilla de frutas en el rostro de Jisung.

Tuve que contener mi risa de lo contrario Jisung terminaría ensuciándome igual, aunque no me importaba, esa clase de cosas eran las que siempre había querido hacer con mi familia.

Con ellos todo era maravilloso, amaba consentirlos y hacerlos reír, ellos eran mi felicidad, cada día lo comprobaba. Cuando me despertaba con ellos sobre mi dejando pequeños besos en todo mi rostro o cuando me daban un pequeño beso en la mejilla cuando estaba por irme a trabajar, o cuando regresaba a casa y me recibían con un cálido abrazo que hacía que mi corazón se sintiera cálido.

Daría todo por mi pequeña familia.

— ¿Por qué nos miras tanto, Honnie? ¿Tengo algo en el rostro? - Preguntó mi castaño con una dulce sonrisa.

Yo negué divertido y me acerqué a ellos.

— Solo pienso en lo mucho que los amo. - Confesé, haciendo que Jisung se sonrojara y siguiera alimentando a Sunoo.

— ¿Qué piensas de tener más bebés? - Preguntó repentinamente, sorprendiéndome un poco.

¿Más bebés?

— Sé que Sunoo aún no cumple su primer año, pero yo quiero tener muchos bebés contigo. - Soltó dulcemente lanzándome una mirada coqueta.

Ya sabía a donde iba todo esto.

— Que pervertido. -Dije, cubriendo los oídos de Sunoo.

Mi angelito aún no tenía edad para escuchar tales palabras.

— ¡No soy un pervertido! Tú lo eres.

— Lo sé, olvidas que te lo confirmo cada día. - Contesté, apartando mis manos de las orejitas del pequeño, quien ni siquiera se inmuto y solo siguió comiendo.

Era una pequeña bolita de arroz. Tan adorable.

— Olvida lo que dije.

Jisung bajó su mirada, haciéndome sentir un poco mal, era obvio que quería tener más bebés al igual que el, pero al menos deberíamos esperar a que nuestro pequeño comience a hablar y a caminar.

— Quizás cuando Sunoo tenga más edad.

Jisung levantó su mirada emocionado. Amaba el brillo de sus ojos, pero más amaba ser el causante de ese brillo.

-Pero, ¿si quieres?

— Por supuesto que sí. - Dije sosteniendo sus manos — No me cansaría de darte hijos, Hannie.

Esta vez fue el quien cubrió las orejitas de nuestro bebé.

— Pervertido. - Musitó.

— Deberíamos dejar de decir esas palabras, por el bien de las orejitas de Sun. - Bromeé mientras acariciaba los oscuros cabellos de mi bebé.

Pasamos toda la tarde juntos creando lindos y divertidos recuerdos. Porque cada pequeño momento con mi familia quedaría atesorado por siempre en mi corazón.

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Gracias por leer 💗

- 240330

𝙗𝙖𝙗𝙮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora