No sé si soy una buena persona

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Pasó un tiempo. El tiempo suficiente como para acomodarse como equipo. El trío de asesinos comenzó a conocerse un poco más entre si, se volvieron ágiles a la hora de matar y al aceptar cada vez más encargos en las diferentes locaciones del infierno.

Blitz consiguió el dinero ideal para comprar una camioneta y pagar las cuentas de la oficina, Moxxie y Millie recibían grandes porciones de las pagas y comenzaron a acomodarse en el trabajo y a entrenar juntos en exceso para mejorar sus capacidades y volverse implacables. Y con sus conocimientos combinados, lograron a enseñarle a Blitz la mejor parte de la lucha con armas y cuchillas.

Podían ser sicarios normales y sostenerse con ese dinero. Era verdad que mantener esa clase de vida no era imposible y que, en realidad, les brindaba el dinero que necesitaban para vivir y sostener el negocio. Pero la policía los encerraría un buen tiempo si eran descubiertos, y hubo algunas charlas al respecto entre los tres.

El punto crucial de llegar al mundo de los vivos era una cuestión grave y se acababan las opciones que pensaban con regularidad. Y Blitz estaba meditando sobre todo eso mientras veía fornicar a sus dos empleados en la sala de la oficina. Él espiaba con curiosidad por la abertura de la puerta de la habitación del jefe.

Poco le importó que tuvieran sexo en un lugar fuera de contexto, pero tendría que lavar ese sofá por si mismo. De cualquier forma, se veían tan felices juntos, eso lo enterneció. Blitz dejó de lado el pensamiento de su trabajo para entrar en cuenta de que vio como la pareja estaba evolucionando, él presenció la forma en como su amor germinó hasta volverse lo que eran en ese instante. Hubo muchas citas, miradas cursis y sexo en la oficina hasta que se volvieron esa clase de pareja sana y solida. Ni siquiera recordaba haberlos visto pelear alguna vez. Eran magia.

Suspiró de forma soñadora... Había un punto en su lista que decía formar una familia. Era el último porque era el más difícil. Una familia no significaba esposa e hijos, solo vínculos que consistían en básicamente no dejarlo solo.

Blitz no merecía eso. No merecía nada bueno, pero quería intentarlo. Y cuando se encerró en su oficina, tomó asiento en su silla delante del escritorio y pensó en la lista que creó en su primera instancia en prisión.

Consiguió un trabajo, pero no era honesto, probablemente el ser sicario el trabajo más deshonesto del mundo. No le pesaría tanto si fueran humanos, pero estaba aniquilando a cualquier persona mientras le pagasen por eso.

Continuaba viviendo en su asqueroso departamento de soltero, y era su lugar cómodo y seguro, pero estaba lejos de ser la gran cosa. En realidad, era bastante precario.

Y por último, tener esa clase de familia que siempre quiso, de cualquier tipo de forma, estaba muy fuera de su alcance. Amaba a Moxxie y a Millie, pero ellos estaban tan enfrascados en su mundo de luna de miel que no le prestaban atención fuera de su trabajo.

Habían pasado años. Sus empleados se distanciaron y se mudaron juntos, bastante lejos de donde se establecía Blitz. Desde que Moxxie se fue a vivir con Millie, Blitz se empezó a sentir solo otra vez. Peleaba mucho con Moxxie, ya no era tan gracioso convivir de todas formas. Pero igual extrañaba tener un amigo cercano en las noches para poder hablar de cualquier clase de cosa que lo despejara.

Podian vivir así, era cierto. Pero Blitz tenía que conseguir la manera de llegar al mundo de los vivos porque no quería tenerlos en riesgo todo el tiempo con las autoridades. Ir a la tierra... Sonaba cada vez más lejano. Y lo único que sonaba como una real posibilidad era tener que ir a buscar el libro del búho para lograr su cometido.

Aquella noche, Blitz escaló hacia la azotea de su departamento. Volvió a mirar ese cartel de Fizzarolli que siempre era renovado con nuevas imágenes de promoción de espectáculos o productos. Siempre sonriendo radiante para las fotos, aunque últimamente mostrando toda la piel posible, increíblemente sexualizado. A veces en lencería, siempre siendo caliente, siempre siendo hermoso.

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