Prólogo

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Japón, 2015 d. C.

Entré al bar al que ese hombre me había citado cuando me llamó el otro día.

Habían pasado quince años desde la última vez que lo vi, en ese entonces mi esposa estaba embarazada, honestamente, siempre supe que algún día volvería a cobrar el favor que me hizo aquel día.

El lugar estaba completamente vacío, había un tocadiscos reproduciendo música clásica, a él siempre le gustó mucho.

Cuando sentí una ligera brisa golpear mi rostro, supe que había llegado.

—Ha pasado mucho tiempo, Ayanokoji-sensei.

—Sí, supongo que sí, es bueno verte con buena salud, Sakayanagi.

El hombre frente a mí, Ayanokoji Kiyotaka, me había salvado de la muerte durante mi niñez, según él, lo hizo por un capricho, aun así, me siento en deuda con él.

—Veo que no has envejecido ni un poco, mi esposa mataría por conocer tus secretos.

Él sonrió al oír mi comentario, y acto seguido se sentó en la barra para servirse un trago.

—Seguramente tienes tus propios asuntos, así que iré directo al grano, he venido para cobrar el favor que me debes.

—Supuse que ese sería el caso.

Sacó un cigarrillo del bolsillo en su pecho y lo encendió, soltó una gran bocanada de humo.

—Quiero que me inscribas en tu escuela, inicia en abril, ¿verdad?

Por un segundo me estremecí, era une petición inesperada.

—¿Por qué me pides eso?

—Digamos que, decidí tomarme unas vacaciones de mi trabajo, será la primera vez que me quede por tanto tiempo en el mundo humano.

Solté un gran suspiro, sabía que el hombre frente a mí no me estaba diciendo la verdad, al menos no toda.

—Estamos a mitad de marzo, inscribirte a estas alturas sería muy complicado.

—Ese es tu problema, te daré un número telefónico para que me envíes toda la información.

Me entregó una tarjeta con su nombre y su información de contacto.

—¿No puedes pedir otra cosa? No me agrada la idea de involucrar a mis estudiantes en mis asuntos personales.

En ese momento, me di cuenta del error que había cometido, negarle algo a Ayanokoji-sensei era algo peligroso, me miró intensamente.

—No olvides gracias a quién es que tu hija puede vivir como una persona normal, si así lo deseas, me encargaré de que jamás vuelva a caminar.

—No olvides gracias a quién es que tu hija puede vivir como una persona normal, si así lo deseas, me encargaré de que jamás vuelva a caminar

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—N-No, lo siento mucho, haré lo que pides.

—Eso está mejor, no vuelvas a hacer eso, sabes que no me gustan las promesas rotas.

Asentí, en esta situación, lo único que podía hacer era aceptar sus demandas, después de todo, gracias a él, Arisu pudo crecer sin desarrollar la enfermedad que estaba destinada a padecer.

—Si me lo permites, me gustaría saber qué clase de vida quieres vivir en mi escuela—no sabía a qué clase era mejor enviarlo.

—Mmm, supongo que quiero experimentar cómo viven los humanos más jóvenes, mientras más interesantes sean mejor.

—Entendido, te avisaré cuando todo esté hecho... por cierto, ¿con qué nombre debería registrarte?

Él me miró como si la respuesta fuera bastante obvia.

—Por supuesto, Ayanokoji Kiyotaka, ese es mi nombre humano, sería muy extraño si me registrara con mi verdadero nombre.

Tiene razón, además, el hecho de que no parezca asiático ya es muy llamativo.

—¿En dónde te quedarás mientras inician las clases? No pareces tener intención de ir a ese lugar.

—Estaré en Londres por ahora, hay una humana a la que no he visitado en décadas.

—Muy bien, te veré pronto entonces.

—Sí, estaré atento a tu llamada.

Y así, desapareció en un instante, dejándome solo en el bar.

Suspiré con alivio.

—Creo que tomaré un trago también.

Classroom of the elite - El diablo en ANHSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora