Parte 12. Visitas nocturnas

499 36 0
                                    


Advertencia!!

Este capítulo posee contenido +18.


Capítulo 12. Visitas nocturnas

La noche transcurrió entre risas. Nos turnamos para bailar entre todas y Tsutey me lanzaba miradas divertidas mientras charlaba con los guerreros. Al pasar un tiempo, Ariat se acercó a su hermana para retirarse.

- Mi hermana ha bebido demasiado – me dijo Ariat. Nos habíamos quedado charlando un buen rato hasta que decidió que era hora de llevarse a su hermana, quien estaba bastante perjudicada. – Amaet, vámonos. Y tú, Kara, deberías de acompañarnos.

- Puff, pero si estoy muy bien aquí – Neytiri le dio una mirada seria y esta levantó las manos en alto – Vale, vale...

Así fue como estas se marcharon dando ligeros tumbos. Algunos ya se marchaban. Neytiri se despidió también. Tsutey se levantó despidiéndose de los que iban a quedarse a disfrutar más de la noche y nos adentramos en el árbol. Subimos por las raíces hacia la segunda planta cuando este me llevó por un sitio diferente, deteniéndose en un lugar algo oculto de la vista de los demás.

- Yo...me gustaría...entendería perfectamente que no quisieras...– comenzó con voz un tanto alterada. Empezó entonces a divagar. – Quiero decir, no planeo obligarte a nada. Solo si lo deseas...

- Estás divagando – le dije divertida.

- ¿Te gustaría...venir a mi carpa? – preguntó finalmente.

- Oh... - ni había pensado que este momento podría llegar.

- No estás obligada a hacerlo – me reconfortó pensando que me negaría – Respetaré tus deseos...

- Iré contigo – le corté. No iba a desperdiciar la oportunidad y ya éramos una pareja, al fin y al cabo.

Este me miró sorprendido ante mi respuesta y con un asentimiento me guio hacia su morada.

- Pensaba que dormías en las hamacas colgantes – recordé esas hamacas de lianas del árbol que tanta inseguridad me daban.

- Eso es porque antes estaba soltero – me explicó – el Eytukan y la Tsahik me permitieron establecer mi propia carpa familiar.

- Ya veo – me agarró la mano y pronto llegamos a una carpa un tanto alejada de los demás. Al retirar la cortina de entrada pude ver su hogar. – Vaya...

Y me encantó. Era más grande que la de Trudy y los demás. Tenía un pequeño fuego encendido en el centro rodeado de mantas de múltiples colores, así como asientos de cuero. A la izquierda había una especie de cocina rudimentaria, y a la derecha lo que parecía ser una despensa de alimentos. La carpa estaba dividida en secciones, como si fuera una tienda de campaña. En el frente había otra cortina que te llevaba al dormitorio. Di vueltas alrededor y pude ver algunos de los artículos de Tsutey. Su arco y flechas colocadas perfectamente a un lado de lo que parecía ser la cama. Había decoraciones propias del clan omatikaya, y era destacable el confort que me producía ese espacio. Al salir de la habitación pude ver a Tsutey esperándome. Me miraba expectante y le sonreí.

- Perdona por curiosear sin invitación – le dije – me gusta mucho tu hogar.

- No tienes que disculparte – me respondió mientras se quitaba algunos adornos del cuerpo y su fajín. – Es tuya ahora también.

Me sonrojé y miré hacia la izquierda, donde parecía haber otra cortina que llevaba a otra sección de la carpa.

- ¿Qué hay ahí? – le pregunté mientras me acercaba. Vi como terminaba de quitarse todo y se quedaba tan solo con el taparrabos. El corazón comenzó a acelerarse, pero intenté ignorarlo.

AtokirinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora