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—Jisung, amigo mío ¿Cómo estás? ¡Que bueno verte!—Mark lo abrazó efusivamente apenas abrió la puerta y reconoció al hombre que parecía acelerado.

Jisung respondió al abrazo, pero rápidamente lo alejó—No es una visita amistosa, vine para que me ayudes en algo. Con un pequeño problema en el que estoy envuelto, bueno, estamos envueltos—Observó a Chenle de reojo.

—¿Están envueltos? Oh, Chenle—Mark sonrió gratamente, tanto que Chenle no pudo evitar sonrojarse. Jisung fijó su mirada en él y este le hizo una mueca. Mark los miró a ambos antes de intentar agarrar los hombros de Chenle para darle un buen abrazo, después de todo, hace tiempo que no lo veía. Jisung interpuso su brazo para que no pudiera agarrarlo, evitando que lo tocara. Al darse cuenta, tomó devuelta el brazo con su otra mano.

Mark retrocedió unos pasos, para nada ofendido—No sabia que te habías vuelto tan posesivo. Bueno, siempre fuiste posesivo con él pero ahora...-Sonrió—Sabía que terminarían juntos.

—¿Qué? No sé a que te refieres pero no hay nada entre nosotros, solo somos amigos. Como antes, como siempre—Dijo mientras Chenle miraba un cuadro colgado en la pared con una foto familiar para evitar los nervios que le estaba provocando la conversación. Amistad, solo eso eran. Chenle parpadeo rápidamente por las malditas lagrimas que querían salir. Se sentía tan confuso.

Mark no estaba listo para dejar ir el tema a pesar de que ambos se veían incómodos—¿Y entonces? ¿Por qué tu comportamiento? Aunque te entiendo. Mira lo lindo que es, también despierta mi vena protectora—No pudo dejar pasar la oportunidad de pellizcarle las mejillas, provocando que Jisung suspirara y agarrara a Chenle para atraerlo hacia su cuerpo, pero esta vez con más ímpetu.

—No lo molestes.

—Que celoso—Aunque realmente no debería sorprenderle. Miró el trafico y se dio cuenta que no los había invitado a pasar, se corrigió rápidamente, cerrando la puerta tras de ellos. Luego dirigió su mirada a unas manos que parecían temblar—¿Y esos anillos?, ¿No me digan que se casaron en secreto?—Gritando esto último, provocando que su esposo lo escuchara, el mismo que estaba haciendo dormir a su pequeñito y que pronto llegó corriendo.

—¿Quién se casó y no nos invito?, ¿Por qué nunca nos invitan?—Gritó el hombre que había bajado del segundo piso. Su respiración aun no se tranquilizaba.

—Tranquilo Renjun. Amor, con tus gritos despertaras a Yangyang.—Renjun solo le dio una mirada ofendida, porque él no gritaba.

Jisung tomó aire, se encontraba agotado—No, no me he casado. Es una historia larga así que solo necesito que me des agua bendita para poder sacarnos estas cosas—Ambos mostraron las manos y se miraron perturbados.

—¿No se lo pueden quitar? Eso es imposible. Préstame tu mano, Lele—Mark dijo cariñosamente.

—Espera, toma la mía mejor—Dijo Jisung mientras se regañaba internamente por su comportamiento ¿Siempre había sido así de posesivo? ¿Como? Si se sentía completamente satisfecho por su relajada forma de actuar. Celar y proteger eran dos palabras completamente diferentes, la primera no existía en su vocabulario.

Mark le dirigió una larga mirada a Renjun-En verdad no quiere salir. Déjame intentar algo.

—No Mark, con los dientes no. Por la mierda, que asco—Gritó Jisung. Recordando el momento en el que a Chenle le hizo lo mismo. Quizás todo lo que sintió fue repulsión. ¿Debería preguntarle?

—Mark, ¿Qué intentas?—Renjun quería reírse del excéntrico actuar de su esposo.

—Nada, de todos modos cuéntanos como pasó todo. Dijiste que es una historia larga. Tenemos tiempo.

Jisung y Chenle se contemplaron un momento antes empezar con la historia. De esa forma anunciando lo del matrimonio. De como la señora los atendió y el extraño actuar de las vendedoras en general. Como habían intentado sacarse el anillo con algunos de los métodos que se les venia a la cabeza. Incluso contaron el mito ridículo. Lo único que omitieron fue el hecho de que tenían que declarar su amor abiertamente.

—Así que te vas a casar con Karina y no nos ibas a invitar—Renjun asintió como si entendiera y luego hizo una mueca de desagrado.

—Si los tengo presente, están en la lista. Pero aun no están listas las invitaciones.

Mark suspiró como si fuera el hombre mas triste del mundo—Yo que quería a este lindo niño para ti—Murmuró y fijó su mirada en Chenle que dio un pequeño saltito. Sentía como si pudieran ver a través de él y no le estaba gustando. Por suerte Mark siguió hablando—Pero volviendo al tema, esto suena irreal ¿Cómo va a ser culpa de un anillo mágico? Para mi que ustedes se drogan— Cruzó las piernas mientras llevaba su mano al mentón.

—Es verdad—Se defendió Chenle, asintiendo apasionadamente.

—Renjun cariño, tráeme el agua bendita.

—Ahora que estamos casados soy tu sirviente, por eso estabas tan apurado con eso—Cruzó sus brazos y fue refunfuñando todo el camino, hasta la pequeña habitación donde guardaban cosas y de vuelta también.

—No le hagan caso—Mark murmuró, pero sonriendo con cariño. A Chenle le dolió el pecho cuando pensó en el amor que se tenían. Algo que seguramente el podría llegar a tener solo en sueños.—Esta embarazado nuevamente y esas hormonas. Por suerte seguimos cuerdos.

Chenle sonrió, muy cuerdos—Felicitaciones a ambos entonces.

—Aquí está—Mark lo recibió, y como agradecimiento lo besó como si no hubiera nadie viéndolos, con amor y pasión, logrando atraer la incomodidad para los espectadores. Al soltarlo ambos respiraban de forma dificultosa pero para nada arrepentidos.

—Pásenme sus manos ¿Tengo que rezar o algo? Lo digo ahora, no soy cura, solo soy un ciervo de Dios.

—Lo que sea, la cosa es sacarnos estos anillos.

—En el nombre de Dios, de los santos, los espíritus, los fantasmas, cada criatura que nos pueda ayudar, permite a estos dos pecadores que el anillo salga—Roció con agua bendita ambos dedos. No una o dos veces, cuatro veces.

—¿Y?—Preguntó Chenle, quien había mantenido los ojos cerrados durante todo momento para que la magia o lo que fuese fluyera.

—Nada—Obvió Mark, decepcionado.

—¿Cómo que nada?—Refutó Chenle.

-Si les soy honesto, yo esperaba que sus manos se quemaran o algo así, por lo pecadores que son.

Chenle y Jisung lo miraron con rabia, no era chistoso.

—Yah, no se sulfuren era una pequeña broma. Pero lo que sí es real, es que el anillo no sale. Lo siento.

—Bueno, no importa. Intentaremos otras formas. Nos vemos pronto y de nuevo, felicitaciones por la bendición—Salieron de esa casa agotados, por ahora, resignados.

—¿Por qué no les explicaste bien lo de los anillos?—Renjun preguntó apenas Jisung y Chenle salieron tras la puerta. Besando la mejilla de su esposo, con caricias lentas y llenas de amor.—Se ve que están preocupados.

—Se tienen que dar cuenta solos, tal como lo hicimos nosotros.

—¿Y si no lo hacen?

—Descuida cariño, lo harán. Si nosotros pudimos ellos también podrán—Agarró el brazo de su esposo y lo sentó en sus piernas. Recorrió su cintura y su pecho sin pudor. Mark inspiró profundamente antes de tomar su mentón con la mano.—Te amo, siempre lo he hecho.

—Quieres sexo.—Renjun rió cuando su esposo bufó.

—Siempre tan discreto para decir las cosas.

—Mejor vamos arriba antes de que nuestro hijo despierte—Mark lo tomó en brazos, le gustaba molestarlo.

Siempre agradecía estar con el amor de su vida y por esa razón, esperaba que Jisung se diera cuenta. De corazón, esperaba que abriera bien los ojos, antes de que fuese demasiado tarde.

tu anillo no sale de mi dedo ★ JICHENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora