Capítulo único

986 89 3
                                    

— ¿No te es suficiente con besarnos? — Pronunció Alastor una vez llegaron en medio de sus besos al balcón del hotel. Fue difícil despegarse del adictivo contacto de esos brillantes y rosados labios. Se volvía casi imposible cuando su amado empleaba un erotico y suave tacto tanto en sus cabellos como cola.

Esto eran una trampa para que aceptase su descabellada petición.

¿Cuál petición? Bueno, Lucifer le propuso tener sexo afuera, no cambiando de un escenario cerrado a otro, sino hacerlo al aire libre. Quizás partir con escenarios más controlados o en los que fuese fácil ocultarse si llegaban a correr peligro y después escalar paulatinamente hasta la cuspide de este nuevo y estimulante fetiche.

Lucifer añoraba probar esta nueva adrenalina. La sensacion de poder ser descubiertos por cualquiera en medio de su íntimo momento lo emocionaba. Que aquellos instantes en el que ambos dejaban salir todo de sí, se convertían en verdaderas bestias sedientas del otro y ensimismados en sus actos podría estar a la vista de cualquier curioso afortunado o desafortunado, lo entusiasmaba enormemente.

De solo pensarlo su mente se llenaban de escenarios sexuales en los que disfrutaba hasta desfallecer. Tan solo imaginar que la imponente figura de su amado Alastor estuviese vulnerable a los ojos penetrantes de otro ser, mientras él lo poseía y marcaba como su propiedad le fascinaba.

— ¿Para ti alguna vez ha sido suficiente con solo besarnos? — Sonrió coqueto y le jaló del saco para volver a besarlo intensamente. Recorría con su lengua cada espacio disponible y rozaba esta contra aquellos filosos dientes. Comenzó a juguetear con aquella viscosa lengua contraria provocando un chapoteo entre ambos que solo calentaba el momento.

Hasta ahora le seguía impresionado como un simple beso podía elevar la llama entre ambos tan vívidamente. Sin embargo, jamás le molestó, simplemente adora sentir como crepita el fuego de sus adentros por este encantador pecador.

— « No puedo concentrarme » — Pensó Alastor, necesitaba negar la propuesta de su ángel de la forma más dulce y razonable posible, pero si continuaba de esta forma aceptaría sin dudarlo. Nunca ha podido resistirse a este suave tacto. Sentía como una mano de Lucifer bajaba para tomar su cola y acariciarla gentilmente en un erótico vaivén que aturdía su razón.

La suave palma del ángel transmitía una excitante corriente eléctrica sobre el pecador quien temblaba ante los intensos besos y las caricias en su zona erógena. Nunca debió confesarle lo de su cola, ahora siempre lo tiene acariciando la zona para provocarlo y convencerlo de todo.

— Lucifer — Tomando consciencia de su propia voz interna que trataba de actuar con razón se separó del beso para hablar, pese a que Lucifer seguía acariciando su cola, continúo firme. — Esto no parece algo muy seguro para ti mmh!— Clamó al sentir como apretaba la punta de su cola — ¿Y-y si alguien llega a vernos? ¿Sabes todo lo que pueden decir sobre el soberano del infierno? Piensa en tu reputación. — Sonaba razonable con aquella actitud tan pulcra, pese a las constantes provocaciones.

El ángel soltó un suspiró hacia un costado y quitó sus manos del cuerpo ajeno. Se estaba dando cuenta que su plan para convencerlo no funcionaba, así que tendría que recurrir a su plan B, si con este no conseguía su apoyo se daría por vencido, lo promete.

Se acercó a la barandilla del balcón apoyando su cuerpo de espaldas a este. Llevó sus manos al nudo que envolvía su larga bata de seda ante la mirada curiosa y expectante de Alastor. Desató el nudo dejando ver como estaba completamente desnudo, exponiendo aquel blanquecino y delicado cuerpo a su completa disposición.

Posó flexionando una rodilla y abriendo un poco sus piernas para mostrar su pene que estaba iniciando la erección y su vagina que comenzaba a mojarse desprendiendo delicados hilos de fluidos por sus muslos. No puede negar lo rápido que se prende su cuerpo con solo unos besos de él. Lucifer tenía sus antebrazos en el barandal, relajado, pues sabia que su plan había funcionado en el momento que los ojos rojizos de Alastor lo inspeccionaba de arriba hacia abajo y tuvo que tragar saliva antes de comenzar a babear.

Exhibicionismo | ᴏɴᴇ-sʜᴏᴛ | RadioappleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora