Asher Clark.
La primera vez que vi a Stellan, fue un momento que jamás podré olvidar. Sin duda tenía una presencia calmada y recolectada, parecía que nada lo alteraba, como si se tratara de un roble. Se veía una persona organizada y capaz.
Cuando lo contrate, aunque lucía feliz, no lucía sorprendido. El sabía que obtendría el trabajo de algún modo, lo cual solo hizo que sintiera curiosidad por el.
Después de eso, mi vida fue realmente... fácil. Extrañamente fácil.
Nunca le di trabajo de más, pero el parecía encontrar más trabajo por hacer, que realmente parecía inútil que yo continuara yendo. Una vez intenté disminuirle la carga de trabajo, haciéndolo por mi mismo, pero aún así, el encontraba más trabajo para hacer. Realmente extraño.
No fue hasta que toco una cena con el personal, que todos comenzaron a pasarle bebidas, y el nunca negó una. Tomaba todo lo que le ofrecieran, e incluso aunque luciera ebrio, se comportaba como si no lo estuviera.
Pero mi perspectiva hacia el cambio por completo cuando al terminar la cena, y estar a punto de irme.
Regrese al lugar porque había olvidado mi abrigo, y ahí me encontré con Stellan, solo, sentado en una banca mientras miraba al cielo nocturno.
Me acerqué a él, para preguntarle si se encontraba bien, o si necesitaba ayuda.
―No lo sé ―respondió―. La verdad es que no quiero volver ―sonrió, mientras veía lágrimas formarse en sus ojos grises.
―¿A dónde quieres ir? ―pregunté sentándome junto a él.
―Quiero... quiero irme a un lugar donde pueda ser feliz... donde aquí ―se golpeó el pecho―, no duela.
―Lo lamento, pero... no sé dónde es eso ―respondí con sinceridad.
El guardó unos segundos en silencio, y entonces rió, mientras las lágrimas caían por sus ojos, y revolvía su cabello castaño.
Esa fue la primera vez que lo vi completamente desaliñado; siendo él mismo, sin usar esa máscara de hombre perfecto.
―Tienes razón, qué estúpido ―se limpió las lágrimas, y entonces se volteo a verme, y ladeo la cabeza―. Eres guapo, te pareces a mi jefe ―dijo entre risas―. Ese hombre sí que es guapo, y se ve extremadamente sexy, debería de presentártelo, si lo ves, estoy seguro que te enamorarías de él.
Me quedé en blanco. ¿Qué?
―¿Eso crees? ¿No le tienes miedo? ―pregunté asombrado
―¡Woaw! ¿Lo conoces? ―preguntó emocionado―. Y claro que no le tengo miedo, sé que es un gran hombre, solo tiene una mirada... intimidadora, pero sin duda, se merece mi completo respeto, es una gran jefe... jeje el mejor de todos ―alzó ambos pulgares.
Sonreí sintiéndome avergonzado, y mi corazón latir con rapidez.
―... Humm, ¿quieres que te ayude a pedir un taxi? ―pregunté, mientras evitaba mirarlo.
―Nah, ya me pedí el mío, no te preocupes ―me dio unas palmadas en el hombro, y entonces abrió sus ojos impresionado―. ¡No inventes que fuertes estás! ―comenzó a tocar mis brazos, y sentí mi cara tornarse color rojo.
―Por favor... para ―le respondí rendido
―De verdad... ―tomó mi rostro entre sus manos―. Eres tan guapo ―dijo con una gran sonrisa, haciendo que sus ojos se desaparezcan.
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The Secretary is an extra
Random¿Qué pasaría si un día te dieras cuenta que solo eres un extra dentro de una novela gay donde el personaje masculino principal es tu jefe y tu eres su secretario? "Decidí vivir mi vida de esta manera porque pensé que estaría mejor, ¿por qué no parez...