PRÓLOGO

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Tener que crecer sin la protección de las personas que te dieron la vida no es sencillo, he tenido que aprender a sobrevivir y valerme por mi misma.

Desde pequeña me pregunté porque estoy sola en esta vida, si en algún momento fui amada aunque sea querida por mis padres, siempre espere que en cualquier momento pasase alguien por la puerta del orfanato diciendo que eran mis padres biológicos y que por alguna razón fui arrebatada de sus brazos pero con el tiempo ese deseo se fue disipando poco a poco.

El proceso de adopción fueron lo peor para mi, nadie me quería como su hija, siempre eran los mismos comentarios

Ella causa miedo.

- Tiene una mirada muy fría.

- Parece una chica sin sentimientos.

¿Qué esperaban? ¿Qué les sonriera?

No, la vida no es pasteles y rosas, no todos somos felices con lo que tenemos, mis sentimientos me abandonaron desde el momento en que decidieron que yo era un estorbo para la vida de mis progenitores, lo entendí, ¿Por qué sería diferente con una familia adoptiva? no fingiría ser una persona que no soy solamente para que ellos sientan la dicha de rescatar a un alma en pena del orfanato, maldita gente egoísta, solo piensan en su propia satisfacción, la humanidad misma destila hipocresía por donde quiera que lo veas.

A mis catorce años logré escaparme del orfanato, sin embargo, un hombre un poco mayor me encontró, pensé con pánico que me regresaría al maldito infierno del que me había escapado, pero no lo hizo, el hombre era un no se que en una organización para atrapar a criminales, ¿Qué hizo ese viejo cochino? me entrenó como una bestia para que me pudiese enlistar a la organización a la que pertenecía el al cumplir la mayoría de edad.

Ahora estoy acá, llenando papeles para poder hacer la pruebas que ese maldito viejo me envió a hacer.

InnfiltradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora