Epílogo + Fin de la primera parte

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*Si quieres vivir más intensamente la escena, escucha la canción a la vez que lo lees*


POV Tsutey

Esa mujer terca me tenía trastornado. 

Creo que ningún na'vi había soportado tanto por una mujer y aquí estaba yo, pensando en la manera de volver con ella y pedirle perdón por mi comportamiento brusco.

Al principio, estaba enfadado y furioso con ella por no dejarme cumplir mi deber de protegerla, y con mi clan por dejarme atado y seguir su descabellado plan.

No duró mucho mi encarcelamiento pues aproveché que se fueron a la batalla para desatarme y poner a dormir a los dos que estaban custodiándome. 

Sabía por qué lo habían hecho, pero mi ser no podía soportar la idea de que ella sufriera cualquier tipo de daño. Necesitaba protegerla. La necesidad se había vuelto especialmente intensa últimamente. No quería decirle nada, pero un instinto protector surgía dentro de mí cada vez que la tenía cerca o se le acercaban. Estuve a punto de preguntarle a la Tsahik por esto, pues se había vuelto irracional. Pero así era el efecto que tenía en mí.

Una vez que me desaté fui hasta el Eytukan, quien no me dijo nada y me dejó irme. Él sabía que no podría volver a atarme dos veces. 

Llamé a mi ikran y rápidamente fui hacia el Gran Árbol, el cual vi con desolación como ardía en llamas. Un sentimiento de rabia y tristeza surgía dentro de mí al ver como mi hogar se destrozaba y varios de mis hombres caían en batalla.

Mientras volaba, conseguí atravesar con mi flecha a dos demonios dentro de sus máquinas voladoras cuando estos se cruzaron en mi camino. Varios de mis hombres celebraron mi llegada y se unieron a mí. Sin embargo, tenía un objetivo en mente, recuperar a mi hembra, la cual era demasiado arriesgada para su propio bien y el mío.

Un rato más tarde, vi la gran nave ante mí y volé más alto. Había otra más pequeña disparando hacia dentro de la grande y a uno de mis hombres llevándose a un humano que había recogido de ahí en su ikran. 

Al poco tiempo, pude observar con asombro cómo una figura cayó desde esa nave al vacío y rápidamente me di cuenta de quién era. Volé con mi ikran a toda velocidad y a tiempo la agarré. Mi ikran chilló ante el impacto y casi nos caímos, pero por suerte volvimos a retomar el vuelo. Escuché una gran explosión y vi como esa gran nave empezaba a arder por sus laterales. Salimos volando de allí, tenía que ponerla a salvo.

Cuando despertó, casi me volví a caer del alivio, pero mi orgullo no me permitió hablarle. Seguía enfadado y herido por su falta de confianza. Yo era un guerrero, próximo Olo'eytkan. No podía permitir que esto volviera a ocurrir. Y, sin embargo, actué como un skawng y me fui haciéndole creer que no quería volver a estar con ella. ¿Cómo iba a ser eso posible? Esa mujer se había metido en mis entrañas como otra parte de mí. Era mi atokirina, mi compañera, mi mujer. Nunca me iba a alejar de ella.

Así que, mientras buscaba alguna flor con la que poder volver y suplicarle que me perdone fue que sentí una molestia en el pecho. Era como una llamada. Dejándome llevar por mi instinto corrí y pude ver una atokirina flotar. Me guiaba hacia algún sitio. La seguí y pronto escuché voces. Vi, entonces, una escena que me llenó de rabia.

- ¡Suéltala! – le exigí al demonio mientras sacaba otra flecha para exterminarlo. Ella estaba tendida en el suelo, llorando. Se había atrevido a tocarla. Iba a morir.

Después, todo pasó muy rápido. 

Otra flecha atravesó su armadura y se fue hacia atrás. Apenas fui consciente cuando la arrastró con él. "No" supliqué mientras veía como ella caía por el borde. "Por favor Eywa, no". Me asomé y vi un gran corriente de agua que fluía a gran velocidad. La altura era enorme y nadie sobreviviría a ella.

 Kara apareció de pronto a mi lado, junto a ese humano Norm. Decían cosas, pero no podía escucharlos. Intenté tirarme desde el precipicio, pero me lo impidieron. Tenía que ir con ella. Debía ir a por ella. Caí de rodillas roto. Creo que grité. Supliqué a Eywa. Nunca había pedido algo con tanta fuerza y desesperación. Pero nada pasó.

La buscamos por todos lados. 

Hallamos al coronel muerto en una orilla, pero de ella no había rastro. En mi solo había un pensamiento: encontrarla. 

Pero con cada búsqueda, con cada falta de rastro, con cada intento de reconforte por parte de mis compañeros, sentía que me iba perdiendo un poco más. O tal vez, no había ya nada que perder, porque todo lo bueno que tenía, lo perdí ese día en que ella desapareció.











Y..................FIN DE LA PRIMERA PARTE

No soy fan de los finales tristes, así que este no será el final. Tengo nuevas ideas para continuar la historia. 

Sé que es muy diferente, pero espero que os guste esta versión que he creado de Avatar. Yo estoy disfrutando crearla. 


Sin más...nos veremos en el siguiente capítulo, que será publicado dentro de muy poco :)



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